11/05/2025

DE NUESTRA TIERRA: LEONCIO “COPETE”GIANELLO

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Clotilde Gianello de Suárez

Compiladora

Santa Fe – Argentina

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Clotilde Gianello de Suárez

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Agradecimientos

A Dios, por haberme concedido vida para realizar esta compilación.

Al Dr. Jorge Taverna Irigoyen, por sus palabras que prologan este libro y por su

recuerdo permanente hacia Copete, el poeta ausente.

A mi hija Ana Marina, por su compañía y aliento en mis empresas.

Al personal de los archivos donde se realizara la búsqueda para reunir la actuación

y la obra de mi hermano: “Archivo Privado Dr. Leoncio Gianello” en Archivo Ge-

neral de Santa Fe y su Hemeroteca digital; Archivo y hemeroteca de El Litoral;

Museo Histórico de la Universidad Nacional del Litoral, Departamento de Recur-

sos Humanos del Ministerio de Economía de la Provincia de Santa Fe y la Biblio-

teca Pedagógica “Sarmiento”.

Clotilde Gianello de Suárez.

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Clotilde Gianello de Suárez

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Leoncio Gianello (h)

Este libro tiene por misión renovar los testimonios de una vida.

La vida de un hombre que acuñó sueños y proyectó ideales, siempre con la espe-

ranza de caminar un destino justo y recto.

Nació en Santa Fe, ciudad de la que partió para siempre cuando iba a comenzar su

cuarta década. Hoy, habría cumplido ochenta años.

Leoncio Gianello (h) nació en un hogar plácido, sin urgencias. Su padre, hombre

de la historia y la poesía. Su madre, maestra por vocación. A él le dieron el nombre

de su progenitor y como segundo el de Tomás: como si la sabiduría y la llaneza del

santo de Aquino hubieran de marcarlo. Creció en un hogar luminoso, junto a dos

hermanas que le prodigaron ternura y abrazos.

El tiempo lo fue haciendo hombre de la palabra. Hizo versos desde joven y desde

ahí, le cantó a la vida con renovados asombros.

El sobrenombre de Copete fue el que lo signó para los de adentro y los de afuera

que le conocieran. Y así, de un escenario a otro, fue construyendo -sin urgencias- las

formas del propio destino.

Formó familia y fue leal compañero y buen padre. Tres hijas, rubias como soles, le

iluminaron los ojos de una felicidad intensa.

Y continuó el tiempo tejiendo su madeja de aconteceres. En ese tiempo, trabajó y

demostró sus cualidades: siempre bien dispuesto, atento, con una afabilidad natural.

El diario, la Universidad, lo tuvieron como protagonista de años. Y siempre el poe-

ma como alimento. El poema para ilustrar el cuerpo de otras esencias. El poema

para dar otra distancia a la mirada.

Un día, imprevistamente, fue llamado por Dios. No alcanzó a despedirse: quizá su

misma vida fue una sucesión de despedidas.

Para algunos, se truncó su vida. Sin embargo, para muchos otros ya había sembra-

  1. Sembrado lo suficiente que se debe sembrar: amor, nobleza, humildad,

Esta compilación de textos y notas contribuyen -de alguna manera hay que decir-

lo- a hacer un retrato de Copete Gianello. Está hecha con palabras, claro está, como

sin duda a él le hubiera gustado. Y con memorias tenues y sin embargo compactas:

aquéllas que resisten al paso de los años y tornan a ondular en los pensamientos

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Clotilde Gianello de Suárez

eglógicos. Así, el libro nos vuelve a traerlo a nuestro lado y quizá a sugerirnos un

abrazo sutil que llega del más allá. Quién sabe si esto puede negarse como una

presencia o, tan sólo, disponerse a recibirlo. Recibirlo, no más, en estas páginas

hilvanadas con amor.

Jorge M. Taverna Irigoyen

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Biografía cronológica

1934 Nace en Santa Fe el 2 de noviembre.

Padres: Amadeo Francisco Leoncio Gianello y María de la Encarnación

Gutiérrez.

  1. Jardín de infantes en la Escuela Normal “Gral. San Martín”
  2. Empieza la escuela primaria -1er. Grado inferior- en el mismo estable-

cimiento escolar.

  1. Ingresa a 2º grado en la Escuela Provincial nº 1 “Domingo. F. Sarmien-

to” después de rendir libre 1er grado superior.

  1. Estudios secundarios en el Colegio Nacional “Simón de Iriondo” reci-

biéndose de Bachiller Nacional en 1951.

  1. Realiza estudios de Medicina en Rosario hasta junio; el 13 de este mes

se inscribe en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del

Litoral, comenzando sus estudios de abogacía que no concluye.

  1. Ingresa como periodista en El Litoral de Santa Fe.

Trabaja en distintos medios de prensa oral y escrita.

  1. Ingresa (17 de febrero) al Superior Tribunal de Justicia, Ministerio Público

de Menores.

Mención especial en el certamen porteño “Francisco Isernia” con Azúcar

quemada.

  1. Premio iniciación de la Asociación Santafesina de Escritores con Los poe-

mas del claro día.

  1. Publica el poemario Tierra entera.
  2. Contrae matrimonio con Josefa Guadalupe Robbiano.

1960 Nace su primera hija, Alejandra Viviana Clotilde.

Amoroso Alimento. Poemario en Poemas editado por la Secretaría de

Cultura de la Provincia. Incluye poemas de su autoría, de Hillyer Schurjin

y de Jorge Taverna Irigoyen.

Integra el grupo “Generación”, junto con Jorge Taverna Irigoyen, Sara Zapa-

ta Valeije, Hillyer Schurjin, Humberto Gianelloni, Graciela Lozano, entre otros.

“Generación” denominado así según el nombre propuesto por Copete.

  1. Nace su segunda hija, Silvia Patricia Corina.

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Clotilde Gianello de Suárez

1962 Nace su tercera hija, Marcela Evangelina Sara.

1965 Renuncia a su cargo en los Tribunales de Santa Fe, 1 de julio.

1966-67 Director de Difusión y Relaciones Públicas en la Municipalidad de Santa

Fe siendo Intendente José Ureta Cortés (circa agosto 1966-1977).

1969 Segundo premio. Concurso “El Litoral” en el 50º aniversario de su fundación.

Jefe de Prensa y Difusión de la Universidad Nacional del Litoral.

1971 Secretario de Relaciones Universitarias de la Universidad Nacional del Li-

toral.

1973 Primer premio provincial “José Pedroni” con La remota brasa, poemario

publicado póstumamente (1993) por sus familiares y amigos.

Colabora en las secciones literarias de distintos diarios y revistas del

país –La Nación, El Litoral, La Capital, Tarja.

También ejerce la prensa oral en radioemisoras de su ciudad.

Está vinculado a la “Maison Internationale de Intellectuels”, de Francia.

Ejerce la crítica literaria en La Capital de Rosario y en la Revista de la

Universidad del Litoral.

Participa de muestras de poemas ilustrados y de lecturas conjuntas de

poemas en el Instituto Libre de Humanidades y el Colegio de Gradua-

dos en Filosofía y Letras de Rosario.

1974 Muere el 16 de mayo. En su memoria se impone su nombre a una calle

de Santa Fe: Pasaje Gianello (h), 0201-1100.

  1. Mención especial en el certamen porteño “Francisco Isernia” con Azú-

car quemada.

  1. Premio iniciación de la Asociación Santafesina de Escritores con Los

poemas del claro día.

  1. Segundo premio. Concurso El Litoral en el 50º aniversario de su funda-

ción.

  1. Primer premio provincial “José Pedroni” con La remota brasa, poemario

que fue publicado posteriormente (1993) por sus familiares y amigos.

Distinciones


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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Homenajes

  • En el cementerio municipal, 25 de agosto de 1974. Enrique A. Smiles habló en

nombre de sus amigos, ex condiscípulos, periodistas, poetas y políticos sensi-

bles, funcionarios universitarios y compañeros laborales., mujeres y hombres de

Entre Ríos y Santa Fe,

  • “Dos poemas de Leoncio Tomás Gianello”. Homenaje de sus amigos. Santa Fe,

25 de agosto de 1974. Plaqueta.

Insertos: “De sus manos niñas”. “Eres”.

  • Homenaje del CEL (Círculo de Escritores del Litoral). Acto de recordación al

escritor Leoncio Gianello (h) a 25 años de la presentación de su libro Tierra

Entera. Pronunció un discurso la escritora Alba Yobe de Ábalo, Sala de confe-

rencias del Colegio de Escribanos de Santa Fe, 20 de diciembre de 1983.

Plaqueta. Insertos: Fragmentos de Tierra entera.

  • Mesa de Homenajes de la ASDE. Santa Fe: ASDE*, julio de 1997, p. 134-138.

Breve biobibliografía e insertos seis poemas.

Insertos: “Mendigo en la mansión”, “En los brazos llevo”, “Inapelable condena”,

“Lázaro”, “Si logras…”, “La fiera dentellada”.


  • Comentario en las solapas de Tierra entera, Santa Fe: Castellví, 1958, p.

  • “Conferencia de Leoncio Gianello (h) en el ciclo ‘Literatura en Santa Fe’”. El

Litoral, Santa Fe, 23 de octubre de 1959, p. 4.

  • “Asumió el titular de Difusión y de Relaciones Públicas”. El Litoral, Santa Fe,

agosto de 1966.

Se refiere al acto de posesión del cargo por el Sr. Leoncio Gianello (h), como

nuevo director de Difusión y Relaciones Públicas de la Municipalidad.

  • “Los premios del concurso en homenaje al 50º aniversario de El Litoral entregan

mañana”. El Litoral, Santa Fe, 15 de marzo de 1969.

Se refiere a la entrega de premios a los ganadores del concurso organizado por la

Comisión de Homenajes a El Litoral con motivo de su cincuentenario. Primer

Bibliografía sobre su persona y su obra.

Orden cronológico.

  • ASDE (sigla de Asociación Santafesina de Escritores)

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Clotilde Gianello de Suárez

Premio de cincuenta mil pesos a Rafael López Rosas; el segundo, de treinta mil,

a Leoncio Gianello (h) y el tercero, plaqueta, a Luis Fernando Gudiño; “quienes

enfocaron el tema ‘Ensayo sobre el periodismo en distintos aspectos’.”

  • GIANELLO, Leoncio (h). “Carta a Pablo Neruda”. El Litoral, Santa Fe, 22 de octu-

bre de 1973, p. 5.

  • “Premio trienal de poesía”. El Litoral, Santa Fe, 29 de diciembre de 1973, p. 4.

Leoncio Gianello (h) recibió el 1er premio por su libro (inédito) La remota brasa; Ana

María Cué el 2º premio por Tiempo ajeno (inédito) y Ferdinando Ricci, medalla de

oro por su trabajo publicado Ese pájaro llamado tiempo.

[Con fotos de los tres premiados]

  • TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. Discurso, en el sepelio de Leoncio Gianello (h), Ce-

menterio Municipal de Santa Fe, 17 de mayo de 1974.

  • ZAPATA VALEIJE, Sara. “Ulises, el navegante, ha partido”. En: “En la muerte

de un poeta”. El Litoral, Santa Fe, 16 de junio de 1974, p. 8.

Insertos: “Ascenso”, “Amoroso alimento”, “Ternura”. “Caza menor” y “Cansancio”.

  • MINUÁN (Segundo Luis Gianello). “Leoncio Gianello, (hijo), a los noventa días de su

muerte”. Paraná, 16 de agosto de 1974.

Archivo Privado “Dr. Leoncio Gianello” en Archivo General de Santa Fe

  • “Se rindió homenaje a Leoncio Gianello (h)”. El Litoral, Santa Fe, 25 de agosto de

1974, p. 9. Habló el periodista Enrique Smiles en nombre de sus amigos, ex condiscí-

pulos, compañeros de trabajo.

  • GIANELLO, Susana. “Plegaria”. Poema. El Litoral, Santa Fe, 27 de julio de 1976, p. 8.

Acto entrega de premios 50º Aniversario Diario El Litoral – Foto Archivo El Litoral

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

  • YOBE de Ábalo, Alba. Discurso en el acto de recordación al escritor Leoncio Gianello

(h) a 25 años de la presentación de su libro “Tierra Entera”. Homenaje del CEL (Círculo

de Escritores del Litoral). El Litoral, Santa Fe, diciembre de 1983.

  • SARA ZAPATA VALEIJE. “Memorias sobre Leoncio Gianello, hijo”. Gaceta Lite-

raria, Santa Fe, mayo de 1984, p. 1-2.

Insertos: “Amoroso alimento”. (p. 1). “El viaje”. (p. 2)

  • TAVERNA IRIGOYEN, J. M. “Memoria de un poeta natural”. El Litoral, Santa Fe,

16 de mayo de 1984, s/p.

  • “Premio edición ‘Leoncio Gianello (hijo) para poetas jóvenes e inéditos’. Gaceta Li-

teraria, Santa Fe, mayo de 1984, p. 10.

  • “Al premio L. Gianello (h) en poesia, convoca ASDE. El Litoral, Santa Fe, 1994.

  • TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. “Recuerdo para el poeta ausente”. Gaceta Litera-

ria, Santa Fe, 1984, s/p.

  • “Se expidió el jurado del premio edición ‘Leoncio Gianello (h)’”. Gaceta Literaria,

Santa Fe, 1984, p. 8.

  • E[dgardo]A.P[esante]. “Aporte a la difusión de la poesía joven. Tres poetas jóvenes.

María del Pilar García Facino, María Eleonora Larumbe y Carlos Felipe Italiano,

finalistas premio edición Leoncio Gianello (h), Santa Fe, Colmegna, 1984. El Litoral,

Santa Fe, 1984, s/p.

  • “Premio poético in memoriam de L. Gianello (h)”. Gaceta Literaria, Santa Fe, 1984.

  • “Libro publicado en memoria de un poeta”. Gaceta Literaria, Santa Fe, 1984, p. 12.

  • ACTIS BRÚ, César. “Veinte años de la Remota Brasa”, de Leoncio Tomás Gianello.

El Litoral, Santa Fe, 19 de diciembre de 1992, s/p. Cultural.

  • TAVERNA IRIGOYEN. “El canto de un poeta natural”. Prólogo en La remota bra-

sa, Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 7-10.

  • ACTIS BRÚ, César I. “La remota brasa de Leoncio Gianello (h)”. Gaceta Litera-

ria, Santa Fe, invierno de 1993, año 13, nº 80.

  • “Homenaje a los escritores”. Foto. El Litoral, Santa Fe, 16 de junio de 1993, s/p.

Adhesión de la editorial Colmegna para la celebración del día del escritor.

  • “Presentaciones de Libros. La remota brasa. El Litoral, Santa Fe, 24 de junio de

1993.

  • “Arte al Día. Tu Municipalidad en la

Cultura. Literatura. Presentación de La

remota brasa”. El Litoral, Santa Fe, 25

de junio de 1993.

  • “La remota brasa”. El Litoral, Santa Fe,

27 de junio de 1993.

[Se refiere a la presentación del libro]

  • “Presentaron un libro de Leoncio

Gianello (h)”. El Litoral, Santa Fe, 30 de

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Clotilde Gianello de Suárez

junio de 1993, s/p.

[Con foto de los integrantes del panel, los escritores Sara Zapata Valeije, Jorge Taverna

Irigoyen y César Actis Brú.]

Reproducido en El Diario, Paraná, 3 de julio de 1993.

  • ACTIS BRÚ, César I. “El fuego que subsiste”. El Litoral, Santa Fe, 14 de agosto

de 1993.

  • LOZANO SORIANO, Graciela. “A Leoncio Gianello (h)”. Gaceta Literaria, Santa

Fe, primavera de 1993, año 13, nº 81.

  • “Homenaje a Leoncio Gianello (h) y presentación de un libro”. Concordia, 13 de

noviembre de 1984. 2ª sec. p.16. Actualidad.

[Con foto de los oradores]

  • CASTELLI, Eugenio. Un siglo de literatura santafesina. Poetas y narradores de

la provincia (1900-1995). Santa Fe: Ediciones Culturales Santafesinas, 1998, p.

97-98.

  • “Hace 25 años en El Litoral, 17 de mayo de 1974. Leoncio Tomás F. Gianello. Su

fallecimiento”. En: “Cosas que pasaron”. El Litoral, Santa Fe, 22 de mayo de

1999, Nosotros, año 2, nº 138, p. 15.

  • SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Una brasa remota” El Litoral, Santa Fe, 10

de mayo de 1999, 1ª sec., p. 19.

Insertos: “Dos poemas de Leoncio Gianello (h). ‘Amoroso alimento’ y ‘Salmo’”.

  • ASSENZA, María B. D. de. “Un lunes singular”. El Litoral, Santa Fe, 28 de

mayo de 1999, p. 15. Cartas a la Dirección.

  • SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Recordando a Leoncio Gianello (h).” El

Litoral, Santa Fe, 12 de mayo de 2004, p. 15.

  • HERNÁNDEZ, Jorge Alberto. “Leoncio Gianello (h): Un poeta genuino”. Gace-

ta Literaria de Santa Fe. Invierno de 2004, p. 8.

Insertos: “Amoroso alimento”, “Poética”. “El costurero”, “El acróbata” e “Inapelable

condena”.

  • MIGNONE, Cintia. “Presentación de Arturo Jauretche” En “Historias colatera-

les”, 12 de febrero de 2013. http://historiascolaterales.blogspot.com.ar último ac-

ceso: 12-02-2013.

  • SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “La orilla abandonada”. El Litoral, Santa Fe,

30 de octubre de 2014, p. 18. Opinión.

Sin fecha

  • VENGHI BLANCHARD, Irma. “Recordando a Copete”. Gaceta Literaria de Santa

Fe, Santa Fe

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Bibliografía de Leoncio Gianello (h) Copete

  • Entrevista a José Pedroni.

  • Reseñas bibliográficas.

  • Ernest Hemingway, por Earl Rover, Fabril Editora, 243 páginas, Buenos Aires,

  1. En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82,

Enero – Diciembre, 1971, p. 268-270.

  • Ideologías del movimiento obrero y conflicto social, por Jorge N. Solomonoff.

Buenos Aires: Proyección, 1971, 314 páginas. En Universidad. Santa Fe: Univer-

sidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 272-273.

  • La F.O.R.A., Ideología y trayectoria, por Diego Abad de Santillán. Buenos Aires:

Proyección, 1971, 293 páginas. En Universidad, Santa Fe: Universidad Nacio-

nal del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 273-274.

  • Urquiza y el catolicismo, por Manuel E. Macchi. Publicación del Museo Justo

José de Urquiza, Palacio San José, 152 paginas. Santa Fe: Castellví, 1969. En

Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero –

Diciembre, 1971, p. 177.

  • El hombre y su medio ambiente, por Lorenzo A. García. México: José M. Cajica,

1968, 365 páginas. En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,

1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 278.

  • Urquiza, última etapa, por Manuel E.Macchi. Santa Fe: Castellví, 1871, 3ª edi-

ción, 257 páginas. En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,

1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 278-281.

  • Al acecho, poemas, Buenos aires: Hachette, 75 páginas. En Universidad. Santa

Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p.

282-283.

  • Indagaciones acerca del personaje, poemas por Ana María Rath, Colección Alto

Aire, Santa Fe, Colmegna, 57 páginas, 1970. En Universidad. Santa Fe: Universi-

dad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 283.

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Clotilde Gianello de Suárez

  • “Tanto hueso soy”. I. II. Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 9-10.

  • “Tierra entera”. Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 11-34.

  • “Árbol cantado”. El Litoral, Santa Fe, s/f, s/p.

Insertos: “Invierno”. “Verano”. “Verde I, II, III”. “Último poema del árbol”

  • “Amoroso Alimento 1. 2. 3”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960,

s/p.

También “Amoroso alimento 1” (fragmento). En: C[arlos] R[oberto] M[orán], “Déca-

da del ’60: la poesía de Generación”. El Litoral, Santa Fe, 21 de diciembre de 1985, s/

  1. La comarca y el mundo.
  • “Amoroso Alimento 4 – Amor. I, II, III”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de

Cultura, 1960, s/p.

  • “Amoroso Alimento 5”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960, s/p.

  • “Mañana”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960, s/p.

  • “El Pájaro”. El Litoral, Santa Fe, 9 de junio de 1973, p.8. Del libro inédito Mitad

del Camino. (1970-72).

  • “Carta a Pablo Neruda”. El Litoral, Santa Fe, 22 de octubre de 1973, p. 5.

  • “El viaje”. El Litoral, Santa Fe, 22 de abril de 1974, p. 8.

  • “Dos poemas de Leoncio Tomás Gianello”. Homenaje de sus amigos. Santa Fe,

25 de agosto de 1974.

Insertos: “De sus manos niñas”. “Eres”. “Eres”, también en El Diario, Paraná, 2 de

setiembre de 1974, s/p. [Con ilustración]

  • “Amoroso alimento”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Amoroso alimento, p.13.

  • “Mendigo en la mansión”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y

amigos, 1993, p. 14.

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 135.

  • “En los brazos llevo”. La Remota Brasa. Santa Fe: Edición de sus familiares y ami-

gos, 1993, p. 15.

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 136.

  • “Ternura”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amoro-

so alimento, p.16.

  • “Gallos”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amoroso

alimento, p. 16.

  • “La piedra”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-

roso alimento, p. 17

  • “Inapelable condena”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 18.

Poemas

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 136.

  • “Domingo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-

roso alimento, p. 18.

También en Suárez Gianello, Ana Marina. “Recordando a Leoncio Gianello (h)”. El Lito-

ral, Santa Fe, mayo de 2004, p. 15.

  • “El Cireneo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 19.

  • “Mañana”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 19.

  • “El Círculo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 20.

  • “Los siete jefes”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 22.

  • “JMG”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-

roso alimento, p. 22.

  • “Inundación”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 22.

  • “Preguntas”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 23.

  • “Tu lágrima”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 23.

  • “Por ti, mi corazón busca la luz”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familia-

res y amigos, 1993, Amoroso alimento, p.24.

  • “Con el hambre de los tigres”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares

y amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 25.

  • “Eclipse”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 25.

  • “Fuera de serie”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 25.

  • “Transitoria libertad”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Amoroso alimento, p. 26.

  • “Tomás”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-

roso alimento, p. 26.

  • “Caza menor”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 27.

  • “Retrato de María Guadalupe”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familia-

res y amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 28.

  • “Lázaro”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 29.

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Clotilde Gianello de Suárez

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.

  • “Villa Guadalupe”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 30.

  • “Ducha eléctrica”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 32.

  • “El costurero”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 33.

  • “Como el álamo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 34.

  • “El consejo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 34.

  • “Una pequeña canción”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y

amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 36.

  • “Dulce presión”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 36.

  • “El Salado”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 36.

  • “Espejo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 37.

  • “Despedida a un poeta”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y

amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 37.

  • “Poética”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 38.

  • “Cansancio”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 38.

  • “Hiroshima”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 39.

  • “El reparto colmado”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Amoroso alimento, p. 39.

  • “Salmo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-

roso alimento, p. 40.

  • “El amor en la orilla”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Amoroso alimento, p. 41.

  • “La copia inexacta”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 42.

  • “Hermanas del verano”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Amoroso alimento, p. 43.

  • “Ascenso”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 44.

19

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

  • “Los pájaros”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 45.

  • “Brevedad”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 45.

  • “El acróbata”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 46.

  • “Belleza suma”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 46.

  • “Ejercicio”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 47.

  • “Posibilidad de setiembre” La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y

amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 48.

  • “Generacional”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Amoroso alimento, p. 49.

  • “Si logras”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,

Amoroso alimento, p. 49.

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.

  • “El cántico persistente”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y

amigos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 53.

  • “El injusto edificio”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Gaudeamus Igitur, p. 55.

También en Sensación de Cultura. Rafaela, noviembre de 1993, nº 14, p. 29. [Con breve

biografia y foto de la tapa del libro ]

  • “El cuerpo agraviado”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 56.

  • “Diálogo del amor”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,

1993, Gaudeamus Igitur, p. 58.

  • “La fiera dentellada”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 59.

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.

  • “La habitación plural”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-

gos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 60.

  • “Salvación de la distancia”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y

amigos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 61-67.

  • “Si logras”. La Remota Brasa (poemas de 1960-72). Santa Fe: Edición de sus

familiares y amigos, 1993, p. 49.

También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.

20

Clotilde Gianello de Suárez

Libros

  • Azúcar Quemada. Mención Francisco Isernia. 1956. Inédito.

  • Los poemas del claro día. Premio Iniciación, Asociación Santafesina de Escritores.

  1. Inédito.
  • Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958.

  • La Remota Brasa (poemas de 1960-72). Santa Fe: Edición de sus familiares y ami-

gos, 1993, Premio “José Pedroni” de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia

(1973).

Poemario

  • Amoroso Alimento. En Poemas 1, Santa Fe: Dirección General de Cultura, marzo de

1960, p. 1-8. Junto con poemas de Hillyer Schurjin (Nostalgias) y Jorge Taverna

Irigoyen (Los grandes presagios).

Conferencia

  • “El Grupo Espadalirio”. Conferencia, en el Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” de

Santa Fe, 22 de octubre de 1959. En el ciclo “Literatura en Santa Fe”. El Litoral,

Santa Fe, 23 de octubre de 1959, p. 4.

Artículos

  • “Jauretche y su tiempo”. El Litoral, Santa Fe, 7 de agosto de 1973, p. 8.

Entrevista

-“El poeta José Pedroni hizo declaraciones sobre su próximo viaje a diversos países de

América”. El Litoral, 22 de abril de 1962, p. 4.

[Con foto. Debajo de la misma: “El poeta José Pedroni formula declaraciones al enviado

especial de El Litoral.] Esperanza. Leoncio Gianello (h) enviado especial”.





21

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

[…] Cuando usted visitó a mi padre él me anticipó de la amplitud de sus conocimientos

y del don –raro por cierto- de su crítica constructiva. Lo confirman sus palabras, sus

consejos y sus anhelos. Por todo ello, gracias de veras.

Ante la certeza de su juicio, me doy cuenta que es cierto el que se metiera dentro de

«mi tierra», sintiéndola suya, aunque eso no impidiera el enfoque objetivo y valorativo.

Permítame que le diga, en pocas palabras, cual ha sido el nacimiento del poema, y sobre

todo cual es mi intención en hacer poesía. Ante todo considero que existen nobles atribu-

tos poéticos como lo son la claridad, el equilibrio y la mesura graduada y voluntaria; todo

esto frente a cierto instintivismo creador que tiende a la escritura automática y que

extrae su canto de los más oscuros subsuelos de la arquitectura humana. El poeta no es

ser alado ni mitológico sino hombre pisando y pisando en firme sobre su suelo. Hay

evidentemente en la poesía un continente que escapa incluso a su contenido y que queda

en consecuencia más allá de la prolijidad y de la forma. Y eso nos lleva a que existe más

poesía en Platero y en El Principito, que en monumentales y extensos libros de poesía

exclusivamente formal, pero con ausencia total -y por paradoja- de poesía. Además es

misión del poeta el enfocar el haz luminoso sobre las cosas que lo rodean para tratar de

llevarlas en función de belleza al resto del mundo. En consecuencia por esa función de

«nombrador» de las cosas, no es posible el empleo de un lenguaje oscuro y alambicado

por el que se deba entrar al mundo poético como a un laberinto. Y el lenguaje claro y

sencillo no se logra con tanta facilidad como podría parecer, sino por el contrario traba-

jando sobre lo hecho, quitando accidentes y ramajes, mutilando el mismo fruto para

tratar de recogerlo en esencias que, en definitiva, son lo perdurable.

Y tiene usted razón. Mi canto se inicia en mí mismo y termina en mí mismo. ¿Podría

acaso llegar al canto de los demás sin partir de este previo buscarse en identidad? De ahí

entonces que el enlace de lo individual a lo colectivo sean los dos preliminares de “Tanto

hueso soy”.

Respecto de la forma, acertadamente observa usted, coincido a veces con el habla del

pueblo. Yo estoy lejos de creer serlo, pero el verdadero poeta es aquel que es viento del

pueblo y nada hay más valedero que el que a través nuestro canten voces humanas, en

gozo o desdicha. En este sentido estoy trabajando en poemas en los que añado síntesis

apretada de coros, rondas o cantos populares. ¿Me explico? Hago lo mío, pero al mar-

gen mismo del poema coloco lo que creo popular, por ejemplo una copla, que también es

mía. Le envío un poema así trabajado para que lo juzgue usted.

La acotación suya sobre “el rio es uno” se explica así. Cuando hablo del uno siempre

se refiere a la unidad esencial de la cosa. El río no soy entonces yo. Sino que, viniendo

Conceptos de Leoncio Gianello (h)

sobre Tierra Entera. *

22

Clotilde Gianello de Suárez

turbio de greda como nuestro Paraná o cristalino en su lecho de piedras como el Uru-

guay, el río siempre es una unidad. ¿De acuerdo?

Es cierto que a veces empleo vocablos “cultos”. Ello sí es un defecto, pero creo que

excusable. A veces temo ensombrecer el poema hasta con la sombra de la palabra y lo

racionalizo demasiado, ordena demasiado la sorpresa. […]

Le anuncio el nacimiento de un grupo poético: “Generación” en el que me incluyo.

Toda gente joven y empeñosa, pero entregada de lleno a esta llama que nos consume.

[…]

  • Leoncio Gianello (h). Carta a Julio C. Pedrazzoli, 3 de marzo de 1958. Archivo Privado Dr. Leoncio

Gianello en AGSF.

~*~

Comentario sobre Tierra entera.*

“Creo que Castellví –y me permito sugerírselo-, debiera interesarse por la edición

del libro de esta promesa que es Leoncio Gianello (h). Los primeros pasos son los

más difíciles, y es deber de los grandes animar el estímulo a la esperanza que crea-

mos descubrir en los nuevos valores.

Considerada la juventud del autor, el trabajo me ha parecido bueno, sorprendién-

dome el primer avance sustantivo que él acusa sobre anteriores producciones de

este lírico, lo que permite formular los mejores vaticinios sobre la labor futura del

mismo, quien tiene, a mi ver, todas las condiciones para hacer cosas perdurables.

Ya lo es este poema a que aludo, de sostenida unidad formal y temática; bello de

imágenes sobrias; de denso contenido humano y de mucha fuerza expresiva. La voz

–y esto es muy importante- es propia, sin reminiscencias, y notable la economía de

palabras con que el poeta trasmite la emoción.

Para Castellví, pienso yo, sería un honor haber dado a la estampa la primera obra

de un buen lírico de nuestra provincia.

Y si nuestra esperanza resultara frustrada –lo que sólo puede ocurrir por falta de

perseverancia, en el caso a que me refiero- nada tendremos que reprocharnos, ni

usted como editor ni yo como mentor”.

Hemos recogido estos bellos conceptos de un gran poeta amigo nuestro.

Lector, tú tienes ahora la palabra”.

*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. Comentario en las solapas del libro.

23

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

“El poeta José Pedroni hizo declaraciones sobre su próximo

viaje a diversos países de América”. *

El poeta José Pedroni formula declaraciones

al enviado especial de El Litoral.

Esperanza –Leoncio Gianello (hijo) – Enviado especial

A Pedroni se lo busca y se lo encuentra. Elena, la madre de Dulcilla, nos hace

pasar. Pedroni nos recibe cercano y humanamente palpable, con esa hermandad

luminosa que le señalara Lugones. Afuera quedan las calles limpias, las niñas en

bicicleta. Más lejos, a los costados del puñal asfaltado de la ruta que lleva y aleja de

la “boya del trigo verde, corazón de la pampa”, las praderas son trabajadas por el

hombre bajo el sol otoñal.

Pedroni, poeta señalado por la crítica como voz nacional con proyección america-

na, viajará dentro de pocos días a países de la zona del Cribe, Guatemala, Méjico,

Honduras y Colombia, en los que dictará conferencias sobre “Colonización y cultu-

ra”, “El cooperativismo y la paz”, “Sarmiento y la tierra” y “Poesía social”, envian-

do para El Litoral una serie de artículos sobre su viaje.

Entrevista con Pedroni

Foto archivo El Litoral, 1962

24

Clotilde Gianello de Suárez

Sobre el escritorio libros abiertos, correspondencia, carpetas de recortes, nos acercan

al tema. “Voy a ver y a decir lo que tenemos a nuestros hermanos de América, enten-

diendo que su suerte y su destino son nuestra suerte y destino” comienza a decir Pedroni.

“A todos los temas los vincularé con el proceso cultural de nuestra patria. A la coloniza-

ción, por ejemplo, la enfoco no sólo como un proceso económico sino como creador de

una cultura reflejada, entre otras cosas, en una temática literaria”.

La colonización

“Rivadavia, Sarmiento, Alberdi y otros anhelaron el aporte de la inmigración que trajo

disciplina constructora con su juego de ideas y un diálogo amplio de esquemas que los

gringos incorporaron a la realidad nacional. Fíjese que ese aporte masivo que inicia

Castellanos en 1856 hace nivelar luego en el período 1896-1914 las poblaciones urbanas

y rurales, con la multiplicación de colonias en las que aparece el orden con el camino, el

alambrado, la iglesia, la escuela, el diálogo y la sensibilidad de la función pública que

ansiaba Sarmiento. Entiendo que no es casual sino causal el posterior florecimiento de

hombres excepcionales como Payró, González, Groussac, Florencio Sánchez, Ingenie-

ros, Ameghino, Juan B. Justo, Yrigoyen, de la Torre, Lugones. El trabajo y la riqueza

forjan los hombres de nuestro siglo de oro. Florece la cultura, concurrente y simultánea-

mente con los fenómenos de expansión económica o con su culminación. Del aporte

inmigratorio derivan leyes fundamentales, como el voto secreto, la enseñanza común y el

matrimonio civil. Ese aporte benefició a la Nación en lo económico y cultural y, si bien es

cierto que se localizó sólo en parte de su territorio, demuestra que un federalismo econó-

mico de hecho supera al federalismo jurídico y tradicional. Vea el caso de nuestra pro-

vincia, que con 41.000 habitantes ocupaba en 1857 el penúltimo lugar entre los Estados

argentinos y en 1895, con 400.000 habitantes pasa al segundo lugar, haciéndose autóno-

ma por su economía próspera y su paralelo desarrollo cultural.

Por eso pudo decir D’Amicis que “Santa Fe era la puerta vieja de un mundo nuevo”.

Esta es la realidad de una provincia que nos enamora y nos protege con sus 40.000 km2

de cultivos”.

[…]

Parcelar la tierra

“Es importante que se evite usar la tierra como bien de renta. El tráfico del suelo no

puede subsistir. Hay que parcelar y poblar la pampa vacía. Ello se une a un proceso

cultural que debe repetirse. Lo dijo acertadamente el Rivadavia santafesino que fue

Oroño: “El lazo embrutece y el arado civiliza”.

Poesía social

“Otro de los temas que trataré –expresa Pedroni- es el de la poesía social en cuanto

ella es intérprete de los factores generales progresistas y no tendenciosa y parcial. Si

25

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

bien el arte no se crea en el vacío, sino en la realidad humana y geográfica social,, esto

no significa que la poesía se subordina a la idea aceptando un compromiso exterior que

se forma no espontáneamente. La poesía es un anhelo de comunicación del poeta que a

través de sus sentimientos interpreta los sentimientos tan comunes. Virgilio, Hernández,

Eluard, Lorca, son dolorosamente humanos sólo por obra de su temática espontánea y

sincera.

En la conferencia ejemplificaré con autores que recogieron un lenguaje popular y que

por ello viven, frente a quienes se ubicaron en el ambiente geográfico campesino sintién-

dose visitantes. A la tierra hay que vivirla con sus padecimientos y júbilos, después can-

tarla. Por la ruta del amor es que se llega a la poesía”.

Enterados de qué es lo que Pedroni dirá por América, le preguntamos sobre su labor

actual. “Trabajo –nos comenta- en un libro de poesía sobre las herramientas del hombre

que, aparecidas con las armas, marcan el progreso humano a través del tiempo. Pienso

que un par de tijeras es en nuestras manos un legado de amor del pasado”.

Ya en la calle, sin querer irnos, nos vamos. Luminosamente claras, en las primeras

sombras de la noche marcan el retorno las estrellas.

*El Litoral, Santa Fe, 22 de abril de 1962, p. 4.

26

Clotilde Gianello de Suárez

27

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Reseñas bibliográficas.

Ernest Hemingway por Earl Rovit. Fabril Editora, 243 páginas, Buenos Aires, 1971.*

Si bien demasiado reciente aún para ser ubicada dentro de la historia de la literatu-

ra contemporánea la obra de Ernest Hemingway (1899-1961) lo ha destacado –a

juicio del autor- como el escritor más importante del siglo por la influencia ejercida

que incluyó en términos generales a todos los escritores que surgieron en las déca-

das del 30 y del 40.

La vida y la producción literaria forman en Hemingway una notoria unidad ya que

el escritor encontró dentro de sí y comunicó a los lectores una tenaz actitud de

heroísmo en forma positiva eminentemente humanista. Ningún otro escritor impor-

tante del siglo XX contó como él con un público lector tan numeroso y entusiasta en

todos los niveles sociales. Ello puede obedecer al hecho de que fuera quizá el único

escritor moderno de verdadera importancia para quien el héroe vive aún. Hemingway

concede al individuo una fundamental importancia como factor decisivo en la lucha

por la existencia lo que ante la conciencia de la impotencia y desamparo del sujeto,

es sin duda una de las razones fundamentales de su vasta popularidad. Por otra parte

su estilo literario ofrece la emoción de las experiencias físicas y sensoriales a un

público cuya orientación era cada vez más insensible y masivamente aletargadora.

Hemingway convirtió el estímulo de una emoción en el lector en el punto cardinal

de su estética. Al buscar esos detalles sensoriales para provocar una respuesta emo-

cional coincide con el propósito buscado por Proust, Joyce, Mann y otros autores.

Asimismo recoge influencias de Ring Lardner; de Sherwood Anderson aprende la

técnica narrativa en primera persona y de Gertrude Stein el riguroso enfoque de su

oficio. La mayoría de los estudios sobre su estilo literario coinciden en destacar la

importancia que para él revistió su experiencia periodística realizada en el Kansas

City Star y el Torongo Star no sólo para formar su estilo de párrafos cortos y lengua-

je vigoroso, sino para descubrir los motivos ocultos que guiaban a los hombres, es

decir la búsqueda de una verdad, relativa y circunstancial, pero verdad humana al

fin.

Hasta 1924, Hemingway ya formado en una estética, avanza desde lo concreto y

particular hacia lo universal y simbólico trascendiendo el nivel descriptivo para

avanzar en la invención, es decir, en la incorporación de realidades por medio de la

creación literaria.

La “clave” de Hemingway es la ética o perspectiva filosófica a través de la cual

trata de impartir significado y valor a la futilidad aparente de la carrera vertiginosa

28

Clotilde Gianello de Suárez

del hombre hacia la muerte. También experimentará con el lenguaje y la descrip-

ción de la acción en un esfuerzo por representar simultáneamente la contracción y

la expansión de los acontecimientos, planteando en sus relatos casi siempre un con-

flicto físico entre el protagonista y un aspecto cruel de la naturaleza.

La obra de Hemingway (Tres historias y diez poemas (1923), En nuestro tiempo

(1924), Torrentes de primavera, y Ahora brilla el sol (1926), Adiós a las armas

(1929), Muerte en la tarde (1932) El ganador no triunfa (1933), Las verdes colinas

de África (1935), Tener y no tener (1937), La quinta columna y Los primeros 49

cuentos (1938), Por quien doblan las campanas (1940), Al otro lado del río, Entre

los árboles (1950), El viejo y el mar (1950)), que se complementa con Después de

la tormenta, El luchador, El río de dos corazones, La Capital del mundo, Un lugar

limpio y bien iluminado, Cincuenta de a mil, El invicto, Islas en el golfo, etc. )

puede dividirse en unos 65 cuentos, 2 obras no imaginativas y 7 novelas.

Como periodista, cazador, amante del toreo, soldado revolucionario profesio-

nal, boxeador y sobre todo como hombre testimonio de una generación rebelde, el

arte de Hemingway es el reflejo de sus técnicas progresivamente perfeccionadas de

defensa y supervivencia temporal viniendo a ser el más autobiográfico de todos los

escritores, preocupado casi obsesivamente por sí mismo y por sus propias experien-

cias, dentro de su propia creación al igual que dentro de su polifacética vida que

tronchó por propia voluntad en su hogar de Ketchum, Idaho, el 2 de julio de 1961.

Este valioso libro de Rovit se desarrolla en ocho capítulos que van desde la

ubicación de Hemingway dentro de su época, la formación de su estilo narrativo, el

extenso análisis de sus personajes tipos, las características de la obra; el “código” o

clave literaria del autor, la metafísica del tiempo, la exégesis literaria sobre la obra

y la importancia de ésta en la historia de la literatura.

La publicación de Fabril Editora resultará indispensable en el futuro para quie-

nes se acerquen al conocimiento de quien fue sin duda uno de los más importantes

autores contemporáneos.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 268-270.

~*~

Ideologías del movimiento obrero y conflicto social, por Jorge N. Solomonoff,

Editorial Proyección, 314 páginas, Buenos Aires, 1971. *

Posiblemente esta sea una de las obras más lúcidas que se han escrito acerca del

movimiento obrero argentino, su nacimiento y desenvolvimiento desde la década

del 80 hasta finalizar la primera guerra mundial.

29

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

La tesis central de la obra afirma que si bien la tendencia universal de los trabaja-

dores hacia la “integración” en la sociedad industrial trae su desradicalización en

relación a la distribución del poder y la riqueza sociales, no es menos cierto que la

exclusión de sectores sociales de un sistema global de decisión y acción tiene como

necesaria contrapartida el rechazo de toda solidaridad con los grupos dominantes y

el surgimiento del conflicto social.

Este libro analiza la estructura económica, la estructura social, los grupos gober-

nantes, las ideologías obreristas, los mensajes presidenciales y las resoluciones y

acuerdos de congresos obreros. El análisis se centraliza en la influencia de las ca-

racterísticas propias del espacio y del tiempo sobre las orientaciones ideológicas del

movimiento obrero.

La inmigración concebida para la explotación del producto marginal en espacios

abiertos cuyos límites se alcanzaron en la primera década del siglo tiene para el

autor la significación real del denodado esfuerzo de aportar la mano de obra necesa-

ria para consolidar una economía dependiente que encuentra una significativa crisis

inicial aproximadamente en 1873 resolviendo la presidencia Avellaneda abaratar el

costo de las exportaciones para mitigar el efecto externo de la crisis.

La denominada generación del 80 trazó un modelo de desarrollo que no hizo sino

consolidar esa dependencia externa. Es que eliminadas las montoneras y absorbido

ya definitivamente el interior por el centralismo la lucha por el poder se dio entre

fracciones que proceden del liberalismo político y económico y que conciben el

gobierno como misión de una clase superior, de una “elite” privilegiada. Poco a

poco comienzan a producirse las primeras reacciones obreras de índole anarquista y

marxista que son consideradas por el oficialismo como “incitaciones exóticas” apli-

cando la ley de residencia (1902) y de defensa social (1910) definiéndose las reac-

ciones sociales en términos estructuralmente conflictivos. Ese conflicto no alcanza

a ser resuelto por la aparición de nuevos sectores políticos como el radicalismo y el

socialismo que si bien recogen algunas de las aspiraciones obreras lo hacen dentro

de las reglas de juego del sistema, lo que al ser comprendido así por los sectores

obreros los mantiene al margen de la partidocracia para continuar la lucha social

dentro de sus instituciones gremiales.

Este libro de Solomonoff constituye un valioso aporte al conocimiento profundo

de esta etapa inicial del movimiento obrero argentino y de todo el marco social de la

Argentina que con optimismo –que luego se evidenció como desmesurado- comen-

zaba a desarrollarse el proyecto histórico liberal de 1880.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 272-273.

~*~

30

Clotilde Gianello de Suárez

La F.O.R.A. Ideología y trayectoria, Por Diego Abad de Santillán. Editorial

Proyección 1971, Buenos Aires, 293 páginas. *

Esta obra contribuye al conocimiento de los problemas sociales que se registraron

en nuestro país al comienzo del siglo y que tuvieron por lúcidas y combatientes

cuestionadoras a las organizaciones obreras que reflejaban en sus cuadros el sindi-

calismo revolucionario que si bien provenía ideológicamente del continente euro-

peo, encontraba en el suelo americano condiciones objetivas de sometimiento que

motivaron su nacimiento, expansión, su avance y su retroceso, pero evidenciando

siempre un arraigo profundamente representativo en el sector asalariado.

La Federación Obrera Argentina, nacida en 1891 con la unión de seis gremios, con-

vertida luego en Federación Obrera de la República Argentina, recogió las primeras

experiencias de solidaridad de la clase trabajadora que entre esa década y las primeras

del siglo mantiene numerosos conflictos que pueden ejemplificarse con la masacre de

la plaza Mazzini en 1904, las huelgas de inquilinos, sombrereros, albañiles y otros

gremios. En 1906 se registran 323 conflictos y en 1907 el número es de 254.

Los sindicatos se van nucleando en la FORA que a lo largo de sus congresos

anuales –cuyas conclusiones y temarios se reproducen en el libro- va reflejando el

incremento del descontento laboral por las condiciones infrahumanas en que se

desenvuelve la tarea del asalariado con reducidos jornales. El año 1909 sintetiza en

los 8 muertos y 105 heridos de Plaza Lorea, en la huelga general por el asesinato de

Ferrer en España, el atentado y muerte del coronel Falcón, jefe de policía en Buenos

Aires, el estado de sitio, las deportaciones en masa y las prisiones, la crisis social

del momento. La represión no hace desaparecer las causas generadoras de la cues-

tión y los movimientos de 1919 que se inician en los talleres metalúrgicos Vasena y

culminan con más de 50.000 obreros presos en todo el país, la movilización chaqueña

en los obrajes de “La Forestal” en 1921, año en que se sucede la protesta rebelde en

la Patagonia que arroja miles de peones de estancias heridos, muertos o detenidos,

hallan en estado de permanente ebullición al sindicalismo revolucionario a pesar de

sus divisiones intestinas y la falta de una adecuada organización que permita librar

con éxito una lucha definitiva y frontal contra el “sistema”.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 273-274.

~*~

31

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Urquiza y el catolicismo, por Manuel E. Macchi. Publicación del Museo Justo

José de Urquiza, Palacio San José, 152 páginas, Editorial Castellví, Año 1969. *

Esta obra del director del Palacio San José, Museo y Monumento Nacional “Justo

José de Urquiza”, cumple su objetivo de demostrar las convicciones religiosas de Urquiza,

recibidor de la doctrina cristiana desde su infancia. Esas convicciones se evidenciaron

en la actuación pública de Urquiza destacándose especialmente su intervención en el

acercamiento del Vaticano que al designar un nuncio apostólico en la Confederación

otorgó un triunfo a la diplomacia argentina.

Uno de los capítulos trata de los sacerdotes que fueron amigos y colaboradores con

el general Urquiza en diversas etapas de su vida. Entre los primeros figura el párroco

Leonardo Acevedo, quien en 1831 logró su indulto para el entonces comandante derro-

tado en el Clé. El indulto es firmado por el gobernador de Santa Fe, Estanislao López,

quien dialogó varias veces con Urquiza obteniendo un acuerdo para pacificar Entre Ríos

como paso previo a la organización del país, meta perseguida por ambos hombres públi-

cos.

La ofrenda a la Virgen del Rosario, las preces en vísperas de Caseros, la erección

de una capilla en la residencia de Urquiza, el culto rendido a los muertos familiares, las

celebraciones religiosas en San José, la obra benéfica desarrollada en favor de la Iglesia

así como su vinculación amistosa con el papa Pío IX, son otros tantos hechos demostra-

tivos de esos firmes sentimientos religiosos que acompañaron a Urquiza en su vida

oficial y en su faz privada.

En el prólogo de la obra Macchi recuerda que Urquiza fue masón habiendo recibido

el grado 33 en solemne tenida realizada en Buenos Aires el 21 de julio de 1860 junto con

Mitre, gobernador de Buenos Aires, Sarmiento y Derqui, este último ya presidente de la

República. “Indudablemente –dice Macchi- que el acto fue como una rubricación de los

felices arreglos políticos después de la batalla de Cepeda que condujeron a la reincorpo-

ración de la provincia de Buenos Aires al concierto del resto”. Macchi trae estos ele-

mentos de juicio para dejar establecida la conciliación del masonerismo con la religiosi-

dad en este hombre que tuvo tanta e importante gravitación en el país.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 277.

~*~

32

Clotilde Gianello de Suárez

El Hombre y su Medio Ambiente Por Lorenzo A. García. Editorial José M.

Calleja, México, año 1968, 365 páginas. *

Editorial Cajica de México ha publicado esta obra del Dr. Lorenzo A. García en la

que está siempre presente el enfoque humanista proyectado por la noble personali-

dad del autor, organizador en 1946 de la Escuela de Salubridad de esta Universidad.

La ecología general, la oculta armonía de las leyes de la vida, han sido violadas

por el hombre que aparece con relación a la creación en sus dos fases contradicto-

rias: una que lo muestra como el depredador por excelencia, destructor del equili-

brio vital y, la otra, como el inventor genial dominador del contorno desde las

antiguas culturas y civilizaciones hasta nuestros días. El hombre somete el contorno

natural y además cumple realizaciones espirituales de hondo contenido como la

filosofía, el derecho, el arte, las religiones.

El Dr. García reseña con singular erudición científica los elementos integrantes

del habitat natural como ser los suelos, aguas, atmósfera y clima pasando luego a

considerar la ecología humana como el estudio de la forma y desarrollo de la comu-

nidad en las poblaciones humanas.

El reto del futuro nos ofrece como cuestión fundamental y principalísima la

superpoblación y el hambre mundial como amargo flagelo, dramáticamente presen-

te en manera especial en el área de los países subdesarrollados. De la respuesta

positiva a estos aspectos cruciales depende la suerte de la humanidad.

El hombre y su Medio Ambiente es una obra básica para el conocimiento exacto

de la difícil coyuntura que vive hoy el ser humano en todos los rincones del planeta.

El tratamiento a fondo de los temas de este libro está unido a una facilidad expre-

siva que permite la rápida captación del problema por el lector.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 278.

~*~

33

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Urquiza, última etapa por Manuel E. Macchi. Editorial Castellví, Santa Fe,

1971, 3ª edición, 257 páginas. *

Este libro analiza los últimos años de la vida política de Urquiza. Una etapa discutida

sin ninguna duda, que «en el momento fue para una gran parte, especialmente los

entrerrianos, la etapa de la traición y de la apostasía política» de quien fue asesinado

por llevar adelante la política de unidad nacional, según lo sostiene Macchi. La retirada

de Pavón, las actitudes de Urquiza en las presidencias de Mitre y Sarmiento, en la

guerra civil uruguaya de 1863 y en la guerra con el Paraguay en 1865, lo desvinculan de

su pueblo, “desvinculación entre el pueblo y el caudillo que tendrá su etapa culminante

cuando el derramamiento de la sangre del prócer”.

El 11 de abril de 1870 el Palacio San José es invadido por unos 50 complotados que

dan muerte a Urquiza. El general Ricardo López Jordán, electo gobernador por la Legis-

latura, es desconocido por el gobierno nacional que interviene la provincia produciéndo-

se el alzamiento -primero de una serie- encabezado por López Jordán quien cuenta con

amplio respaldo popular. Con relación al asesinato de Urquiza, rotundamente afirma

Macchi que “puede afirmarse con certeza que López Jordán tramó y ordenó la agresión,

por lo que fue responsable de la muerte”. López Jordán tiene el respaldo de la población

y el autor se pregunta con acierto: ¿qué transformación se había operado en esa opinión

para volcarse contra su prestigioso y viejo caudillo?

Del proceso al capitán Mosqueira –quien muere durante la tramitación- se entresacan

los términos “vendido a los porteños”, “daño que el traidor Urquiza había hecho a las

provincias”, “revolución para reinvidicar derechos usurpados”, “política de decepciones”,

etc. En esos conceptos está resumida la verdadera causa de la muerte de Urquiza y las

expresiones condensan un estado de oposición preponderante de la provincia de Entre

Ríos y aún fuera de ella, dice Macchi.

Entre Ríos desde el comienzo de su vida histórica es foco de descontento por la absor-

ción económica de Buenos Aires a través de su centralismo y sobre todo del manejo de

las rentas aduaneras que configuran una política de dominación interna continuadora del

estrangulamiento económico del interior, lo que motivará –según el autor-, junto con la

falta de organización del país bajo un constitucionalismo federal, el pronunciamiento de

Urquiza contra Rosas y la derrota y alejamiento de éste luego de Caseros.

Después de Cepeda y del Pacto de San José de Flores comenzó a reaccionar contra

Urquiza el movimiento federal del interior al no obtenerse una solución más amplia con

Buenos Aires. Urquiza comenzó a ser calificado como traidor de las provincias, opinión

que se expande con más vigor cuando se produce el nuevo rompimiento con Buenos

Aires y Derqui –sucesor de Urquiza en la presidencia- inicia su apoyo en el liberalismo

porteño. Pavón desvinculó también a Urquiza de su pueblo. Combate definido en favor

de las fuerzas porteñas ante “la singular retirada de Urquiza del campo de acción con

sus caballerías triunfantes” la conducta de Urquiza es interpretada como otra claudica-

ción al porteñismo. En carta a Tomás Guido dirá luego Urquiza: “he comprometido mi

gloria, mi bienestar, mi vida quizá, lo sé, pero no me arrepentiré si eso produce ese bien

34

Clotilde Gianello de Suárez

del país que está por encima de todas las cosas”. Según Macchi el invicto general se

retira de Pavón porque cree que sus fines políticos de unidad y pacificación se cumplirán

con el triunfo de Buenos Aires. Lo cierto es que el centro de gravitación nacional pasa

del interior a Buenos Aires

El partido porteño se manifiesta también contra Urquiza en forma hiriente. Al

tratarse el tema “capital” Huergo lo califica como “enemigo nato de Buenos Aires y

de todo pensamiento de orden y libertad en la República” mientras Montes de Oca

dice: “el general Urquiza es el enemigo eterno de nuestras instituciones y libertad”.

Sin embargo Urquiza dio un apoyo constante a Mitre, presidente que para el senti-

miento provinciano es prepresentante del centralismo porteño. La revolución del

“colorado” Flores en la banda oriental realizada, según creencia generalizada, con

el apoyo de Mitre y la intervención del Brasil, fomentó mayor animadversión con-

tra Urquiza, situación a la que se sumó el bombardeo y destrucción de la ciudad de

Paysandú por la escuadra brasileña. Urquiza no había accedido al pedido de inter-

vención que le formuló el defensor de esa ciudad, Leandro Gómez: “Este hecho

cual peldaño de la escala de impopularidad provocará la tragedia del 11 de abril”.

Faltan más circunstancias. En 1865 comenzó la guerra con el Paraguay, país que

era visto como una comunidad de sangre por gran parte de la población argentina y

por casi todas las provincias. El conflicto, manifiesta Macchi, «no cuenta con el

auspicio popular y por el contrario en ciertos círculos se lo interpreta como para

defender intereses partidistas ajenos a los de la totalidad de la Nación». La guerra de

la llamada Triple Alianza es tan impopular que en las tropas entrerrianas se suceden

continuas deserciones, incluso de regimientos enteros.

Urquiza es enfrentado no solamente por la opinión de sus comprovincianos. Los

centralistas de Buenos Aires lo siguen viendo como un obstáculo, a punto tal que el

proyecto de capitalización de Rosario no fructifica por esgrimirse el argumento de

la peligrosidad que significaría la proximidad de Entre Ríos. El diputado Tejedor

dice tajantemente: “por temor al más audaz, al más poderoso de los montoneros, el

general Urquiza”.

Según sostiene Macchi la incomprensión del pueblo entrerriano para los móviles

de orden e institucionalización del hombre público llevaron a la tragedia de San

José. La afirmación podría revertirse y entonces ser Urquiza quien no comprendió

las aspiraciones populares del momento y, rota la vinculación caudillo-pueblo, cayó

en el desprestigio y fue asesinado. Posiblemente estuvieron los propósitos de Urquiza

más alla de la visión de sus contemporáneos. La explicación –así entendida- de esta

última etapa de su vida estaría dada por el predominio de su afán idealista que

chocó con la realidad. Esa misma realidad –condicionante de la posibilidad políti-

ca- que supo tan cabalmente interpretar en otros momentos de su vida pública y que

llevó a Urquiza a ser portavoz del sentimiento federalista de las provincias que

resistían el avasallamiento con el que Buenos Aires, como lo diría Alberdi, suplantó

el colonialismo centralista del vierreinato.

Macchi interpreta que al sacrificar Urquiza las reivindicaciones locales en aras de

35

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

la unidad nacional, llega el sacrificio de su vida. Tal interpretación puede ser exacta o no,

mas lo cierto es que el libro que comentamos es fiel ejemplo de un riguroso quehacer

histórico que enumera con imparcialidad dificilísimos momentos del pasado argentino.

En tal sentido Urquiza, última etapa debe ser destacado como un ejemplo.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 278-281

Al Acecho por Nélida Salvador, poemas, Buenos Aires, Hachette, 75 páginas. *

Nélida Salvador, anterior autora de Tránsito ciego, Las fábulas insomnes y Canto

de extramuros –entre otros libros- ofrece en este poemario, en un lenguaje ceñido y

de seguro fluir una cabal demostración de su quehacer poético.

Su tono es sencillo, coloquial y esa sencillez de un estilo contenido y diestro coloca los

versos por la segura senda donde el poema se torne convincente poesía.

Cada uno de los poemas encierra un ritmo interior que, unido a un certero contralor

emocional, vuelca en materia poética el mundo vivencial de Nélida Salvador.

Al Acecho ha sido editado con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 282-283.

~*~

~*~

36

Clotilde Gianello de Suárez

Indagaciones acerca del personaje, poemas por Ana María Rath. Colección

Alto Aire, Santa Fe. Editorial Colmegna, 57 páginas, 1970. *

En el prólogo del libro señala Eugenio P. Castelli que no es frecuente que un primer

libro de poemas -tal este caso- evidencie la presencia de una hondura conceptual y

firmeza en el manejo de los medios expresivos. Esa opinión inicial queda cabalmente

confirmada luego de la lectura del poemario, dividido en diez estancias en las que “la

autora emprende una profunda indagación metafísica acerca del sentido y proyección

del paso del Hombre -del Personaje- por la existencia”.

El tratamiento riguroso de la palabra configura un significativo esfuerzo que logra

proximidad con una objetivación del vocablo al dotarlo de una significación caótica -está

racionalmente controlado y en esa severidad intelectual -por momentos demasiado ex-

cesiva- es quizá donde radique la más destacada característica de esta joven autora.

El promisorio libro de Ana María Rath debe destacarse y esperar que nuevas produc-

ciones permitan un juicio crítico más exhaustivo sobre una voz lírica que aparece sellada

con una fuerte -y auténtica- personalidad creadora.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971,
  1. 283.

~*~

Último lugar, poemas, por Ulyses Petit de Murat,

Falbo Librero Editor, Buenos Aires, 93 páginas. *

Rigurosos y de denso contenido existencial estos poemas de Petit de Murat al-

canzan un clima de auténtico paisaje lírico. Los interrogantes del poeta frente al

mundo –a “su” mundo- encierran respuestas válidas emanadas de un espíritu con-

templativo que, entre elegíaco y melancólico, se ve enfrentado a un acaecer tempo-

ral fluyente “en ríos de aguas impalpables que no vuelven”. Tiempo sometido a “las

delicadas manos de las tejedoras” o abolido por “amantes tendidos a la sombra”.

Tiempo que no destruirá la materia ya que “todo fluye hacia los cuerpos de la Resu-

rrección, los cuerpos que Dios consiente para siempre en una primavera inenarra-

ble”.

Como una lúcida construcción de la palabra puede ser caracterizado este libro

que alcanza su tercera versión. Si bien la obra evidencia una unidad estilística y

37

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

temática demostradoras del oficio del autor –oficio entendido en el sentido dado por

Pavese a la creación poética –muestra asimismo algunos poemas dignos de una

gran voz lirica. Como ejemplos –no exclusivos aunque sí demostrativos- de la

poesía “habitando” el poema pueden señalarse “Final de la bella señora”, “Nace la

noche”, “Poema de la felicidad”, “La joven muerta” o “Último lugar”.

Leoncio Gianello (h)

  • En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,

1971, p. 292.

~*~

Presentación de Arturo Jauretche.*

[…]

El 28 de junio de 1971 Arturo Jauretche visitó la ciudad de Santa Fe, invitado por el

Departamento de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral.

Fue presentado por Leoncio Gianello (h) quien dijo que Jauretche era uno de los pocos

pensadores argentinos que había “comprendido la realidad nacional, deformada por

la cultura enajenante de una clase puesta al servicio de la entrega política y so-

cial del pueblo argentino, como las minorías dirigentes de un territorio ocupado”.

Agregó que “Jauretche y su generación han contribuido fecundamente a la libera-

ción espiritual de los argentinos, como el paso previo para la liberación política y

económica del pueblo nacional”. […]

Cintia Mignone

  • Santa Fe, 13 de noviembre de 2012 – http://historiascolaterales.blogspot.com.ar ~ Último acceso:

12-02-2013.

~*~

38

Clotilde Gianello de Suárez

39

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Comentarios sobre su persona y su obra.

Semblanzas y oratoria afín.

1960

“Asumió el titular de difusión y de Relaciones Públicas”.*

[…] el titular del D. E., Sr. José B. Ureta Cortés se refirió a la personalidad del

nuevo funcionario, destacando que pertenecía a una promoción de periodistas jóve-

nes, en los que depositaba su confianza como línea de continuidad con el periodis-

mo que tradicionalmente había servido a la comunidad. Finalmente el intendente

señaló la importancia que el periodismo tenía en la sociedad moderna y en el actual

momento argentino.

El Sr. Gianello agradeció los conceptos del intendente y expresó su complacencia

por colaborar con un equipo de hombres que habían dado muestras de su “insobor-

nable honradez puesta al servicio de la comunidad de la que provenían”.

*El Litoral, Santa Fe, agosto de 1966.

~*~

1974

Discurso necrológico.*

“Hermano:

Con la misma voz “hermano” con que me nombrabas siempre, vengo hoy a despe-

dirte con mi llanto de palabras. ¡Tanto que hemos usado tú y yo las palabras, y ahora

todas me parecen vacías, huecas de sonido para decirte todas las cosas que quisiera,

para escribir tus dulces vidas de hijo, de padre, de poeta, de hombre bueno y limpio.

El destino quiso que estuviéramos juntos desde chicos. Primero el barrio, después

la escuela, más tarde el bachillerato y hasta nuestros días de soldados de la patria,

nos hallaron uno al lado del otro. Cuando nacieron tus hijas, nos diste a Silvia –la

que más se te parece- para que la apadrináramos. Para mí, fue como un sello de esa

vieja y fuerte amistad que habíamos levantado como se levantan los edificios que

sobreviven a los tiempos.

40

Clotilde Gianello de Suárez

Siempre estuvimos juntos, aunque a veces transcurrían los días sin vernos, sin

oírnos, llevados de la mano dura de esta época sin concesiones. Por eso te conocía

muy bien, Copete. Sabía oír en tus silencios, recogía esa extraña sabiduría que

trasuntaban tus pausas, tus reposadas nostalgias. Vivías la vida sin rencores, con

una humildad verdaderamente franciscana. Lejos de todos los honores, habías apren-

dido que la bondad es el primer mandamiento que debe cumplir el corazón. Y lo

cumplías hora a hora, con una sencillez realmente emocionante, con una entereza

de hombre auténtico.

Como eras poeta –y de los buenos- sabías sacar fe aún de los momentos menos

propicios. Cristiano ferviente, defensor a ultranza de los lazos familiares, creías que

no estaba lejos el día augural del reencuentro entre los hermanos. Así dabas vuelta

al escepticismo de quienes pudieran rodearte y encendías de esperanza más de un

corazón.

En muchos de tus poemas (que son tal vez parte de tu vida llevada a las palabras),

nos dejas hermosas alegorías de este mundo, de sus criaturas, aún de sus posibles

paraísos. En ninguno de ellos existen sombras grises, porque tú, Copete, que tan

amigo eras de la luz, de lo que irradia verdad, no podías mentirte a ti mismo.

Yo sé que has cumplido, en este fugaz paso tuyo por la tierra, con lo que te habías

propuesto. Ser bueno, ser simple, prodigar amor a todos. Por eso, hermano, casi

llego a despedirte hoy con una sonrisa en los labios…

Que Dios Todopoderoso, te dé la almohada de paz que mereces.”

Jorge Taverna Irigoyen*

*Discurso necrológico en el Cementerio Municipal de Santa Fe, 17 de mayo de 1974.

~*~

CÁMARA *

Ayer, sorpresivamente y dolorosamente, murió Leoncio Gianello (h). Hace menos

de un mes estuvimos con él en nuestra casa, durante el curso de un acto cultural al

que había concurrido por imperativos espirituales y deberes de amistad. Como siem-

pre, llegó con la avanzada de su sonrisa buena, con la abacial suavidad de sus

gestos y ademanes, con la mano generosamente tendida, con la medida palabra

cordial. Y es que en “Copete” – como con cariño se lo distinguía -, a pesar de la

plenitud de sus 39 años, trascendía un imponderable de reposado juicio, de serie-

dad entrañable, de armónico equilibrio que ya le conocimos en la adolescencia y se

fue acentuando con el andar del tiempo. Formado en un hogar donde la labor inte-

41

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

lectual era diario ejercicio, fue poeta desde su despertar a la creatividad. Un poeta

maduro por la responsabilidad de su empeño, porque respetaba a la poesía y se

respetaba a sí mismo hasta los límites de la inflexibilidad, que lo llevaba a dejar

decantar parsimoniosamente cuanto producía. Y por eso, no obstante el éxito de su

primer libro, jamás cayó en el apresuramiento, en ese incontrolado y malsano deseo

de nombradía a cualquier precio. El día mencionado al principio, nos lo dijo con su

aterciopelado decir y con motivo de la elegía que en memoria de otro poeta que se

nos fue – Victorino De Carolis – había escrito urgido por la circunstancia dolorosa.

Leoncio Gianello (h), que hace muy poco recibió por un libro inédito el premio “Josér

Pedroni” de la Dirección General de Cultura, también se volcó fervorosamente en el

periodismo profesional y en el que derivaba de su cargo en la Universidad Nacional del

Litoral. Con su tránsito, Santa Fe pierde un valor humano definitivamente perfilado y un

poeta que creía en la dignidad del verso y en su última consecuencia premonitoria. Como

lo lloran sus padres, su mujer y sus hijas, lo lloramos nosotros, la ciudad toda…

*Comentario necrológico por Canal 13, Santa Fe, 17 de mayo de 1974.

~*~

En la muerte de un poeta.*

Leoncio Gianello (h) ha muerto. Su tránsito –que llena de soledad un ámbito que culmi-

naba en voz y canto- exige detenernos, para rendirle el homenaje merecido. Y con las

palabras que Sara Zapata Valeije ha redactado para el amigo entrañable, y con su propia

poesía –extractada de La remota brasa», libro que nos dejara inédito, premiado con el

José Pedroni-, quisimos dar arquitectura a lo que debe ser despedida y anticipo del ingre-

so de su nombre en la historia de nuestra literatura provincial.

Ulises, el navegante, ha partido

La muerte de Leoncio Gianello hijo, ha golpeado muy duro en muchos de nosotros.

Prematura y en consecuencia injusta, lo es más todavía por cuanto aún se podía esperar

tanto de su vida y de su creación. Para Leoncio Gianello la poesía estaba constituida con

la sustancia de la vida misma; su estética es una lucha en la que se intenta abolir toda

separación, toda barrera entre una y otra. No es extraño por ello –pero sí admirable- que

su vida haya sido la de un genuino poeta: luminosa, sencilla y profunda.

Los que estuvimos unidos a él en el grupo literario “Generación” conocimos la madurez

y ecuanimidad de su juicio, la generosidad y nobleza de sus actitudes y, sobre todo, la

42

Clotilde Gianello de Suárez

virtud de su exquisita amistad. Era uno de esos seres por los cuales uno agradece estar

sobre la tierra.

Mientras escribo estas pobres líneas tengo junto a mí un libro con que me obsequió

Gianello en 1958. Es un poemario de Miguel Hernández; muchos versos han sido subra-

yados por Leoncio, incluso aquel “Me llamo barro aunque Miguel me llame” que eligió

para epígrafe de su libro Tierra entera. Entre esos poemas (subrayado el título y con

signos de admiración) está la apasionada elegía que compuso Hernández a la muerte de

su amigo Ramón Seijé. Los cuatro versos finales dice de este modo el dolor que también

es el nuestro:

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero

que tenemos que hablar de muchas cosas

compañero del alma, compañero.

Sara Zapata Valeije

*El Litoral, 16 de junio de 1974.

Insertos los poemas: “Ascenso”, “Ternura”, “Caza menor”, “Cansancio”, “Amoroso alimento”.

El vino estaba sobre la mesa,

junto al pan.

Tracé una cruz sobre mi rostro

mirando la luna,

llena,

y de octubre.

Luego, mordiendo tallos,

me acosté bajo el árbol,

y ascendí por sus ramas

hasta palparte,

Dios presente

y mío

ASCENSO

43

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Podría derrumbar

tu erguida arquitectura de azucena.

Ni alto muro ni espina te circundan.

pero tardíamente del lado de las islas,

el vuelo del sirirí sigue presente en el cielo.

Queda asomada entonces a tus ojos

tanta infinita pampa de ternura

que continúas alta, sí,

no vertida aún

en los infinitos ríos

de mi sangre.

TERNURA

Estás alegre y triste y rara

Gerardo Diego.

La bandada cruzó el cielo

recordando el humo que envía

en el fuego de las islas

la sacrificada rama de la pradera húmeda.

Logré diezmarla con mis cartuchos

y al palpar el cuerpo

que no celebraría en adelante el aire

supe que también la garza

buscaba desorientada

un punto de referencia

para detener el vuelo,

aquietar el ala fatigada.

El pueblo está cansado

de palabras,

hermosas;

como un tambor destrozado

inútiles.

CAZA MENOR

CANSANCIO

44

Clotilde Gianello de Suárez

Rubio

De profundo y claro mirar

Desde los años de niño

Anduvo en Hombre y anduvo

En cosa fundamental.

(Una dulzura infinita

se le adueñó de la edad

desde el alma y por el cuerpo

en su alegre seriedad…)

Rubio

De claro, de hondo mirar

Bajo sus cielos tan puros

Caminos altos anduvo

Con toda seguridad.

(Qué cosas tiene el Copete

-se dicen padres y hermanas-

Cuando, sin ver, proseguía

mordiendo alegre su sal…)

Rubio

Rubio de la luminosa faz

Anduvo en Hombre y anduvo

Aureolando con Belleza

La tremenda realidad.

(Romance lindo la casa

Con la esposa y las tres niñas,

Lograda como el casero

Con canto, trabajo y vida…)

Rubio

Rubio argentino, además

Anduvo con paso de Hombre

Los deberes con la Patria

Y atento a la Humanidad.

(Poeta, periodista y estudioso

Abrazó la lucha de su tiempo

Y con los atributos de su estirpe

Nos dejó la lección del buen ejemplo…)

LEONCIO GIANELLO (HIJO)

A los noventa días de su muerte.

45

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Por eso suscita el canto

En la hora de la muerte:

Que Dios te tenga a su lado

Hijo, padre, ciudadano,

Varón entero y prudente…!

MINUÁN *

.*Seudónimo de Segundo Luis Gianello

Se rindió homenaje a Leoncio Gianello (h) *

“Hace poco más de tres meses el dolor del amigo que se fue nos desgarraba.

Hoy el egoísmo de quererlo aquí se ha atemperado y comprendemos que aquello fue

un paso en el camino de la felicidad hacia Dios.

Cualesquiera que fuesen la intensidad y profundidad de nuestros sentimientos, hay algo

que siempre tendremos: la inolvidable amistad de Leoncio Tomás Gianello -Copete- para

todos nosotros.

Porque ésa fue la amistad de un hombre pleno, que supo brindarse en todo: en la niñez,

a través de un compañerismo de quienes lo recuerdan en la escuela primaria; en un

sentimiento que se afirmó en la adolescencia del colegio secundario; hombre ya, cuando

frecuentó las aulas universitarias y su pluma empezó a brindarnos los poemas que refle-

jaban su intimidad, su generosa intimidad que en versos plenos nos decía que allí también

Gianello era el mismo que conversaba –otra de sus calurosas manifestaciones- con quie-

nes con él compartíamos el quehacer diario, cuando su vida transcurría en un hogar

donde su padre, su madre y sus hermanas configuraban el haz humano que era su apoyo.

Volcaba su capacidad de trabajo en los Tribunales cuando encontró el amor que dio el

fruto de sus hijas, integrando una familia que sería una de sus más grandes pasiones.

Y fue entonces, cuando todavía hombre muy joven, abrió otra de las puertas mayores

de su destino; el periodismo, a través del cual fue afirmando su condición de ciudadano.

Ya maduro, cuando su hogar y su familia seguían siendo su ponderado refugio,

volvió a pulsar la lira poética con una fuerza trascendente y un sentir profundo,

mientras abrazaba una causa popular con la que se identificaba en su permanente

búsqueda del mejor destino de liberación de su Patria.

Dios fue siempre testigo de su sentir en plenitud las doctrinas de Jesús, pues para

él ser cristiano no era un rótulo, sino una convicción.

Y fue entonces cuando estalló en todos, una tarde muy triste,

~*~

Paraná, 16 de agosto de 1974.

46

Clotilde Gianello de Suárez

La pregunta angustiosa: ¿Por qué Copete? ¿Por qué se detuvo eses corazón que había

latido en el amor, en la amistad, en la generosidad?

La respuesta corresponde a Dios que le marcó su camino, mientras nosotros aquí, con

un manojo de flores, con un bronce y con un corazón que late apasionado haciendo

difíciles las palabras, rendimos este homenaje donde compañeros de aula, amigos de

siempre, periodistas de las horas largas o de los minutos breves, poetas y políticos sensi-

bles, funcionarios universitarios de esperanzada acción, mujeres y hombres de Entre

Ríos y Santa Fe, decimos con humidad:

Gracias Gianello, gracias amigo, compañero y colega por haber sido y por lo que nos

has dejado; te quisiéramos aquí, pero como ello no es posible, pedimos a nuestro Señor

por tu luminosa paz”.

Enrique A. Smiles

*Smiles, Enrique A. Discurso necrológico en el cementerio municipal En “Se rindió homenaje a

Leoncio Gianello (h)”. El Litoral, Santa Fe, 25 de agosto de 1974, p. 9.

“Muerte: los mejores de nosotros

muy pronto parten contigo.”

John Donne

Apenas te habías ido y el viento se empeñaba

en dispersar las huellas de tu seguro paso,

y el doloroso ritmo con que te acompañamos.

Querido hermano muerto,

derrumbado en otoño,

cuánto pesa la angustia de los días

sobre los hombres buenos.

Sí, la mayor tristeza

residió en el otoño y en tu muerte,

en las desnudas manos de los árboles

cumpliendo su destino de plegaria.

Profundos muros de silencio

vedan el sitio inaccesible donde hoy naces;

están dormidas tus ciudades de infancia,

sin la presencia de su visitante.

Susana Gianello

1976

PLEGARIA *

*El Litoral, Santa Fe, 27 de julio de 1976, p.8.

~*~

47

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

1984

Memoria de un poeta natural *

[…]

Formó una familia y trabajó por ella. Transitó por el periodismo –estas mismas páginas

lo contaron entre sus diarios forjadores- y más tarde cubrió otras responsabilidades en el

plano universitario. Entra tanto escribía y soñaba con idéntico fervor. Escribía lo necesa-

rio, lo que le dictaba el corazón. Naturalmente, como se ha dicho; jamás con urgencias o

sobredosis mentales.

[…]

Su compañera y tres hijas de ojos claros, como él, supieron de la alegría –humilde,

pequeñita- que le asomó al pecho cuando aparecieron algunos de sus poemas en el

suplemento de La Nación, en La Capital o en este diario. Se le hacía como que su

sueño era compartido por otros hombres de corazón amable, como que su canto podía

de pronto ser bálsamo o refugio para cierta alma…En 1960, la Dirección General de la

provincia publicó un conjunto de sus últimos poemas, con otros de Schurjin y de quien

esto escribe. Fue tal vez, en vida, y fuera de algún aporte a antologías, su última publica-

ción.

Siguió luchando por sus ideales, tratando de armonizar la realidad con tantos sueños

inalcanzables. “-Hay niños sin panes…/ ¡Pero si el pan es uno! / Hay niños sin

panes… / ¡Pero si el horno es uno!”. Sus ojos claros no perdieron claridad, aunque

encaneciera. Siguió caminando las calles de su entrañable Santa Fe, abrazando a algún

amigo al pasar. Leyendo siempre, en la pausa de las horas. Cubriendo de apretada

caligrafía la blanca desnudez de una hoja. “Madre, / hablo otra lengua. / Decía y

digo / que soy un hilo / de cualquier bandera. / Si pudiera ser el monte, / el hacha,

/ el sudor, / la piedra. / Si supiera / ser el monte, / el hacha, / el sudor, / la piedra”.

Se murió una tarde de mayo como ésta, hace exactamente diez años. Sin molestar a

nadie: como un poeta entero. Porque a Leoncio Gianello (h) se le había cansado el

corazón. De tanto soñar.

  1. M. Taverna Irigoyen.

*El Litoral, Santa Fe, 16 de mayo de 1984.

~*~

48

Clotilde Gianello de Suárez

Memorias sobre Leoncio Gianello, hijo. *

Eso que llaman historia literaria.

En 1958, Leoncio Gianello, Jorge Taverna Irigoyen, Jorge Vázquez Rossi, Graciela

Lozano y quien escribe estas líneas, decidieron reunirse periódicamente en la casa

de Hillyer Schurjin y Tali Cabral de la Viña, con el propósito de leer y comentar las

propias poesías; creo que el origen de aquel encuentro fue una antología oral coor-

dinada por José Rafael López Rosas, de la que participé gracias a la generosidad del

querido poeta e historiador. Humberto Gianelloni, Alberto Valdés y Juan José Saer

compartieron también, en alguna ocasión, la intimidad de la casa y nuestras charlas

sobre literatura, artes plásticas, música y cine. Pronto se vió la necesidad de dar un

nombre a ese grupo que iba cohesionándose armoniosamente; hubo varias propues-

tas onomásticas, pero se optó unánimemente por «Generación», según la propuesta

de Leoncio.

Todos teníamos alrededor de veinte años, pero gracias al estímulo de los mayores

–entre nosotros recordamos particularmente a Luis Gudiño Kramer, José Rafael

Lòpez Rosas, Jorge Reynoso Aldao y Luis Di Filippo –muy pronto nos atrevimos a

difundir lo nuestro en revistas orales, salones de poesía ilustrada y audiciones radia-

les. Tal precocidad determinó que los entonces muy jóvenes poetas (por su edad hay

que mencionar también a Eduardo Gudiño Kieffer) nos sumáramos a los más expe-

rimentados escritores de la generación del 55. La literatura tenía la continuidad de

un don espiritual entre padres, hijos y hermanos mayores, con toda la efervescencia,

las rebeldías, las admiraciones y los acatamientos que la relación supone.

Recuerdos personales

Cuando memoro el pasado desde mi perspectiva adulta me asombra la iniciativa

de esos poetas adolescentes a quienes les alcanzaba el ánimo para peregrinar con

sus versos fuera de los límites de la ciudad. Los viajes y los acontecimientos ínti-

mos nos daban oportunidad para compartir la literatura con sencillas pero cálidas

celebraciones en las que nos acompañaban Tali, Quea, Pepita y Ricardo; a pesar de

la distancia rosarina, Beby ya estaba entre nosotros a través de las palabras y los

recuerdos de Jorge.

Amor, amistad, poesía, estudio, trabajo. Éste era el mundo de esos jóvenes que

quizá no sabían cuánta era su felicidad, en un momento de la historia del país que

ahora, a la distancia, nos parece idílico. ¡Cuánta paz, cuánta libertad, cuánta pasión

podía dedicarse entonces a la vida creadora! ¡Y qué bien estaba que así fuera, para

nuestra dicha!

No recuerdo un solo momento de amargura en nuestras relaciones, aunque no

éramos complacientes en nuestras críticas y autocríticas literarias. Los juicios te-

nían tal intuición que a muchos de ellos los considero válidos a pesar del tiempo

transcurrido. En Leoncio distinguí siempre la delicadeza para advertir errores aje-

49

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

nos, el equilibrio de sus opiniones, la lucidez con que era capaz de conocer nuestras

debilidades, y la generosidad paternal (¡a su edad!) para darnos estímulo. Creo que

esa madurez precoz tenía estrecha relación con la sabiduría de su padre poeta, con

las conversaciones íntimas sobre el quehacer lírico, que afianzaban en el hijo la

perspectiva decantada de la generación precedente.

Lo quisimos mucho, sí; porque lo valorábamos como el poeta genuino que era, y

porque apreciábamos la bonhomía y el humor con que atenuaba la más mínima de

nuestras asperezas adolescentes. Hasta Juan José, tan ríspido entonces que más de

una vez llegó a amedrentarme, se dulcificaba con su compañía amistosa y por el

cariño que le profesaba.

Conciencia de la vida y la muerte.

Leoncio era hondamente vital; el amor por la vida se identificaba con su poesía y

con su destino de joven esposo y padre. ¿Por qué, entonces, esa temprana intuición

de la muerte? Nunca nos habló de ella pero creo que allí estaba, veladamente. Guar-

do un ejemplar de las poesías de Miguel Hernández que me obsequió como algo

preciado, íntimo. Así lo pienso porque su letra generosa no está solo en la dedicato-

ria sino en los subrayados y signos admirativos de algunas de sus páginas. Miguel

Hernández, precisamente, el poeta de tanta vida y tanta muerte, de quien tomó unos

versos para que fuese el epígrafe de Tierra entera, su primer libro publicado:

“Me llamo barro aunque Miguel me llame.

Barro es mi profesión y mi destino…”

Y ese libro de Leoncio, tan luminoso, se abre con un poema que durante años

consideré enigmático, en el que una frase se repite como una letanía que concluye

con cuatro versos turbadores:

“Cae en mí.

Puesto que el dolor y la alegría

son dones tuyos

ábreme heridas en la carne,

levántame hacia el amanecer con pájaros.

Tienes un aliento de alto vegetal

y tu mano, en mi frente,

es una tormenta en el calor de la llanura.

Se derrama tu cabello

como una sombra de bosque o nube

y tu lágrima

es una semilla donde duermen los niños.

50

Clotilde Gianello de Suárez

Mujer, por ti mi corazón,

busca la luz,

igual que los insectos.

En la costa, los pescadores extienden sus redes

y nosotros, nuestros corazones sobre el mundo».

Mi hermano, mis hermanos

Sabe Dios cuánto me cuesta escribir estas líneas desmañadas; los lazos de la poesía

pueden ser tan hondos como los de la sangre. ¿Dónde están las nieves de antaño?,

preguntaría otra vez Villon… Los dos Jorges en mi entrañable Santa Fe, Hillyer no sé en

qué lugar de este pequeño mundo, Juan José dictando clases año tras año en Rennes,

Eduardo en la durísima Buenos Aires, y Leoncio en el corazón de mi corazón.

Vuelvo a abrir, como hace tanto tiempo, el libro de Miguel Hernández; en la página 75

están los versos de la elegía de Ramón Seijé, cuyo título señaló Leoncio con signos de

admiración:

“A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero

que tenemos que hablar de muchas cosas

compañero del alma, compañero.”

Pero sobre todo, leo los versos de “El Viaje”, que escribió en memoria de Victorino De

Carolis, tan bellos. No podría expresar de mejor manera lo que siempre sentí por su

ausencia:

Ulises, el navegante,

ha partido.

Este no es el mar.

Mas sí el río

donde la historia de la ola

mece su embate sucesivo

que sobre el tiempo

alcanza su victoria.

Aquí la mirada yace clausurada

ya que tanto más se aleja

cuánto más se aproxima su horizonte.

Así los días del hombre

51

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

que niega su orilla

y sin cómputo celestial, ciego,

confiado en profundas claridades

parte a otro puerto

sin viento favorable

mientras una voz convoca su abandono

y resucita su nombre sin canciones.

Velámenes ausentes

guían su ruta,

las sábanas del cielo

que cubren el sol

y a la sombra convocan.

La marcha no se basta por sí misma

auxilio solicita a la esperanza

para reducir en lágrimas, distancias.

Junto a la palabra lanzada

que por dicha se consume

permanece el silencio en la barranca,

torre del lino, catedral del río,

raíces despeinadas.

Ni demonio ni delirio

convocan al canto sucesivo

que lamenta la orilla abandonada.

Los dados han jugado nuestra suerte

otro viaje, sin fin, ha comenzado.

Alguien, no es Ulises,

conduce la barca hacia la muerte.

Sara Zapata Valeije

*Gaceta Literaria de Santa Fe, Santa Fe, mayo de 1984, p. 1-2. [Con foto]

~*~

52

Clotilde Gianello de Suárez

“Copete” con su familia.

Archivo familia Gianello Robbiano

Bodas de Plata Gianello-Gutierrez

Foto Manassero

53

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Busto Hoffman, 1943

Archivo Privado “Dr. Leoncio Gianello”

en Fototeca del Archivo General de Santa Fe

Firmando.

Archivo familia Gianello Robbiano, circa 1969

Acto de entrega del premio Concurso 50º Aniversario de El Litoral.

Recibiendo el premio de manos de su madre.

Foto archivo El Litoral, 1969

54

Clotilde Gianello de Suárez

Presentación de Tres poetas jóvenes. *

“Mi hijo nació el 2 de noviembre de 1934 y hoy hubiera sido abuelo, pero falleció joven,

hace diez años, el 16 de mayo de 1974. Con ese doloroso motivo lo recordaron en su

décimo aniversario, Jorge Taverna Irigoyen, su amigo entrañable, en El Litoral y Sara

Zapata Valeije destacada integrante del grupo literario que él bautizara “Generación”, en

la Gaceta Literaria.

No me permitió mi situación económica establecer una fundación que llevara su nom-

bre, pero al cumplirse los diez años de su muerte estableció la ASDE, por mi iniciativa,

este premio edición destinado a los trabajos de poetas jóvenes.

El jurado, integrado por tres escritores de gran solvencia intelectual estimò conveniente

seleccionar poemas de los tres autores que consideraron mejores y esos poemas compo-

nen este libro.

Mi hijo, “Copete”, como cariñosamente lo llamábamos familiares y amigos, sintió muy

joven el llamado de su vocación de escritor, fundamentalmente de poeta. Fue lector

incansable desde niño y llegó a poseer una sólida cultura. Recuerdo que un día de 1950,

allá en la calle Urquiza 2081 –donde nada nos sobraba pero fuimos muy felices- me

mostró, acompañado de Jorge Taverna Irigoyen sus primeros poemas.

No influyeron en su creación literaria, o al menos se desprendió muy pronto de ellos, los

predilectos de mi biblioteca: Rubén, Lugones, Nervo, Rega Molina, Pedroni, Nalé Roxlo…y

se fue por una senda nueva de poesía en busca de una identidad definidora.

Pronto empezó a publicar y pronto también llegaron sus primeros premios. Es lástima

que uno de sus libros más importantes La remota brasa, ganador del premio provincial

“José Pedroni”, permanezca aún sin editar.

Publicó Tierra entera, tan favorablemente juzgado por la crítica y dejó inéditos dos

libros anteriores Poemas del claro día y Azúcar quemada. La Dirección General de

Cultura de la Provincia publicó sus poemas de Amoroso alimento de los que dijera Sara

Zapata Valeije que “son el más espléndido testimonio de lo que puede ser un canto a la

vida”.

Copete se enamoró muy joven y muy joven también formó su hogar. Fue en él un

esposo y un padre ejemplar como lo había sido como hijo.

Al cumplirse los diez años de su muerte se convocó en su nombre a los poetas

jóvenes, y los poemas de este libro son la respuesta que tan grata le hubiera sido”.

Leoncio Gianello

*Gianello, Leoncio. Discurso en la presentación de Tres jóvenes poetas, 2 de noviembre de 1984,

tapa posterior.

55

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Jorge Taverna Irigoyen. Discurso.

Ocurre a veces, en los caminos de la vida, que uno se cruza con personas a las cuales

quisiera parecerse. No sólo las admira, sino que –además- por una razón de piel a piel se

emparenta con ellas y las sigue a lo largo de tiempos y espacios, compartiendo silencio-

samente sueños y esperanzas. Personas a las que, asimismo, el destino nos va ligando en

pequeños aconteceres y a las que, finalmente, uno siente como de la propia sangre. Para

alegría del corazón.

A mí me ocurrió esto con Leoncio Gianello (h), un hombre de espíritu claro, que pasó

por la vida “con sandalias de viento”, como diría Rimbaud. Nos conocimos de muy chi-

cos, cuando el barrio era una ocasión para la pelota y las largas caminatas de las siestas.

Hicimos juntos, más tarde, el bachillerato en el Colegio Nacional Simón de Iriondo: aquél

en cuyo patio, la fuente sonora recordaba: “Seamos puros como el agua”. En esa época,

nuestra amistad se afianzó, más allá de la circunstancialidad de ser condiscípulos; y en

ello contribuyó mucho el hecho que tanto él como yo habíamos descubierto, a más de la

lectura placentera de la poesía hispanoamericana, el embriagante placer de escribir un

poema o arribar a la perfección de un soneto.

Como todos los ciclos se cumplen, el día llegó en que debimos despedirnos los compa-

ñeros de aquella camada. Pero ocurrió que tanto él como yo elegimos ir a estudiar

Medicina a Rosario, circunstancia que volvió a unirnos en la vida. Pasaron los años,

Gianello retornó a Santa Fe, yo continué mis estudios. Pero un día el Ejército nos llamó

a sus filas para cumplir con el servicio militar postergado. Y entramos ambos tardíamen-

te al cuartel, cuando ya las clases habían sido incorporadas. El destino volvía a unirnos,

convocados por el clarín de la Patria.

Hacia 1957, comenzamos a reunirnos varios poetas jóvenes en casa de Hillyer Schurjin.

Estaban Sara Zapata Valeije, Graciela Lozano, Jorge Vázquez Rossi, además de Copete

y yo. Y compartimos hermosísimos sueños, tejimos largas tertulias de diálogo y polémica

y fundamos un grupo que se llamó “Generación”, que sembró algunas semillas en el

medio, pero que por sobre todo contribuyó a que maduráramos espiritual e intelectual-

mente.

Con Copete Gianello seguimos estando cerca siempre, aunque no nos viéramos. Él,

trabajando en lo suyo, lector paciente, poeta de canto alegórico. Yo cumpliendo con mi

misión profesional y tratando también de cantarle a la vida. Un día, nos dio a mi mujer y

a mí a su hija Silvia –la que más se le parece- para que la apadrináramos en la cristian-

dad. Y seguimos unidos siempre: en los sueños y en las realidades, aunque a veces los

caminos nos llevaran por rumbos distintos.

Cuando su pulso se truncó prematuramente, sentí que algo se había ido de mí. Él era

más que un amigo; “hermano”, me llamaba frecuentemente. De ahí que su partida enlu-

tara doblemente mi corazón y enmudeciera mi voz y mis sentidos.

Hoy, Leoncio Gianello (h) es el recuerdo fragante de una conducta ejemplar; hombre

56

Clotilde Gianello de Suárez

de principios, que formó un hogar, trabajó en la vida con disciplina y obstinado rigor y

halló la felicidad plena en el ejercicio de la poesía, como auténtica estética de la razón

vital. Su camino sereno, su horizonte claro, no hacen sino perfilarlo con aún más vigoro-

sos trazos, dentro de ese oficio de vivir que Cesare Pavese analizara tan puntualmente.

El poeta que hay en él revela matices que van más allá de toda categorización. ¿Cómo

ubicarlo, cómo ponerle un sello a Leoncio Gianello (h) si su forma de estar en la palabra,

si su sentimiento para dar testimonio, están mucho más allá de la circunstancialidad de

un estilo o del formulismo de una corriente? Él es un puro, dentro del canto; un hombre

que llega a las metáforas y a los símbolos desprovisto de todo efectismo, dentro de una

genuinidad tan embargante como avasalladora.

Alguna vez lo he llamado “poeta natural”, un poco en oposición a aquello que Paul

Valery reconocía respecto de sí mismo: “Es curioso, yo soy un poeta artificial”. Nuestro

Copete es prístino y está alimentado por las esencias de las cosas, por la misma fuerza

de los elementos, por los ciclismos de la Naturaleza. Nada en él es afectado, producto de

la elaboración calculada y rígida. Su poesía goza de los favores de la luz y del aire, y

tanto es luminosa como fresca; tanto es color, como música. Porque es una poesía hecha

de abiertos simbolismos, en que cada palabra es el diapasón exacto de una idea, de un

estado anímico, de una celebración. Y entonces es cuando el poeta dice: “Madre, hablo

otra lengua. /Decía y digo/ que soy un hilo de cualquier bandera. / Si pudiera / ser

el monte / el hacha / el sudor / la piedra”.

Hay poetas por necesidad y poetas por esfuerzo. Gianello pertenece a los primeros. Él

necesita decir, gritar, exhortar, con toda la fuerza de sus pulmones. Y lo hace a veces con

alegría y a veces dolorosamente, aunque sienta y sepa que su actitud no puede tener otra

alternativa más que la de pronunciarse con claridad sálmica. “Hay niños sin panes…/

¡Pero si el horno es uno!” Claridad sálmica que a veces envuelve a sus palabras de un

halo místico, de fuerza reverencial. Es muy emocionante oírlo en «De sus manos niñas»,

cuando describe a sus tres hijas mujeres: “Sobre la mesa mis hijas / dejan caracoles

/ todavía húmedas pasionarias / en que descubren las espinas / y la sangre de

Cristo. /Colocan los dátiles / que de árbol quitó la tormenta. / Como un arco iris de

colores / revive el bosque, /construye de nuevo el universo. / De sus manos niñas /

ofertan dibujos recién terminados / y carozos de damascos y de duraznos / se

unen a multicolores y hermosos insectos / a refrescantes uvas, a rojas flores de

ceibo. / Convocadas por el alba / han recogido juncos en la playa. / Desde sus

tempranos corazones / celebran el nacimiento del día”.

El humor de Bernard Shaw afirma en su acidez que “los poetas hablan consigo mismos

en voz alta y el mundo los oye por casualidad”. Tal vez hoy ocurre eso porque el hombre

ha perdido conciencia de lo que es belleza, porque ha olvidado el peso específico de lo

espiritual, porque vive de engaño en engaño, de falacia en falacia. Olvidados de lo verda-

dero, de lo que permanece, de lo que no es pura materia, vagamos en medio de la

desesperanza. Pero todavía los poetas son los que interpretan a los dioses, como adver-

tía Platón. Poetas como Leoncio Gianello, que llevan la cruz de cantar ardorosamente

prendida al corazón.

Porque este amigo nuestro, tan entrañable, fue lo que debía ser, sin renunciar jamás a

57

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

su destino. Por eso, si yo esta noche tuviera que retratarle fielmente, con palabras exac-

tas como las que él usaba, recurriría ni más ni menos que a uno de sus propios, últimos

poemas: aquél que se llama “Eres”: “Eres un pájaro / cantando en las colinas; / una

encendida rama / que toma alimento / del verano. / El cielo crece / de tus manos /

que ordenan el mundo. / Dulce abeja / me donas tu cuerpo / de espada fulgurante.

/ Tu suspiro enciende las estrellas. /Con tu llanto está regado el Génesis. / En el

viento del este perdura tu cabellera. / Ahora haces nacer / la luna brota sobre / /

los depósitos de granos. / ‘No es un milagro’ –dices-. / Vuela un pájaro / de tus

ojos”. Porque también todo hombre que forja la poesía, que bebe la poesía, es un dios a

su manera. Dios porque genera nuevos ritmos y descubre nuevas armonías; dios porque

inventa sus propios génesis; dios porque recorre un calvario de ingratitudes y de olvidos:

algo así como el que lo oigan a veces por casualidad, «de tanto hablar consigo mismo en

voz alta”, como decía Bernard Shaw.

Copete Gianello nos ha dejado ejemplos en su vida y en su obra. No necesitó usar alta

voz para que lo oyéramos. Ni tampoco requerir de brillos fatuos para que advirtiéramos

su presencia. Caminó ésta, su Santa Fe tan querida, y desde aquí formuló en palabras un

auténtico sueño de amor. En él permanece y vuelve a vivir para todos nosotros.

*Discurso en la presentación de Tres jóvenes poetas en la Bolsa de Comercio de Santa Fe, noviem-

bre de 1984.

~*~

Libro publicado *

Con motivo de cumplirse diez años del fallecimiento del poeta Leoncio Gianello

(h) nacido en nuestra ciudad el 2 de noviembre de 1934, la Asociación Santafesina

de Escritores, por iniciativa de su padre, el Dr. Leoncio Gianello, presidente de la

entidad, llamó a concurso a los poetas residentes en la provincia de Santa Fe, sin

libro publicado y de hasta 30 años de edad. El premio, consistente en la edición de

un poemario, fue declarado desierto por el jurado que integraron Elda Massoni

(Rafaela), Eugenio Castelli (Rosario) y Lermo Rafael Balbi (Santa Fe) , que otorgó

tres menciones, recomendando la edición de una selección de textos de cada uno de

los poemarios. Así lo aceptaron la ASDE y el Dr. Gianello, donante del premio, y de

esa manera se publicó Tres poetas jóvenes, libro integrado por trabajos de María del

Pilar García Facino –de Reconquista y 22 años de edad- María Eleonora Larumbe –

residente en Rosario y 20 años- y Carlos Felipe Italiano –también rosarino y 30 años

de edad.

*Gaceta Literaria, Santa Fe, noviembre de 1984.

Se insertan poemas (seleccionados) de cada uno de los tres poetas jóvenes.

58

Clotilde Gianello de Suárez

Homenaje a Leoncio Gianello (h) y presentación de un libro*

[…]

Para trazar una semblanza del desaparecido escritor habló el Dr. Jorge Taverna

Irigoyen; lo hizo refiriéndose al amigo y al poeta “hombre de principios que formó un

hogar, trabajó en la vida con disciplina y obstinado rigor y halló la felicidad plena en el

ejercicio de la poesía, como auténtica estética de la razón vital”. Más adelante, el disertante

dijo que “el poeta que hay en él revela matices que van más alá de toda categorización.

¿Cómo ubicarlo, cómo ponerle un sello a Leoncio Gianello (h) si su forma de estar en la

palabra, si su sentimiento para dar testimonio, están mucho más allá de la circunstancialidad

de un estilo o del formalismo de una corriente? Él es un puro dentro del canto; un hombre

que llega a las metáforas y a las alegorías desprovisto de todo efectismo, dentro de una

genuinidad tan embargante como avasalladora”.

Más adelante Taverna Irigoyen observó que “hay poetas por necesidad y poetas por

esfuerzo. Gianello pertenece a los primeros. Él necesita decir, gritar, exhortar, con toda la

fuerza de sus pulmones. Y lo hace a veces con alegría y a veces dolorosamente, aunque

sienta y sepa que su actitud no puede tener otra alternativa más que la de pronunciarse

con claridad sálmica”.

[…]

*El Litoral, 5 de noviembre de 1984.

~*~

1985

Los grupos literarios en Santa Fe – Década del ‘60: la poesía de “Generación”

[…]

“El grupo estuvo compuesto por Leoncio Gianello (hijo), Hillyer Schurjin, Sara Zapata

Valeije, Jorge Taverna Irigoyen, Jorge Vázquez Rossi y Graciela Lozano a los cuales se

uniría más tarde Humberto Gianelloni. Sin integrarse plenamente al grupo asistirían a

algunas de sus reuniones Juan José Saer y Alfredo Ariel Carrió, entre otros.

[…] También había contactos con escritores de relevancia nacional. […] “Copete”

Gianello, por su parte, mantenía permanente comunicación con Leopoldo Marechal y

César tiempo. […]

  1. R. M.

*El Litoral – La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 21 de diciembre de 1985

por C[arlos]R[oberto]M[orán]

59

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

1992

Veinte años de la Remota brasa

de Leoncio Tomás Gianello *

Gracias a los buenos oficios del Prof. José María Junges, celoso curador de una de las

copias ha llegado a mis manos La Remota brasa, conjunto de poemas fechados entre

1960 y 1972 y firmados por Leoncio Gianello (h).

La Remota brasa obtuvo el premio trienal “José Pedroni” 1973 cuyo jurado estuvo integra-

do por Emilio Alejandro Lamothe, Alejandro Nicotra y Cayetano Córdova Iturburu.

Sus cuarenta y cuatro páginas contienen dos secciones: la primera se inicia con “Amo-

roso alimento” –que en 1985 fuera publicado en el Suplemento Cultural de este mismo

diario- y se cierra con “La Remota brasa” que da título al conjunto; la segunda lleva un

título unificador “Gaudemus Igitur” (que puede traducirse por “así pues, alegrémonos”) y

comienza con “El cántico Persistente” para concluir con el extenso “Salvación de la

distancia”.

Como es sabido, Leoncio “Copete” Gianello perteneció al Grupo “Generación” –que

integraron además Jorge Taverna Irigoyen, Sara Zapata Valeije, Hillyer (y Talita) Schurjin,

Graciela Lozano, Humberto Gianelloni, Jorge Vázquez Rossi, Clelia Cominetti y Alberto

Valdez- y publicó hacia 1958 el libro de poemas Tierra entera, y en 1960 con Taverna

Irigoyen y Schurjin Poemas.

Poeta desde siempre –creo que todo poeta lo es “desde siempre”-, a los diecinueve

años aparecen en lápiz en un libro (La tragicomedia de Rostand, Cyrano de Bergerac)

(1), en las páginas blancas algunos poemas datados en 1953; por ejemplo: “Cuando

tú regreses, amor / a la tibia casona solariega / se quebrará el silencio que en ella

reina. / Y volverá a sentir el corredor / de nuevo tu pisada fresca”.

En otros, el trabajo del lenguaje se hace más elaborado: “Palidece el otoño en las

ventanas / y vuelven los días maduros y grises / y me siento solitario, triste / como

un lento repique de campanas”.

El hallazgo, de eso se trata, de “La remota brasa” nos reencuentra con ese poeta

adolescente que perduró en el corazón del adulto hasta que ese apasionado corazón

se detuvo, poco tiempo después de haberlo terminado, en 1974.

“Padre mío, (dirá en “Mendigo en la mansión”, de ese brillante conjunto de poe-

mas) compañero mío / que me enseñaste a amar al poema / igual que a un crucifijo,

/ hoy elijo mi destino de papel / sin renegar de tu nombre / con el que abrí puertas,

/ con el que también fui rechazado. // Es de mi vida mentida que reniego / de mi

traición a la mansa, / palomera poesía, / exiliada señora en mi recinto. // De mi

propia oscuridad vacilo, no de tu fulgor padre mío. // De ahí que con este poema /

participado con la sangre y con Dios, / escrito con el alma a cuestas, / tu hermano

menor / tu hijo devotísimo, penetra desnudo a la luz y la tiniebla, / mendigo en la

mansión de la palabra».

60

Clotilde Gianello de Suárez

No es solamente el escogido vocablo para traducir el «senso» poético lo que conmue-

ve en la poesía de Gianello, tampoco es solamente ese mismo «senso» claramente volca-

do en un «tempo» apropiado y (como suele decirse en los casos de los buenos poetas)

también «inevitable», sino su ternura y su piedad que afloran incluso en los de fuerte

contenido social.

En “Ternura” (precisamente que lleva una frase liminar de Gerardo Diego: “Estás

alegre y triste y rara”) dice: “Podría derrumbar / tu erguida arquitectura de azuce-

  1. / Ni alto muro ni espina te circundan. // Pero tardíamente, del lado de las islas,

// el vuelo del sirirí sigue presente en el cielo”. Y en el titulado “JMG” dedicado a su

esposa. “Tenés // las manos // tibias, / regresás / de / acariciar palomas.” Y en “Tu

lágrima”: “Tu lágrima / -de duración más breve / que el relámpago- / pesa como

montañas, /edificios y ríos subterráneos. // Tu lágrima / -de duración mayor / que

las tormentas- es más liviana / que el adiós / de tu pañuelo / y que tu voz / cuando

rezas”.

Como anticipadamente dijimos, en los poemas de denuncia –incluidos en su casi

totalidad en “Gaudeamus Igitur”- también la piedad y la ternura de su corazón de

poeta fluyen armoniosas: “Vienen los estudiantes / (dirá en “El injusto edificio”)

afirman que quieren un mundo mejor / que el ofrecido. Que el mundo es imperfecto

/ es cosa sabida desde la construcción inicial / cuando nacía la tierra árboles

como rayos profundos. // Desde que Dios sosegaba caos celestiales / y separaba el

día de la noche, / desde ese vamos, / condenados a habitar el valle de lágrimas, / un

ángel de espada fulgurante nos lanzó del paraíso. // Mutilados del ala acostumbra-

da / caídos en el injusto edificio / donde es cotidiana la sorpresa / del cruel desarro-

llo de los animales menores / y del hombre, / nos hace faltar primero / la revolución

profunda / en el corazón tuyo y mío, / un resultado distinto en el teorema del alma”.

Podríamos seguir ofreciendo todos y cada uno de los 61 poemas que componen La

remota brasa para deleite de los lectores que ignoran su existencia porque permane-

cen aún inéditos. Editarlos es otra empresa –y me parece- ya en concreción o en

vías. Bástenos por el momento poner de pie a este poeta santafesino que nos sigue

diciendo más allá del tiempo y del espacio gracias a la solidaridad y a la memoria.

César Actis Brú

*El Litoral, Santa Fe, 19 de diciembre de 1992.

~*~

61

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

1993

El Canto de un Poeta Natural *

Paul Valery reconocía: “Es curioso, yo soy un poeta artificial”. Porque para la poesía,

también existen ciertos órdenes voluntarios que hacen a la esencia de la realización en

sí. Leoncio Gianello (h), en cambio, era un poeta natural.Pero no un poeta natural en

estado salvaje, un poeta como aquéllos que definía Claudel respecto a Rimbaud: “Un

mistico en estado savaje”. No, Gianello, era un poeta natural por fuerza de sus entrañas.

Subía a la poesía no principescamente, sino en estado de desnudez total. Humildemene

adánico. En un cierto virginalismo, tanto más embargante cuanto más a borbotones le

salía el canto de adentro. De muy adentro.

Hay hombres predestinados. Y él fue un predestinado para el canto, para ese poema

diario, compañero, que llamó “amoroso alimento”. Compartió el mundo de las palabras

con las lecturas frecuentes de Shelley, de Byron, de Keats, de Elliot, y se sacudió en

temblores al identificar no pocas luces propias con las de Machado, Hernández, Huidobro,

Neruda, como si un hilo mágico hubiera unido sus voluntades de ver el mundo y a los

hombres, con una óptica de fantástica sabiduría.

Leoncio Gianello (h), auténticamente, nació poeta. Caminó las calles de su Santa Fe

natal con ese asombro desmaterializado que tienen los poetas naturales. Y accedió a la

vida con recta mansedumbre, entendiendo que el Gran Hacedor no es el que distribuye

verdades y omisiones, el que premia o que castiga, sino es el propio hombre el que

entrecruza los caminos y olvida su dignidad. En muchos aspectos, así de sencillo, se

puede decir que fue un puro. No sólo un hombre bueno, solidario, justo. Fue un puro, que

tuvo el privilegio de entender un lenguaje que no todos los hombres son capaces de

recibir: el de la palabra convertida en canto. El de la palabra hecha energía, carne, vuelo,

suspiro.

Integró un grupo literario que se llamó “Generación”, allá hacia fines de la década del

’50. Y sumó inquietudes con Sara Zapata Valeije, Hillyer Schurjin, Graciela Lozano,

Humberto Gianelloni y quien esto escribe. Además de las tertulias y las esperanzadas

lecturas con Juan José Saer, Jorge Vázquez Rossi y algunos otros de las nuevas genera-

ciones de entonces.

En 1956, su libro inédito Azúcar quemada recibió una mención especial en el certa-

men porteño Francisco Isernia. Un año más tarde, otro poemario inédito, Los poemas

del claro día, obtuvo el premio iniciación de la Ascociación Santafesina de Escritores.

En esos días, con secreta felicidad, fue reuniendo algunas de sus páginas más prístinas,

casi transparentes, para darles cuerpo de libro, Y apareció en 1958 su Tierra entera,

bajo el sello editorial Castellví. A partir de 1960, su poética se profundiza y adensa. Sin

dejar de fluir la ternura, el asombro, la luz casi mística, el pensamiento que lo guía se

interna por senderos de reflexión profunda, de grito, a veces de denuncia. Sin ser un

poeta social (género con el que raramente concilió), no le dio la espalda a problemas y

hechos de la vida diaria. Poeta vivo, no podía desoír los reclamos de la calle, vendarse

62

Clotilde Gianello de Suárez

los ojos ante la injusticia. Son los años en que escribe “Mendigo en la mansión” (“hoy

elijo mi destino de papel”), “La piedra” (“pero colocada en mí / tanta piedra por

dentro”), “La cicatriz” (“La cicatriz no sangra / llévola por compañera”).

El poeta, sin proponérselo, toma una estatura distinta. Es testigo y da testimonio. Canta

y a veces llora, como otra forma del canto. Pero siempre su palabra es augural, sálmica,

con una cadencia y casi una aureola mágica. Sus poemarios irradian una instransferible

belleza, un permanente canon de armonía; a veces, hasta un estilizado paso de danza…

Cada palabra exacta como fiel de balanza. Sin la grandilocuencia de metáforas innece-

sarias. La luz con su exacto reflejo. El mensaje en su dimensión.

Son los días de “Amoroso Alimento”, de “El círculo” (“La herida” – “El tiempo” – “La

cicatriz”, de “Hiroshima”. En este último poema, escrito en 1960, Gianello advierte: “De

haber sido elaborado hoy, la denominación sería Vietnam o Trelew; y de estos

nombres más seguramente el segundo, por ser dolor argentino y por ello más cer-

cano”.

En “Salmo”, el poeta canta dulcemente: “Multiplica mis panes, / Sólo conozco la

fruta y la leche / por la humildad de tu beso/ y es antigua mi hambre. /Hazme

liviano. Quiero beber / el cielo y la nube / para no extrañarte luego. / Lavántame.

No supe / resistir el peso / celestial en la carne. / Estoy sobre la nieve / aviva mis

hogueras”… “Soy una cicatriz en tu memoria / y cerraste mis llagas / con la reli-

quia milagrosa de tu canto / cuanto tu nombre regocijaba mi palabra”.

Toma a veces, circunstancialmente, temas o paisajes urbanos, del río, la atmósfera

en fin que lo contiene y deslumbra. Pero ello es sólo pie para que su espíritu devuel-

va imágenes de convocante temperatura emocional. (“Caza menor”, “Inundación”,

“Villa Guadalupe”, “Los pájaros”, “El Salado”.)

Pero es el amor el que nutre los versos más plenos de esos años. El amor hecho

ríos, hecho nubes, nunca distancia. Un amor que crece sin desbordarse, que da un

tiempo a la palabra, que da un ritmo a la cadencia formal de las asociaciones. (“El

verano crecía en nosotros / igual que en la hierba/ y el amor iluminaba nuestras

almas que no tenían entonces la dureza de la roca”). (“La memoria es más fiel / que

la posibilidad de la gloria”). (“Entonces, encendida en tu vientre / la cálida rosa

del amor / comienza a dar su aroma / un simple, reciente plato de manzanas…”).

Pero al lado del amor hay un sufrimiento constante, un «dolorido sentir», que

Gianello no se esfuerza en descifrar, sino que simplemente lo canta. A veces, es la

muerte presentida, en la forma de un epitafio posible. A veces, el dolor frente a los

que no tienen voz. Otras, la imprecisión de Dios que lo asalta y a la vez lo conmue-

ve: de rodillas.

Un poema que escribe hacia 1970, “La remota brasa”, es el que da título a este

poemario que, dos años más tarde, reunirá en libro inédito y presentará al concurso

de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, para optar al premio “José Pedroni”:

máximo galardón en el terruño. El poema en sí, toda una definición, todo un derro-

tero de vida, todo un asumir de conciencia, remata en sus versos finales: “También en

nosotros, sedientos infinitos, / distraídos en asuntos extraños a nuestro vivir / el

63

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

mundo es una brasa remota de la sangre / y en la duda de ser o no ser/ dilapidamos

con demasiada prisa / nuestra hacienda”.

El libro con que Gianello concursó en ese momento, que obtuvo el lauro por

mayoría de los miembros del Jurado y que hoy sus amigos editan finalmente, ha-

ciendo honor a su memoria de poeta natural, se cierra con un cántico definitorio y

prácticamente global: “Gaudeamus Igitur”. Lo integran, casi en un todo, poemas

dictados en un tiempo difícil, de enfrentamientos fraternos, de dolor y muerte. Sin

embargo, el poeta no carga las tintas ni oscurece su estro. En una síncopa casi bíbli-

ca, descubre victorias y derrotas en la igualdad de los cuerpos, espacios que se

quiebran, naturalezas que pierden sus esencias quizá para siempre. Gianello usa

frecuentemente las palabras edificios, estudiantes, fusil, destino, exilio, muerte. Pero

su poesía no pierde frescura ni transparencia sensible ni aura. Es el poeta que vive

su país, que se conduele ante los enfrentamientos, que se angustia por los abismos

de la irreflexión. Pero es “Salvación de la distancia” una alegoría de presente ante el

futuro, lo que cierra su libro. Un poema total, (para decirlo con palabras que en el

mismo están incluídas), en el que la esperanza surge y resurge, la dulzura de la vida

recomienza y un secreto júbilo busca almohada en el corazón del poeta.

La remota brasa (1960-1972) es quizá lo más significativo de su producción poé-

tica. En este libro, Gianello asume en totalidad su oficio de revelador, de médium

agudísimo de nuestras realidades y nuestros estados más profundos. Es también, sin

saberlo, premonitoriamente, un adiós definitivo. Quedaron seguramente algunas

hojas pergeñadas en un cajón de su escritorio, en las manos de una hija, en el envío

a algún amigo…Pero en esta “Remota Brasa” late toda la dimensión del poeta, toda

su fresca voluntad de irradiación, todo el sentido-sentimiento de Vida con mayúscu-

la, que Leoncio Gianello (h) supo testimoniar con valentía y cristiana humildad.

J.M. Taverna Irigoyen

*Taverna Irigoyen, Jorge. La remota brasa. Santa Fe, editado por familiares y amigos, 1993,

p.7-10.

64

Clotilde Gianello de Suárez

“Éramos jóvenes

así lo decía nuestra piel inquieta

y esa sombra ardiente de luces y vuelo.

Llevábamos puesto

el sabor que tiene la magia de un sueño.

Crecer en el verbo,

amar la palabra,

inundar de música la sangre y el tiempo.

Llenar nuestra sed

de mañanas plenas

y cubrir de voces el largo silencio

arrogancia ingenua

de los años nuevos.

Leoncio,

cabalgaste rápido

el finito límite de tu propio eco.

Nosotros quedamos

hilvanando días,

floreciendo siempre en todos tus versos”

Graciela Lozano Soriano

(Buenos Aires, 14/7/1993)

A Leoncio Gianello (h)*

*Gaceta Literaria de Santa Fe, año 13, nº 81, primavera de 1993.

~*~

65

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

“De antiguas hogueras.

La remota brasa (II)*

La remota brasa. Leoncio Gianello (h). Serv. Graf, Santa Fe, 1993. Grabados

de Mele Bruniard. Prólogo J.M. Taverna Irigoyen

“De la memoria viene

este patio del verano abierto

que en provincia nos crece.

Renombrado suceso,

nombrado manzano,

ovillo del tiempo…”

Estos versos de La Remota brasa, libro que reúne poemas de Leoncio Gianello

(h) escritos entre 1960 y 1972 (poco antes de su muerte), pueden servir de excusa

para referirnos a este «recobrado suceso» en que una voz se actualiza. La poesía

finalmente siempre se abre paso y así nos llega este libro, editado recientemente por

familiares y amigos del poeta, quienes bien pueden afirmar, con Gianello, que «la

memoria del amor es más fiel / que la posibilidad de la gloria».

Han querido estas personas recobrar este puñado de poemas (que además mere-

ciera el primer premio de poesía “José Pedroni” de la subsecretaría de Cultura de la

Provincia, de 1973), que hoy nos llegan como una “brasa remota”, una evidencia de

que aquí hubo fuego. Para una Santa Fe que se ha jactado intelectualmente de ser

tierra de cuentistas y narradores más que de poetas, y que efectivamente –salvo

contados casos- no tienen una tradición lírica arraigada, recoger una de las voces

propias tiene ya valor en sí.

Y La Remota Brasa es una acabada antología de la poesía de Gianello, un poeta

que Jorge Taverna Irigoyen -desde el prólogo de la obra- acertó en llamar «natural»,

según una clasificación que utilizara hace mucho Juan Ramón Jiménez y que opo-

nía a la de “poeta de tinta” o “poetas profesores”. La idea del poeta natural se asocia

con el impulso creador mismo, con los sentidos y la intuición más que con la razón.

Acertadamente también, Taverna Irigoyen (que integrara con Gianello y Sara Za-

pata Valeije –entre otros- el grupo “Generación”, allá por los fines del ’50) señala

que la condición radica más en la actitud de pureza del poeta frente a las cosas (y su

elevación al canto), que en la fluidez con que el poema encuentra las palabras que lo

escriben.

Precisamente la pureza, la actitud de mirar las cosas sin preconceptos, es una de

las cualidades que más puede celebrarse en este poemario. El poeta “penetra des-

nudo a la luz y a la tiniebla / mendigo en la mansión de la palabra” y esta visión

asegura una transparencia y un tono límpido que atravesará toda la obra, aún en

aquellos pasajes –en la parte final del libro, que coincide con los difíciles años del

66

Clotilde Gianello de Suárez

comienzo de la década del ’70 –en que los poemas tienen mayor anclaje en la reali-

dad, incluso social, que antes soslayaba.

Es que en buena parte de La remota brasa se canta lo natural desde la pura –no

inocente- aspiración del descubrimiento, desde la elevación de los objetos y mo-

mentos cotidianos, también de la naturaleza circundante, a categoría lírica. Ese in-

tento de celebración, ese natural esfuerzo, aparece mucho más consistente que la

intención de plasmar un poema o que en la escritura misma. De allí que los versos

de la mirada y lo visual, la adjetivación mesurada, la construcción simple, la ausen-

cia de metáforas serán una saludable constante en este libro.

Pese a que encontraremos vastas y clarísimas alusiones paisajísticas (el litoral. La

laguna, las islas, el Salado, Coronda, el sirirí, el dorado, etc.) y concretas referencias

históricas (los siete jefes, que conmovieron el aire “con la fría víbora de los puña-

les”), no es Gianello un poeta “regional”, al menos no en el sentido que habitual-

mente se le otorgaba a la categoría en el herrumbrado marco de clasificaciones de

ese tipo, que algunos persisten en sostener, incluso en los planes de estudio. Para

quienes creen que un poeta santafesino deberá forzosamente cantar pajonales y ba-

ñados, la lectura de Gianello es aleccionadora: el paisaje, el «color local» está don-

de debe estar, presente sin fanatismos, más poesía que poética y, además, con una

natural “universalización” (las comillas intentan denunciar la precariedad de con-

cebir obras literarias en esos términos) en forma de reflexiones. La bandada de aves

que el cazador diezma en el poema “Caza menor” pueden ser patos crestones o

faisanes, el rio puede ser el Salado o el Yang Tsé, pues importa más la certeza de que

el ave en realidad “buscaba desorientada / un punto de referencia / para detener el

vuelo, / aquietar el ala fatigada”.

Pero esas cuestiones no están planteadas, sino que son más bien impertinentes

licencias de quienes leemos. La verdad es que Gianello –y allí radica su pureza- está

más atento a cantar lo que ve y siente que a pontificar o radicar sentencia sobre ello.

Así enfrenta los grandes temas (el amor, Dios, la muerte, el entorno, la familia)

afirmado en la sola fuerza de una visión reposada, de una mirada amable sobre las

cosas.

Casi lógicamente, pero esto también corre por cuenta de la arbitraria facultad del

lector, se advierten hoy algunas influencias de época –inevitables por otra parte- en

la obra de Gianello.

Neruda, Juan Ramón Jiménez, especialmente Huidobro, quizás Gerardo Diego,

parecen ser algunas de las lecturas subyacentes que logran filtrar algún elemento,

algún giro, algún perfil –nunca esencial, la referencia tiene el relativo valor de un

mero señalamiento- en la obra del santafesino.

Por último, rescatar una vez más lo que tiene de mágico e importante la recupera-

ción de la propia palabra poética. Leoncio Gianello escribió una despedida a un

poeta que no conocemos, pero que puede ser él mismo: “Hoy que es tuya / la habi-

tación de esta tierra / colocada con fervorosa piedad / sobre tu cuerpo, / una voz

escogida / entre el acaecer / de voces / nos falta en este anfiteatro del mundo/…”.

67

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Sin embargo, la “memoria del amor” obró para que tengamos un registro fiel de lo

que fue esa apagada voz del poeta. Hoy se nos aparece esta remota brasa para dar

testimonio de que aquí, con sus calores, destellos, reverberaciones e incluso con sus

destinos de fría ceniza, hubo fuego.

Néstor Fenoglio

*El Litoral, Santa Fe, 11 de diciembre de 1993, p. 4.

1994

Poemas

Hay volúmenes que encaran lo poético como un modo abarcante de la comunica-

ción y del amor. Tal el caso, de La remota brasa de Leoncio Gianello (h), publicado

en Santa Fe por un grupo de amigos (poetas, intelectuales) que recopilan la obra de

este autor, escrita entre 1960 y 1972. Desaparecido muy joven, su obra recupera las

más hondas corrientes de la poesía castellana. Su título alude a varios universos

simbólicos. La brasa del canto (de la cual habló el simbolismo hispánico como

brasa imperecedera). La brasa que quemó como revelación, siendo zarza ardiente.

Lo imperecedero de la materia poética. La poesía es puente; restauración del len-

guaje; en la común unidad del poeta y el lector. “Por qué eres materia tan apta para

el amor? ¿Cómo es posible la vida en las rosas de tu pecho ¿Quién hace en tus ojos

la lluvia del oeste? ¿De qué hierba se hace tu palabra?” El poemario nos trae un

universo reconstituido para la armonía y el amor.

Ricardo Zárate.

*La Capital, Rosario, 17 de abril de 1994.

~*~

1997

[…]

La poética de Gianello (h) tiene un acento bíblico, con una frecuente referencia

a los signos de la trascendencia en lo cotidiano. Sus versos respiran gratitud por la

Creación y también una intensa pasión por la justicia.

Colaboró en diarios y revistas de nuestro país y parte de su producción permane-

ce inédita.

~*~

68

Clotilde Gianello de Suárez

Presentamos aquí poemas de su libro La remota brasa, donde se pueden apreciar

las características que hemos apuntado. Sin grandilocuencias, pero con precisión,

Gianello capta los vínculos de lo creado con el Creador.

  • Mesa de Homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 134.

1998

7.2. El grupo “Generación” *

[…]

También integró este grupo Leoncio Gianello (h) (1934-1974); desaparecido cuando

aún su juventud hacía esperar de él una obra amplia y valiosa, publicó en 1957 Los

poemas del claro día.

Había en él una permanente aproximación nostálgica a las cosas provincianas, a los

elementos míticos unidos a los recuerdos de infancia, a la naturaleza, aun en sus poemas

de amor; sus poesías se hacen ligeras, pero profundamente hondas por su tono casi

elegíaco.

En 1993 se publicó una edición póstuma de su poesía inédita, titulada La remota bra-

sa; en el prólogo a este libro, Jorge Taverna Irigoyen señala que “La remota brasa

(1960-1972) es quizá lo más significativo de su producción poética. En este libro, Gianello

asume en totalidad su oficio de revelador, de médium agudísimo de nuestras realidades

y nuestros estados más profundos. Es también, sin saberlo, premonitoriamente, un adiós

definitivo. Quedaron seguramente algunas hojas pergeñadas en un cajón de su escrito-

rio, en las manos de una hija, en el envío a algún amigo…Pero en esta Remota brasa

late toda la dimensión del poeta, toda su fresca voluntad de irradiación, todo el sentido-

sentimiento de Vida con mayúsculas que Leoncio Gianello (h) supo testimoniar con

valentía y cristiana humildad.”

De este volumen rescatamos el poema que sirve de apertura, titulado “Amoroso

alimento”:

~*~

De la memoria viene

este patio del verano abierto

que en provincia nos crece.

Renombrado suceso,

nombrado manzano, ovillo del tiempo.

Amoroso alimento,

como el pan que en el agua se dilata

tu amor crece en mi pecho.

En geográfica carta

navegas por la vena. Y te derramas.

69

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Si te nombro madera

es por irte tallando en mis objetos.

Si enumero la abeja,

si muriendo me crezco,

me destinas amoroso alimento.

Mojado de mi boca

doy tu nombre a los tallos verticales,

naciente cosa hermosa.

Con perfiles de llave

en tu vientre maduran las edades.

Amorosa colmena,

tal la rosa de octubre levantada

en hazañas de siembra.

La brújula temprana

señala tu colina. Rama en gracia.

*CASTELLI, Eugenio. Un siglo de Literatura Santafesina. Poetas y narradores de la provincia

(1900-1995). Gobierno de Santa Fe: Ediciones Culturales Santafesinas, 1998, p. 97-98.

1999

Una brasa remota*

“Gianello era un poeta natural por fuerza de sus entrañas. Subía a la poesía

no principescamente, sino en un estado de desnudez total”.

Jorge Taverna Irigoyen

El 16 de mayo se cumplen 25 años de la muerte de Leoncio Gianello (hijo). Familiares

y amigos lo llamábamos “Copete”, sobrenombre sencillo y gracioso que no refleja la

profundidad de este poeta. Se pueden leer, garrapateados sobre las hojas amarillas de

algunos libros de literatura o de historia, los primeros intentos del poeta adolescente que

empezó a escribir desde muy joven, como si supiera que el tiempo para él, iba a ser más

corto .

Integró el grupo literario “Generación”, junto a Graciela Lozano, Sara Zapata Valeije,

Humberto Gianelloni, Hillyer Schurjin, Jorge Vázquez Rossi y Jorge Taverna Irigoyen –

su entrañable amigo. En 1956, su libro inédito, Azúcar quemada recibió una mención

especial en el certamen Francisco Isernia; en 1957 obtuvo el premio iniciación de la

~*~

70

Clotilde Gianello de Suárez

ASDE por Los poemas del claro día. Un año más tarde, editorial Castellví publica

Tierra entera.

La remota brasa, su último libro, recoge los poemas escritos entre 1960 y 1972, y

obtuvo, en el año 1973, el premio provincial José Pedroni, de la Subsecretaría de

Cultura de la Provincia. Este libro fue editado por sus familiares y amigos, veinte

años después, para que volviera a escucharse su voz de poeta.

Esa voz nos cuenta de los primeros recuerdos de patios provincianos y de confi-

dencias: “De los labios se nos derramaban / celdas colmadas, palabras que busca-

ban / su destino de ser eco de un paladar tibio” (1), de la necesidad del alma de

seguir su «destino de papel» y volcarse en palabras: “De ahí que con este poema /

participado con la sangre y con dios, / escrito con el alma a cuestas, / tu hermano

menor, / tu hijo devotísimo, / penetra desnudo a la luz y la tiniebla, / mendigo en la

mansión de la palabra” (2).

En sus poesías “Copete” Gianello celebraba la vida, su “amoroso alimento” y los actos

cotidianos. Poeta de la naturaleza buscaba a dios, que intuye presente aun en las cosas

más sencillas: “El vino estaba sobre la mesa, / junto al pan. / Tracé una cruz sobre

mi rostro / mirando la luna, / llena, / y de octubre. / Luego, mordiendo tallos, / me

acosté bajo el árbol / y ascendí por sus ramas / hasta palparte, / Dios presente y

mío” (3)

De su preocupación y dolor por los que sufrían las injusticias de la sociedad de su

tiempo surgieron “El Cirineo”, “Hiroshima” y “El canto persistente” de Amoroso Alimen-

to.; “El injusto edificio”, “El cuerpo agraviado” y “La fiera dentellada” de Gaudeamus

Igitur.

“También en nosotros, sedientos infinitos, / distraídos en asuntos extraños a nues-

tro vivir, / el canto es una brasa remota de la sangre / y en la duda de ser o no ser /

dilapidamos con demasiada prisa / nuestra hacienda” (4). No dilapidó su hacienda,

sino que la multiplicó en poesías que muestran una percepción madura y muy pro-

funda de las cosas. Tampoco traicionó a la «mansa palomera poesía», sino que le

infundió nuevos fuegos y la hizo arder y ardió él mismo en palabras hasta extinguir-

  1. Murió el 16 de mayo de 1974, a los 39 años. “Sí, la mayor tristeza / residió en el

otoño y en tu muerte”, expresaba una de sus hermanas, Susana Gianello, en el poema

“Plegaria”.

Al cumplirse un mes de su muerte, su amiga Sara Zapata Valeije, publicaba en El

Litoral un artículo que lo recordaba: “Los que estuvimos unidos a él en el grupo

Literario “Generación” conocimos la madurez y ecuanimidad de su juicio, la gene-

rosidad y nobleza de sus actitudes y, sobre todo, la virtud de su exquisita amistad.

Era uno de esos seres por los cuales uno agradece estar sobre la tierra”.

En “Despedida a un poeta” Gianello (hijo) escribe: “Hoy que es tuya / la habita-

ción de esta tierra / colocada con fervorosa piedad / sobre tu cuerpo, / una voz

escogida entre el acaecer / de las voces / nos falta en este / anfiteatro del mundo / en

el que el hombre es aún / lobo para el hombre / y escasa mano un nido”. Nos falta la

voz de Copete, su mano amiga que despilfarraba amistad, pero nos queda su canto, esa

71

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

brasa remota que sigue ardiendo en sus obras, haciéndonos ver el mundo con voz de

poeta y entibiándonos el corazón a los que tanto lo quisimos.

Ana Marina Suárez Gianello

Referencias

1) de “Hermanas del verano”.

2) de “Mendigo en la mansión”.

3) de “Ascenso”.

4) de “La remota brasa”.

*El Litoral, Santa Fe, 10 de mayo de 1999, p. 19, 1ª sec. [Con foto]

Insertos dos poemas de Leoncio Gianello (h) “Amoroso alimento” y “Salmo”

Hace 25 años en El Litoral

17 de mayo de 1974*.

Leoncio Tomás F. Gianello. Su fallecimiento.

Una vida volcada con profunda vocación y sensibilidad al quehacer literario y

periodístico, fue la de Leoncio Tomás F. Gianello, fallecido ayer a los 39 años,

víctima de un síncope cardíaco.

Fue amigo generoso y leal, y como tal lo conocimos en El Litoral donde fue

periodista consagrado a la información general, entre 1961 y el año pasado, cuando

dejó estas tareas, para dedicarse con mayor plenitud a su cultivo de las letras, en un

entusiasmo renovado, tras un alejamiento de lo que había sido su vocación juvenil

que le mereciera compartir el primer premio del certamen que para poesía realizó

en 1956, la Asociación Santafesina de Escritores por vez primera, para luego publi-

car Tierra Entera, a través de Editorial Castellví de nuestra ciudad.

  • “Cosas que pasaron. Noticias del siglo”. Nosotros. Santa Fe, 22 de mayo de 1999, p.15.

Publicación semanal, año 2, Nº 138. Producción de El Litoral Argentino.

~*~

~*~

72

Clotilde Gianello de Suárez

Un lunes singular

Señores directores: ¿lunes? ¡sí! ¡Lunes! Sin embargo, el diario viene alado, poético,

cuasi musical…No es un día cualquiera, y la emoción me embarga, porque en la página

19 resplandecen brillos de una remota brasa…y la poesía que es canto de belleza, me

trae a la memoria la palabra del gratificante Taverna Irigoyen de la que extraigo un

párrafo: “…en toda esta Remota brasa late toda la dimensión del poeta, toda su fresca

voluntad de irradiación, todo el sentido: sentido-sentimiento de vida con mayúsculas que

Leoncio Gianello (hijo) supo testimoniar con valentía y cristiana humildad”.

Corro a buscar aquellas fotos un tanto amarillentas (sacadas por mis alumnos) ¡Sí!

vuelve la evocación emocionada y agradecida: fuimos a El Litoral en calle San Martín y

¡cómo nos atendía! Sigo recordando…mi búsqueda era profunda y él se brindaba con

esa “cristiana humildad” de la que habla Taverna. Quería que él explicase a mis alumnos

la diferencia entre escritor y periodista. Íbamos con nuestras “propias ideas” en la tarea

de investigación realizada ya, pero era necesario que él nos diera más elementos. Ben-

digo hoy junto a la bella nota homenaje de Ana M. Suárez Gianello su paciencia, su

ternura, su claridad y vuelve aquel “Si logras…”. “Si logras permanecer en recogida

vigilia de palabras, donación realizas a ese mundo donde despreocupados en

seleccionar sus disfraces adoptan tus hermanos falsos gestos y cultivadores de

extraviadas devociones se exilian de un reino de verdad y de amor.” Nunca tan

oportuno este poema para este presente que a veces nos da ganas de gritar; Leoncio, te

venero en el recuerdo, tal como afirmó Pedroni “La gloria no es más que un verso

recordado…”. ¡Bravo! Estás vivo en tus versos y en nosotros y te admiramos por haber

tenido en tus manos La remota brasa sin quemarte…

[…]

María B. D. de Assenza.

*El Litoral, Santa Fe, 28 de mayo de 1999, p. 15.

~*~

73

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

2004

Recordando a Leoncio Gianello (h). *

Temprano levantó la muerte el vuelo.

Miguel Hernández

Leoncio Gianello (h) – nuestro Copete –, murió a los 39 años un 16 de mayo. Después

de 30 años, este aniversario de su muerte coincide con un domingo que, como en su

poema, hace que en la tarde cansada también nosotros nos quedemos sin sonrisas.

Una tarde del año 50, acompañado por su amigo Jorge, le leyó a su padre sus primeros

poemas. Poco después, su amor por la mansa, palomera poesía lo acercó a otros

escritores como Sara Zapata Valeije, Hillyer Schurjin, Graciela Lozano, Humberto

Gianelloni, Jorge Vázquez Rossi y Jorge Taverna Irigoyen con quienes formaría el grupo

“Generación”, a finales de los ’50. Y siguió su camino de versos: a los libros inéditos como

Azúcar quemada (1956), Los poemas del claro día (1957) y Mitad del Camino (1970-

1972), se sumarían Tierra entera, editado por Castellví, en 1958; Amoroso Alimento, del

año 1960 y La Remota Brasa, Premio “José Pedroni” del año 1973, publicado por amigos

y familiares en 1993.

En 1984, por iniciativa de su padre, estableció la ASDE un premio edición “Leoncio

Gianello (h)”, diez años después de su muerte y al cumplirse los cincuenta de su naci-

miento. En la contratapa del libro editado se leen las palabras emocionadas que recuer-

dan al hijo poeta: Mi hijo, «Copete», como cariñosamente le llamábamos familiares

y amigos, sintió muy joven el llamado de su vocación de escritor, fundamentalmen-

te de poeta. (…) No influyeron en su creación literaria, o al menos se desprendió

muy pronto de ellos, los predilectos de mi biblioteca: Rubén, Lugones, Nervo, Rega

Molina, Pedroni, Nalé Roxlo… y se fue por una senda nueva de poesía en busca

de una identidad definidora. (1) Esa identidad poética lo acercaba más a Miguel

Hernández y a Antonio Machado, por la claridad del verso casi desnudo de adjetivos y

por el impacto de la palabra elegida con minuciosidad de artesano. En sus poemas es

fácil encontrar al hombre cabal y profundo que él era. Despojada de adornos pero fecun-

da de nuevas imágenes, su poesía todavía resuena en el corazón y facilita el reencuentro;

pero Copete también retorna por los caminos que trazan las palabras de los otros. Y así

vuelve, niño, en el poema Plegaria de su hermana Susana o sigue navegando, como

Ulises, nuestros itinerarios de recuerdos en los artículos de Sara Zapata Valeije y César

Actis Brú. El “hermano” Jorge Taverna Irigoyen, que lo despidió en nuestro nombre ese

otoño triste, trae siempre de vuelta al poeta ausente. Ninguno deja que se apague la

remota brasa del canto.

Entonces y ahora, muchos años después, es como si su destino de papel siguiera

cumpliéndose porque entre sus claras poesías y entre lo que otras voces han dicho de

él, aparece esta carta, fechada 3/9/58 y dirigida a Juan C. Pedrazzoli en la que se

intuye el poeta que Gianello (h) llegaría a ser y las ideas germinales de su obra

posterior: (…) por esa función de ‘nombrador’ de las cosas, no es posible el empleo

de un lenguaje oscuro y alambicado por el que se deba entrar al mundo poético

74

Clotilde Gianello de Suárez

como a un laberinto (…) Mi canto se inicia en mí mismo y termina en mí mismo.

¿Podría acaso llegar al canto de los demás sin partir de este previo buscarse en

identidad? (…) coincido a veces con el habla del pueblo. Yo estoy lejos de creer

serlo, pero el verdadero poeta es aquel que es viento del pueblo y nada hay más

valedero que el que a través nuestro canten voces humanas, en gozo o desdicha

(…).

Toda su poesía es una profesión de fe de este credo. Con laboriosa, artesanal pacien-

cia desanuda la madeja de palabras y en la claridad del verso va “nombrando” las

cosas. Así aparece el amor por su esposa: Puesto que el dolor y la alegría son dones

tuyos / ábreme heridas en la carne, / levántame hacia el amanecer con pájaros (2)

;

los gestos cotidianos de sus tres hijas: Sobre la mesa mis hijas / dejan caracoles, (…)

Convocadas por el alba / han recogido juncos en la playa. // Desde sus tempranos

corazones / celebran el nacimiento del día (3) o el recuerdo de patios santafesinos: De

la memoria viene / este patio del verano abierto / que en provincia nos crece. /

Recobrado manzano, ovillo del tiempo (4)

.

En ese buscarse en identidad y descubrirse irremediablemente poeta le dirá a su

madre en Tierra Entera, el primero de sus libros: Madre: / hablo otra lengua. (…)

Hay un hombre / cara al viento / que dice: / “Conozco tu lengua”. / Oigo su voz /

que me habla / y va abriendo las puertas. / Una paloma me nace / Una paloma me

vuela; y al padre, poeta también: Padre mío, compañero mío / que me enseñaste a

amar al poema / igual que a un crucifijo, / hoy elijo mi destino de papel (5)

. En sus

poemas cantó el hombre de su tiempo e indudablemente se hizo viento del pueblo

en “Carta a Pablo Neruda”, en “El Cirineo”, “Hiroshima”, “Inundación”, “Cansancio. . .”

Pero Leoncio Gianello (h) no solamente acusa y reclama, también aparecen en su

obra poemas como “Amoroso Alimento”, “Villa Guadalupe”, “El Salado”, “Salmo…” de

celebración intensa de la vida, que se acabó tan pronto para él, pero que sigue la-

tiendo mansa y buena en sus versos.

Temprano levantó la muerte el vuelo, dirá Hernández en la “Elegía” dedicada a su

amigo Ramón Sijé, y en el caso de Leoncio Gianello (h) también es cierto. Ese

otoño del 74, como en la elegía, estaba desatenta la vida. A Copete, que se adelantó

y nos espera, siempre lo recordamos porque lo tenemos en el corazón, en las pala-

bras de los otros, pero sobre todo en sus poesías.

Ana Marina Suárez Gianello

(1) ASDE (1984) Tres Poetas Jóvenes. María del Pilar García Facino, María Eleonora Larumbe,

Carlos Felipe Italiano. Santa Fe, Colmegna, 1984.

(2) “Por ti, mi corazón busca la luz”,

(3) “De sus manos niñas” en “Dos poemas de Leoncio Tomás Gianello – Homenaje de sus amigos”.

(4) “Amoroso Alimento”.

(5) “Mendigo en la mansión” en La Remota Brasa

  • El Litoral, Santa Fe, 12 de mayo de 2004

75

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Domingo por la tarde.

Horizonte hecho con papel de cometa.

Tarde cansada. De tan cansada, quieta.

Silencio. Murieron las sonrisas nuestras.

Estás hecha de miel y azucena

sobre una tarde de color violeta.

Tres poemas de Leoncio Gianello (h)

Domingo – A Juan Ramón Jiménez

(…)

Que haya niños

con pan

– que el horno es uno –

repartido por la mano

del hombre

que es uno.

Porque sí.

Porque tengo la mano abierta

no alzo la rosa.

Hoy que es tuya

la habitación de esta tierra

colocada con fervorosa piedad

sobre tu cuerpo,

una voz escogida

entre el acaecer

de las voces

nos falta en este

anfiteatro del mundo

en el que el hombre es aún

lobo para el hombre

y escasa mano un nido.

Que la rosa

amanezca.

Que sí.

Que me levanté

y cantaba.

Que sí.

Que una voz

me alumbraba

Despedida a un poeta

De Tierra Entera

76

Clotilde Gianello de Suárez

Leoncio Gianello: Un poeta genuino*

…El 16 de mayo de 1974, a los 39 años, moría en Santa Fe, Leoncio Gianello (h), cuya

vida fue volcada con profunda vocación y sensibilidad al quehacer poético y periodístico.

Integrante del grupo literario “Generación”, junto a figuras como Jorge Taverna Irigoyen

(su entrañable amigo), Sara Zapata Valeije, Graciela Lozano, Humberto Gianelloni y

Jorge Vázquez Rossi, allá por los fines de la década del 50, “Copete” Gianello (como

cariñosamente se lo conocía) fue un ejemplo de humildad y consagración a la vida (su

amoroso alimento), además del concepto íntegro que tuvo de la verdadera amistad.

En noviembre de 1984, con motivo de un homenaje ofrecido por la Asociación

Santafesina de Escritores (ASDE), en el cincuenta aniversario del natalicio del poe-

ta, se presentó un volumen correspondiente al premio edición que llevaba su nom-

bre, a expensas de una iniciativa de su padre, el renombrado historiador, poeta y

prosista Leoncio Gianello. En esa oportunidad Jorge Taverna Irigoyen señaló, entre

otros aciertos, que “hay poetas por necesidad y poetas por esfuerzo. Gianello perte-

nece a los primeros. El poeta que hay en él revela matices que van más allá de la

categorización. ¿Cómo ubicarlo, cómo ponerle un sello a Leoncio Gianello (h) si su

forma de estar en la palabra, si su sentimiento para dar testimonio, están mucho más

allá de la circunstancialidad de un estilo o del formalismo de una corriente? Él es un

puro dentro del canto, un hombre que llega a las metáforas y a las alegorías despro-

visto de todo efectismo, dentro de una genuidad tan embargante como avasalladora”.

Autor de varios libros de poemas , con premios y distinciones, en 1973 su obra La

remota brasa obtuvo el Premio Provincial de Poesía “José Pedroni”, otorgado por la

Subsecretaría de Cultura de la Provincia, editado por familiares y amigos, veinticin-

co años después.

Valga este pequeño recuerdo como un homenaje de la Gaceta Literaria de Santa

Fe a este amigo y colega que permanece alojado en nuestros corazones.

Jorge Alberto Hernández

*Gaceta Literaria de Santa Fe, invierno de 2004, p.8. [Con foto] Insertos sus poemas “Amoroso

alimento”, Poética”, “El costurero”, “El acróbata” e “Inapelable condena”.

~*~

77

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Es primavera, pero quiero recor-

darte Copete, como te conociera aquel

primer verano…la brisa de la maña-

na acariciaba tu pequeño cuerpo que

se esforzaba por descender la barran-

ca hacia la playa. Y era triunfal tu son-

risa cuando te erguías firme y decidi-

  1. Tenías cinco tiernos años. Te mi-

raba hacer castillos en la arena (luego

los harías con la pluma). De tanto en

tanto, una suave quietud te invadía y

tus ojos curiosos se posaban en la nube

que pasaba silenciosa o en la golon-

drina que rasaba la cinta del río. Ju-

gabas con las mariposas…

De pronto, cortando la mañana, el

andar cansado del tren sobre el viejo

puente que aún atraviesa el caudalo-

so Salado y preguntabas ¿puede hoy

caerse? Expectante dejabas tus mani-

tas quietas, esperando el pitar de la

locomotora que anunciaba que esta-

ba en tierra firme. Reías alborozado y

mojabas a tus pies en el agua fresca

del Salado. Salado de la infancia.

Pasó el tiempo. Ya no fuimos niños

y los caminos se bifurcaron. Estabas

en la Facultad de Derecho. Ya no eras Copete. Eras Leoncio Gianello. Yo recibí tu

primer boleta de examen y gocé a través de los años con tus triunfos.

Tú escribías tus versos, yo escribía mis versos. El día que me regalaste tu libro

premiado Tierra Entera tus ojos brillaban con el mismo fulgor del sol en la isla de tu

infancia. Hoy lo tengo entre mis manos…su dedicatoria me habla de alguien pleno

de bondad, como eras tú.

“Para Irma, en la rosa y en la espina”. Pero te fuiste y hoy te recuerdo así, Copete.

Irma Venghi Blanchard.

*Especial para Gaceta Literaria.

Recordando a Copete *

Arriba: Los tres en arroyo cordobés (Circa 1939).

Abajo: Libreta Universitaria.

Archivo Privado “Dr. Leoncio Gianello”

en Fototeca del Archivo General de Santa Fe

78

Clotilde Gianello de Suárez

Leoncio Gianello (h) Falleció el 16 de mayo de 1974 a los 39 años. Hijo, padre,

esposo, hermano, y amigo íntegro y leal que cantó a la vida su “amoroso alimento”.

Como periodista trabajó para distintos medios locales. Paralelamente a este queha-

cer también trabajó en los Tribunales de la provincia, y fue jefe de Prensa de la

Municipalidad de Santa Fe, secretario de Relaciones Universitarias y jefe de Prensa

y Difusión de la Universidad Nacional del Litoral. Colaboró además asiduamente

en la página literaria de distintos diarios del país. Poeta laureado, obtuvo premios

entre los que se destacan la mención especial en el certamen porteño “Francisco

Isernia” con Azúcar Quemada (1956) y, un año más tarde el premio iniciación de la

Asociación Santafesina de Escritores con Los poemas del claro día. En 1958, apa-

reció Tierra entera. Obtuvo el segundo premio del concurso en el 50º aniversario de El

Litoral (1959). Un año antes de su muerte ganó el primer premio provincial “José Pedroni”

con su libro La remota brasa, editado póstumamente por sus familiares y amigos, quie-

nes al cumplirse 35 años de su fallecimiento lo recuerdan con profundo cariño, agrade-

cen una oración en su memoria e invitan a la misa que se celebrará hoy, a las 19, en la

Iglesia Catedral Metropolitana.

*El Litoral, Santa Fe, 16 de mayo de 2009. [Con foto]

Inserto al final un fragmento de “Salvación de la distancia”.

2009 (Recordatorio)*

~*~

Dos generaciones, tres poetas *

Quisiera recordar a tres escritores de mi familia: mi padre Leoncio Gianello (1908-

1993), mi hermano Leoncio (1934-1974) y mi hermana Susana (1937-2011). En

dos generaciones aparecieron estos tres poetas, con estilos tan distintos uno de los

otros. La poesía, parte importantísima en sus vidas, los llevó a integrar grupos lite-

rarios en los que compartían poesía y amistad.

Si tuviéramos que clasificar los poemas de mi padre por sus temas podríamos agrupar-

los en románticos, como “Aquel amor callado”, 1930, que tanto le gustaba recitar: “Nun-

ca te dije nada de este querer: Tenía casi el presentimiento de que te iba a ofen-

der… Y preferí callarlo, y encanté su agonía nombrando muchas veces tu nombre

de mujer”; religiosos, como el “Canto a Jesús”, Primer premio en los Juegos Florales de

Río Cuarto, 1928, o los “Sonetos de Semana Santa”; de tema histórico, como los “Cantos

a San Martín”, premiados en 1944 y 1950 o el “Canto a Entre Ríos”, primer premio del

Gobierno de Entre Ríos, en 1944. La mayoría de los poemas sobre su tierra fueron

incorporados en su Casi Antología, como “Cuños” y “Gesta” y allí también están los de

79

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

la infancia que recuerdan a Gualeguay y a sus queridos abuelos: este erguido Quijote,

montonero y artista que midió la provincia con galopes de pingo debió sentir lo

raro de su apellido gringo cuando quebró en Ñaembé su lanza jordanista…” (“El

abuelo criollo”) y “Esta Misia María, pequeña y regordeta, con sus dos manzanitas

de grana en los carrillos, vino de un panorama de pueblitos sencillos bautizados

con nombre de frontón de paleta. “…Y una noche de junio de vientos con enojos,

Pirineos de fiebre le cerraron los ojos y su aldea de Francia se murió entre su

sueño!” (“La abuela vasca”). Refiriéndose a este último poema, el Prof. Pedrazzoli (1)

comenta que en él hay «escasos datos sobre el físico, el carácter y las instancias de vida

de la abuela y sin embargo el poeta compone un retrato, una semblanza y una historia

completa en virtud de la fuerza sugerente de (las) alusiones”.

Jorge Taverna Irigoyen (2) comenta que mi hermano, Copete, como lo llamábamos

familiares y amigos, “sin ser un poeta social… no le dio la espalda a problemas y hechos

de la vida diaria. Poeta vivo, no podía desoír los reclamos de la calle, vendarse los ojos

ante la injusticia. Son los años en que escribe, entre otros, ‘El injusto edificio’. ‘Vienen

los estudiantes. Afirman que quieren un mundo mejor que el ofrecido. Que el mun-

do es imperfecto es cosa sabida desde la construcción inicial…’”. Y Taverna Irigoyen

agrega más adelante: “Pero es el amor el que nutre los versos más plenos de esos años

(…) al lado del amor hay un sufrimiento constante, un ‘dolorido sentir’, que… a veces, es

la muerte presente, en la forma de un epitafio posible. ‘Hoy que es tuya la habitación

de esta tierra colocada con fervorosa piedad sobre tu cuerpo, una voz escogida

entre el acaecer de las voces nos falta en este anfiteatro del Mundo en el que el

hombre es aún lobo para el hombre y escasa mano un nido’ (“Despedida a un poe-

ta”). A veces, el dolor frente a los que no tienen voz: ‘Hay niños sin panes… ¡Pero si el

pan es uno! – Hay niños sin panes… ¡Pero si el horno es uno!’ (Tierra entera)”. Este

amor y esta ternura nutren sus versos “Mendigo en la mansión de la palabra”, dedicado

a su padre; “Hermanas del verano”, a sus hermanas; “JMG”, escrito para su esposa, y

“De sus manos niñas” para sus hijas.

Respecto de Susana, el profesor Miguel Ángel Zanelli (3) considera que «la totalidad

del poemario evidencia un anhelo místico junto a preguntas metafísicas y a un (…) sen-

timiento religioso. El libro (muestra) un alma delicada y solitaria, en auténtico contacto

con la Divinidad y con el misterio del amor y de la muerte”. “Tú elegirás el día deslum-

brador que todo lo conoce… En la lucha incesante, júzgame por aquello que he

amado, por lo que he intentado y he perdido, por los dolores profundos que he

callado” (“Tú elegirás el día”). Con amor de madre expresa su ternura hacia sus hijas

en “Ciclo” “… La ternura en los hijos se detiene, erguida en centinela que los

cuida… Cuando el tiempo cambie tu vida de niña y tu piel dorada emerja vibrante

como joven planta, seré el alto árbol que tu sueño guarde”.

Sobre la poesía y lo que es ser poeta, los tres se expresan de manera clara: “Ser poeta

es tener un alma de cristal, sonora, transparente, frágil; el roce con la realidad la

empaña siempre y, a veces, la quiebra. Es vivir de recuerdos, que son el Pasado, o

de esperanzas que quisiéramos fuera el Futuro, es no existir jamás en el Presente.

Es llevar dentro un ruiseñor que canta y que nos va comiendo el corazón…” (Leoncio

80

Clotilde Gianello de Suárez

Gianello, padre) (4). Susana dice que “se escribe, entre otras razones, porque la

literatura es el lugar de encuentro de dos seres. Al hacerlo sobre cosas, personas

o sucesos, al decir del poeta español José Luis Ruiz, no se habla de ellos tal como

son, sino como nosotros hemos creído que eran”. Finalmente Leoncio (h) en La

Remota brasa: «También en nosotros, sedientos infinitos, distraídos en asuntos

extraños a nuestro vivir, el canto es una brasa remota de la sangre y en la duda de

ser o no ser dilapidamos con demasiada prisa nuestra hacienda”.

En “Canto a Entre Ríos”, Leoncio Gianello habla del amor a su tierra entrerriana: “…

Dios te salve, Entre Ríos, llena eres de gracia y de valor; bendita seas entre todas

las tierras, y bendito el fruto que alborea en tu vientre moreno… y que por siempre

el Señor sea contigo en tu rosa, en tu espada y en tu trigo”. En la poesía de Leoncio

(h): “De todo esto me alejo como de un domingo lleno de campanas y de los cami-

nos de la infancia feliz junto al Salado con peces húmedos y caballos con olor de

pinos…” (“Salvación de la distancia”), y en la de Susana también se percibe la unión con

el terruño: “Esta tierra natal que me contiene ha esperado mi canto tras un largo

silencio… Pude haber visto la luz en otros sitios, llevar en la mirada un paisaje

distinto… ésta es la tierra a la que pertenezco, que cobijó los días de mi infancia”.

Además de este amor cantado a la tierra en que nacieron y la vocación a la poesía, el

eje común en los tres es el amor y la ternura a la familia, y el reconocimiento a Dios y a

la creación.

Clotilde Gianello de Suárez

(1) Pedrazzoli, Julio. «Leoncio Gianello y sus recuerdos de Gualeguay». Conferencia, 1972.

(2) Taverna Irigoyen, Jorge. Prólogo en La Remota Brasa.

(3) Zanelli, Miguel Ángel. Prólogo en Travesía de pájaros migrantes.

(4) Gianello, Leoncio. Epígrafe del soneto dedicado al poeta entrerriano Daniel Elías.

*El Litoral, Santa Fe, 21 de julio de 2012. [Con foto de los tres poetas]

Reproducido en Gianello de Suárez, Clotilde, Los Gianello, navegantes y poetas, Santa Fe: edi-

ción de la autora, 2012, p. 38 a 42.

81

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Leoncio Gianello (h), o “Copete”, como lo llamábamos familia y amigos, murió a los 39

años el 16 de mayo de 1974. Este noviembre hubiera cumplido 80. Siempre en el re-

cuerdo, rezamos por él y por el encuentro, releemos sus poesías maravillosas y lo extra-

ñamos.

Muy joven sintió el llamado a un destino de papel y en compañía de su amigo Jorge

Taverna, le leyó a su padre sus primeros poemas de adolescente. Un poco más tarde los

dos amigos y un entusiasta grupo de jóvenes escritores crearían “Generación”. Sobre

ese grupo escribe Sara Zapata Valeije: “Los que estuvimos unidos a él en el grupo

literario “Generación” conocimos la madurez y ecuanimidad de su juicio, la gene-

rosidad y nobleza de sus actitudes y, sobre todo, la virtud de su exquisita amistad.

(…)En Leoncio distinguí siempre la delicadeza para advertir errores ajenos, el

equilibrio de sus opiniones, la lucidez con que era capaz de conocer nuestras

debilidades, y la generosidad paternal (¡a su edad!) para darnos estímulo. Creo

que esa madurez precoz tenía estrecha relación con la sabiduría de su padre poe-

ta, con las conversaciones íntimas sobre el quehacer lírico, que afianzaban en el

hijo la perspectiva decantada de la generación precedente.”

“Mendigo en la mansión”, casi una revelación sobre su manera de acercarse a la

poesía, está dedicado a ese padre: “De ahí que con este poema / participado con la

sangre y con Dios, / escrito con el alma a cuestas, / tu hermano menor / tu hijo

devotísimo, penetra desnudo a la luz y la tiniebla, / mendigo en la mansión de la

palabra”. En la poesía entraba, con la ingenuidad de los poetas naturales, sin adje-

tivos desmesurados, sin metáforas complejas, empujado por la intuición y por las

emociones. Refiriéndose a su trabajo, comentaba en una carta dirigida a Julio C.

Pedrazzoli que el poeta es simplemente un hombre que coloca las cosas que lo

rodean en un plano más luminoso para “tratar de llevarlas en función de belleza al

resto del mundo. En consecuencia por esa función de “nombrador” de las cosas, no

es posible el empleo de un lenguaje oscuro y alambicado por el que se deba entrar

al mundo poético como a un laberinto. Y el lenguaje claro y sencillo no se logra con

La orilla abandonada*

por Ana Marina Suárez Gianello

Puesto que el dolor y la alegría son dones tuyos

ábreme heridas en la carne,

levántame hacia el amanecer con pájaros.

En la costa, los pescadores extienden sus redes

y nosotros, nuestros corazones sobre el mundo.

de Tierra Entera, Leoncio Gianello (h)

82

Clotilde Gianello de Suárez

tanta facilidad como podría parecer, sino por el contrario trabajando sobre lo

hecho, quitando accidentes y ramajes, mutilando el mismo fruto para tratar de

recogerlo en esencias que, en definitiva, son lo perdurable.”

Su poesía empieza y termina en él, que se descubre irremediablemente poeta: Madre:

/ hablo otra lengua. / Decía y digo / que soy un hilo / de cualquier bandera (…)

Hay un hombre / cara al viento / que dice: / “Conozco tu lengua”. / Oigo su voz /

que me habla / y va abriendo las puertas. / Una paloma me nace / Una paloma me

vuela.1) pero también se extiende para cantar al hombre de su tiempo en poesías de

crítica como “Carta a Pablo Neruda”: Sin embargo Pablo, traigo mi voz. / Si peligra

mi hermano, peligro yo. / En su sangre derramada, me derramo yo. / En las cárce-

les de América presa, presos tú y yo. / En la mañana de América liberada, libres tú

y yo. / Hacia la tierra mejor. Leoncio Gianello (h) no solamente acusa y reclama,

también aparecen en su obra poemas como “Amoroso Alimento”, “Villa Guadalupe”, “El

Salado”, “Salmo” . . . de celebración intensa de la vida, que late mansa y buena para

nosotros: Domingo por la tarde. / Horizonte hecho con papel de cometa / Tarde

cansada. De tan cansada, quieta. / Silencio. Murieron las sonrisas nuestras. / Estás

hecha de miel y azucena / sobre una tarde de color violeta.2

Aunque trabajaba como periodista en distintos medios, llegando a ser jefe de Prensa

en la Municipalidad de Santa Fe, secretario de Relaciones Universitarias y jefe de

Prensa y Difusión de la Universidad Nacional del Litoral, siempre siguió su camino

de versos. A los libros inéditos como Azúcar quemada, Mención Francisco Isernia

del año 1956, Los poemas del claro día, Premio Iniciación 1957 de la ASDE y

Mitad del Camino, escrito entre 1970 y 1972, se sumarían Tierra entera, editado

por Castellví en 1958, Amoroso Alimento, publicado por la Dirección General de

Cultura en 1960 y La Remota Brasa, Premio “José Pedroni” de la Subsecretaría de

Cultura de la Provincia del año 1973, publicado por sus amigos y familiares, en su

memoria, en 1993.

Siempre ha sido recordado con cariño entrañable, como en el poema Plegaria de

su hermana Susana, o como en los artículos escritos por el “hermano” Jorge Taverna

Irigoyen, Sara Zapata Valeije y César Actis Brú, entre otros, que no dejaron que su

canto se apagara. En el prólogo a La Remota Brasa, escribe Taverna Irigoyen: “Hay

hombres predestinados. Y él fue un predestinado para el canto, para ese poema

diario, compañero, que llamó “amoroso alimento”. (…) Leoncio Gianello (h),

auténticamente, nació poeta. Caminó las calles de su Santa Fe natal con ese asom-

bro desmaterializado que tienen los poetas naturales. Y accedió a la vida con recta

mansedumbre, (…) Cada palabra exacta como fiel de balanza. Sin la grandilocuen-

cia de metáforas innecesarias. La luz con su exacto reflejo. El mensaje en su dimen-

sión. (…) La remota brasa (1960-1972) es quizá lo más significativo de su produc-

ción poética. En este libro, Gianello asume en totalidad su oficio de revelador, de

medium agudísimo de nuestras realidades y nuestros estados más profundos. Es

también, sin saberlo, premonitoriamente, un adiós definitivo.”

“El Viaje” fue escrito en memoria de Victorino De Carolis, quien como Ulises, el nave-

gante, ya ha partido. El mar es nuestro río y todo es sombra y “silencio en la barranca,

83

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

/ torre del lino, catedral del río, / raíces despeinadas. / Ni demonio ni delirio /

convocan al canto sucesivo / que lamenta la orilla abandonada”. Sí, queda la orilla

abandonada sin la presencia del poeta. Leoncio Gianello hijo hubiera cumplido 80 años el

2 de noviembre; vayan estas líneas como homenaje al querido “Copete”, vivo en su

poesía y en nuestro corazón.

Ana Marina Suárez Gianello

1 Fragmento de “Tierra Entera”.

2 “Domingo” – a Juan Ramón Jiménez

  • El Litoral, Santa Fe, 30 de octubre de 2014, p. 18. Opinión.

84

Clotilde Gianello de Suárez

85

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

TANTO HUESO SOY *

POEMAS

El vino por dentro

se me enfría, amor.

Abro en tajo las venas

y me muero al sol.

Traigo barro en los dedos

y te toco.

Hoy

porque me quema la carne

tan de hueso soy.

Entra en mi lecho

sola con tu amor,

Desnuda, entera desnuda

Desde la frente al talón.

Me llaman por mi nombre

y no respondo, no.

Bautíceme otra agua

Tan de hueso soy.

*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 10.

II

86

Clotilde Gianello de Suárez

Las manos del arado

alzan la tierra

y la besan.

El pájaro sabe

que es uno

el aire que vuela.

¡Al cielo los ojos!

(Hay quien mira

y no lo encuentra) *

*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 10.

Hay un hombre

cara al viento

que dice:

“Conozco tu lengua”.

Oigo su voz

que me habla

y va abriendo las puertas.

Una paloma me nace

Una paloma me vuela. *

*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 16.

~*~

87

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

La piel amarilla

cobriza

negra.

La piel es una

sobre la tierra.

Toda sangre tiene

temblor

de azucena.

*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 20.

Con el hambre de los tigres

recorriendo los litros de mi sangre.

Con el paso felino deslizado por las nubes

que habitas.

Mientras ocurren en tu pecho

vientos,

colinas,

palomas.

Entonces,

encendida en tu vientre

la cálida rosa del amor,

comienza a dar su aroma

un simple,

reciente plato de manzanas.

*Poemas. Gianello (h), Schurjin, Taverna Irigoyen. Santa Fe: Dirección General de Cultura,

1960, 3.

3

~*~

88

Clotilde Gianello de Suárez

Dócil como la tierra.

Fuerte como la roca.

Con un poco de espina

y otro poco de rosa.

AMOR*

I

II

III

*Poemas. Gianello (h), Schurjin, Taverna Irigoyen. Santa Fe: Dirección General de Cultura,

1960, 4.

Tu lágrima

-de duración más breve

que el relámpago-

pesa como montañas,

edificios

y ríos subterráneos.

Tu lágrima

-de duración mayor que las tormentas-

es más liviana que el adiós de tu pañuelo

y que tu voz cuando rezas.

¿Por qué eres algo tan apto para el amor?

¿Cómo es posible la vida en las rosas de tu pecho?

¿Por qué nace en tus ojos la mucha lluvia del oeste?

¿De qué hierbas está hecha tu palabra?

~*~

89

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

5

En tu mirada las tardes de otoño

nacen los ciervos

y en las venas crece el galope de caballos

que huyen del incendio de un bosque de abedules.

Eres una campana

donde vive el viento

y se reparten las colmenas.

Mi corazón es un higo seco

o un pez en la profundidad de los ríos

y tú sabes hallar su dulzura y su humedad

como la luz de un aeropuerto

a un avión tocado por la tormenta.

*Poemas. Gianello (h), Schurjin, Taverna Irigoyen. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960, 5.

Podría derrumbar

tu erguida arquitectura de azucena.

Ni alto muro, ni espina te circundan.

Pero tardíamente, del lado de las islas

el vuelo del sirirí sigue presente en el cielo.

Queda asomada entonces a tus ojos

tanta infinita pampa de ternura,

que continúas alta, sí,

no vertida aún

en los infinitos ríos de mi sangre.

Leoncio Gianello (h)

TERNURA*

“estás alegre y triste y rara”

Gerardo Diego

~*~

  • La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p.16.

90

Clotilde Gianello de Suárez

LOS SIETE JEFES

(1580)

Conmovimos el aire

con la fría víbora de los puñales.

Fuimos delatados oían las paredes

Derramamos sangre

Merecemos la tierra que nos cubre

En la llanura renace nuestro grito.

  • La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p.22.

~*~

Si por segura justicia

inapelable condena me convierte

en un repetido anhelo insatisfecho

mala escritura has realizado Dios mío

en dejarme entrever el fulgor de tu celeste,

lejano paraíso,

pues en su sola contemplación,

en la mera posibilidad de tu existencia

encuentro suficiente motivo de dicha.

INAPELABLE CONDENA *

Leoncio Gianello (h)

  • La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 18. También en Mesa de

homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 136.

91

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Que me derribe una voz

como a Saulo perseguidor,

camino a Damasco.

¿Naceré hombre

ayer,

hoy,

mañana?

LÁZARO *

Leoncio Gianello (h)

*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 29. También en Mesa de

homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.

~*~

En el jubiloso acontecer de la memoria

dice uno que aquella cesta de madera

semejaba un nido propicio a las manos

de quien, temerosa,

velaba nuestro sobresalto.

Hoy que otras agujas más hirientes

entretejen un espeso manto a la vida

a través del cual por contados momentos

se regresa con júbilo

a una perdida, cariñosa comarca,

dime que tu vientre no estaba equivocado

y que este sentirme anciano

es tan sólo la máscara

que en piadoso quehacer

forjaste para mi rostro,

sabedora que siendo niño

no lograría sobrevivir

al diálogo con el amor y el odio.

Leoncio Gianello (h)

EL COSTURERO*

*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 33.

92

Clotilde Gianello de Suárez

HERMANAS DEL VERANO *

Hermanas del verano, sus manos buscaban flores

como las abejas que tienen por sol

al pólen amarillo.

Sostenía la tierra nuestro caminarnos

en unas venas donde la sangre circula

como el canto de un pájaro rojo.

De los labios se nos derramaban

celdas colmadas, palabras que buscaban

su destino de ser eco de un paladar tibio.

Como no sabe el tigre que la piel de la gacela

está solamente hecha para resistir el peso

de la sombre de las nubes

o ignora la luna que dos seres se aman

como las ramas de un almendro florecido

y que del abrazo de unos cuerpos

fluye un río de luz que moja como la espuma,

no supe que mi destino era amarla.

El verano crecía en nosotros

igual que en la hierba

y el amor iluminaba nuestras almas

que no tenían entonces

la dureza de la roca.

*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 43.

Las tres en tobogán. Archivo familia Suárez Gianello. Circa 1942

93

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

[…]

De todo esto me alejo

como de un domingo lleno de campanas

y de los caminos de la infancia

feliz junto al Salado

con peces húmedos

y caballos con olor de pinos.

Borro todo lo que fue, los amaneceres que serán,

las horas que vendrían a colmarme,

los vientos que tocarían mis cabellos

en una interminable ofrenda de amor.

Todo lo incendio, quemando las naves

que me aseguraban la docilidad de las aguas

en que transcurre mi existir.

Destruyo las cartas marítimas

y los planos terrestres,

-cancelo el curso rápido de aprendizaje

para entenderme con los hombres-

olvido mis seguros, los documentos de identidad,

las brújulas y las llaves de las puertas

que separan el día de la noche,

la superficie del abismo,

para penetrar así en el desconocido continente,

en la senda oscura de este poema

que tú leerás, mañana, lejos,

y que desangro cercana en el tiempo

esta Navidad

cuando el pequeño Dios desnudo

que nace ya crucificado

nos duele en el corazón del mundo.

[…]

Leoncio Gianello (h)

1972

  • La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 65-66.

SALVACIÓN DE LA DISTANCIA. *

94

Clotilde Gianello de Suárez

[…]

Tan niños tú y yo

creyendo haber trazado

una raya perdurable

que dividiera el mundo

para dejar fuera de las puertas, cerradas las ventanas,

la presencia de la noche sin estrellas,

los arenales turbios que levanta el viento.

Sin embargo la destrucción se torna necesaria

lo mismo que la purificación por el fuego,

mientras duele en el vientre de la tierra

el mundo por nacer, el doloroso parto

de la criatura inédita

que será una nueva instancia

reparadora de la patria

en los andamios de la lucha.

Leoncio Gianello (h)

LA FIERA DENTELLADA *

(fragmento)

*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 59. También en Mesa de

Homenaje, Santa Fe: ASDE, p.137-138.

95

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

CARTA A PABLO NERUDA *

I

Respondo a Pablo, hermano mayor americano.

El del continente crecido en dolor.

Ese golpeó a nuestra puerta.

Nos dijo: Peligra la Patria Grande,

la América junta.

Es historia repetida. Sin embargo,

Pablo: aquí estoy.

Tengo sólo mi voz

amasada de hornero y calandria,

del Dios alfarero el barro mejor.

De abajo hacia arriba nace mi voz.

Ahora voy. De abajo hacia arriba.

Aquí estoy con mi sangre montonera y federala,

con todo mi pueblo, negado por los “doctorcitos”

ayer como hoy.

“Que degüellen al gaucho”

eso dijo el mandón. “Son bestias, no hombres, matémoslos”.

“Aplaudo la forma de esas muertes”. Así se escribió.

(Que no se repita su nombre por ser nombre traidor.)

“Que la tierra sea para el extranjero”. Eso se firmó.

Ellos me mataron la Patria, Pablo, ayer como hoy.

Con avión homicida y con fusilador.

Con embajador extranjero y marino invasor.

“La canasta del mundo”. “No hay tierra mejor”.

Para ellos, que al pobre basta palo y sudor.

Sin embargo Pablo, traigo mi voz.

Si peligra mi hermano, peligro yo.

En su sangre derramada, me derramo yo.

En las cárceles de América presa, presos tú y yo.

En el mañana de América liberada, libres tú y yo.

Hacia la tierra mejor. (Sin amo ninguno la sueño yo).

II

96

Clotilde Gianello de Suárez

Tengo sólo estas palabras que se lleva el pampero.

Tengo sólo esta voz.

De abajo hacia arriba, así nació.

Igual que una casa, que un árbol. Como los hijos,

como sale el sol.

La voz que viene del pueblo es dada por Dios.

Te respondemos todos, Pablo. No hablo yo.

Del Paraná sube un herido temblor.

El de tu estrella chilena y araucana, hermano mayor

Azul y blanca mi bandera. Te la ofrezco hoy.

Para la bandera de la Patria Grande, un cielo mejor.

Levante a todos los hombres el Gran Grito Americano.

Es el grito liberador. Esta es mi estrofa. Cantémoslo.

Respondo –como puedo- a Pablo, el hermano mayor.

Ha golpeado a nuestras puertas.

Es fuerte su voz. Perfumada como una naranja.

Con el del trigo el perfume mejor.

Leoncio Gianello (h)

A orillas del Coronda, brazo menor del Gran Río,

me sorprende el canto del pájaro.

Desconocida y fresca en su melodía,

pura cual un vaso de agua ofrecido en la siesta,

con la amistad de un jarro de vino,

tan rica como una copa de leche

así llega su canción.

Conozco trino de rosal:

sé ubicar la calandria entre los sauces llorones,

distinguir el lamento de la torcaza

del silbido de la perdiz

EL PÁJARO *

En Paco, a todos

~*~

*El Litoral, Santa Fe, 22 de octubre de 1973, p. 5

97

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

y de noche adivino

si es lento o rápido el vuelo del sirirí

rumbo a los recónditos pajonales isleros,

pero carezco de referencia

de este nuevo canto que entristece la tarde.

Primero es un golpe seco

que se prolonga en el aire,

tal la gota de lluvia en los ventanales de la casa

o el comienzo del llanto de un niño.

Luego un cristal tocado por el viento

se suma a lo que era principio del cántico.

La corta sílaba se repite

y acalla súbitamente

como cede la sonrisa

ante un recuerdo todavía triste.

Sin conocimiento de esta especie

imagino sin embargo su plumaje

más rico que las piedras preciosas del rocío,

tan fulgurante como el sol.

Orgulloso como la verdad

así debe estar posado en la rama

lanzando este reclamo

cuya paz y belleza me llegan –ignoradas—

desde el eucalipto en cuyo seno canta.

Comprendo sin embargo

que otro sonido más cruel

oyen los hombres, mis hermanos

quemados en la brasa

de la lucha apasionada.

Es desconocido este cántico

en las prisiones oscuras

donde todos los días

nos encierran la patria.

Tampoco lo escuchan

los ancianos y los niños

que no tienen cabida

en el viejo edificio

cercado por los muros del egoísmo.

98

Clotilde Gianello de Suárez

De varias partes del país

comienzan, con el tiempo,

a llegarme referencias

del pájaro desconocido.

Afluyen también indicaciones

desde la Patria grande

de esta América que ansiamos junta.

Aún más demoradas

otras cartas vienen por el correo del mundo

explicándome costumbres del ave que ignoro.

Y al contestar hoy al reclamo

de la especie alada que me era desconocida,

al responder al ave humilde de la isla,

tan próxima a mi corazón sin embargo,

a orillas del Coronda, bajo seibos y ubajaises,

en una revelación súbita como el amor

sé que el pájaro de la Libertad

canta en el horizonte,

anuncia su garganta-guitarra

derrumbando edificios y prisiones

como las trompetas que destruyeron a Jericó.

Leoncio Gianello (h)

  • El Litoral, Santa Fe, 9 de junio de 1973, p. 8. Del libro inédito Mitad del camino (1970/72)

99

Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Epílogo

El 2 de noviembre mi hermano Leoncio hubiera cumplido 80 años y este libro

sobre su vida y su obra es un homenaje a su memoria. En él se encuentran discursos,

comentarios sobre su obra y recuerdos de otros poetas y escritores a través de los

cuales se trasluce la excelencia de su persona y de su poesía.

En sus poemas está presente el amor: a su madre, en “Tierra entera”, a su padre, en

“Mendigo en la mansión”, a su esposa en “J.M.G.”; a sus hijas en “De sus manos

niñas” y a sus hermanas en “Hermanas del verano”.

Siempre dio testimonio de su sensibilidad como cuando manifiesta su asombro y

alegría por la creación o cuando evidencia hechos que lo conmovieran profunda-

mente y de su cristianismo, y aún en el trance de su muerte imprevista.

También se encuentran en esta compilación una selección de sus poemas: el últi-

mo “El Pájaro” fue escrito meses antes de su partida y publicado en El Litoral donde

trabajó como periodista, casi adolescente, desde los 19 años.

Toda selección es subjetiva y ésta también lo es; espero sinceramente que no obs-

tante su subjetividad sirva “para poner de pie” y “revivirlo” para que nuevamente su

voz y su corazón de poeta vuelvan a ser escuchados.

Clotilde Gianello de Suárez.

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Clotilde Gianello de Suárez

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Índice

Agradecimientos. ………………………………………………………………………………………………………. 5

Leoncio Gianello (h). Prólogo por el académico de número Dr. Taverna Irigoyen, Jorge. …… 7

Biografía cronológica. ……………………………………………………………………………………………….. 9

Bibliografía de Leoncio Gianello (h) Copete ………………………………………………………………. 15

GIANELLO, Leoncio (h). Conceptos del autor sobre tierra entera ……………………………….. 21

Entrevista a José Pedroni. …………………………………………………………………………………………. 23

Reseñas bibliográficas. …………………………………………………………………………………………….. 27

Ernest Hemingway por Earl Rovit. Reseña bibliográfica. ……………………………………………… 27

Ideologías del movimiento obrero y conflicto social, por Jorge N. Solomonoff. ………………. 29

La F.O.R.A. Ideología y trayectoria, Por Diego Abad de Santillán. Reseña bibliográfica. …. 30

Urquiza y el catolicismo, por Manuel E. Macchi. Reseña bibliográfica. …………………………. 31

El Hombre y su Medio Ambiente Por Lorenzo A. García. Reseña bibliográfica. ………………. 32

Urquiza, última etapa por Manuel E. Macchi. Reseña bibliográfica. …………………………….. 33

Al Acecho por Nélida Salvador. Reseña bibliográfica. ………………………………………………….. 35

Indagaciones acerca del personaje, por Ana María Rath. Reseña bibliográfica. …………….. 36

MIGNONE, Cintia. Presentación de Arturo Jauretche. Palabras de Leoncio Gianello (h). 37

COMENTARIOS SOBRE SU PERSONA Y SU OBRA ………………………………………………… 39

-TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. Discurso necrológico. …………………………………………………… 39

-Comentario necrológico por Canal 13. ……………………………………………………………………….. 40

-ZAPATA VALEIJE, Sara. “En la muerte de un poeta”. ………………………………………………….. 41

-GIANELLO, Susana. “Plegaria”. ……………………………………………………………………………… 46

-ZAPATA VALEIJE, Sara. “Memorias de un poeta natural”. ………………………………………….. 47

-GIANELLO, Leoncio. Discurso en la presentación de Tres jóvenes poetas …………………….. 54

-TAVERNA IRIGOYEN. “Discurso”. ………………………………………………………………………….. 55

-ACTIS BRÚ, César. “Veinte años de la Remota brasa de Leoncio Tomás Gianello”. ………… 59

-TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. Prólogo en La remota brasa. ………………………………………… 61

-TAVERNA IRIGOYEN. “El canto de un poeta natural” ………………………………………………… 63

-LOZANO SORIANO, Graciela. “A Leoncio Gianello (h)”. ……………………………………………. 64

-FENOGLIO, Néstor. “De antiguas hogueras. La remota brasa (II)”. ………………………………. 65

-ZÁRATE, Ricardo. “Poemas”. ………………………………………………………………………………….. 67

-CASTELLI, Eugenio. Un siglo de Literatura Santafesina. Poetas y narradores de la provincia

(1900-1995). Gobierno de Santa Fe: Ediciones culturales Santafesinas, 1998, p. 97-98. …….. 68

-SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Una brasa remota”. ……………………………………………. 69

-ASSENZA, María B. D. de. “Un lunes singular”. ………………………………………………………… 72

  • HERNÁNDEZ, Jorge Alberto. “Un poeta genuino”. ……………………………………………………. 76

-VENGHI BLANCHARD, Irma. “Recordando a Copete”. Santa Fe: Gaceta Literaria. …….. 77

-SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Recordando a Leoncio Gianello (h)”. …………………….. 78

-SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “La orilla abandonada”. ………………………………………… 81

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Clotilde Gianello de Suárez

POEMAS DE LEONCIO “COPETE” GIANELLO

INSERTOS EN ESTA COMPILACIÓN.

-“Ascenso” ……………………………………………………………………………………………………………… 42

-“Ternura” ………………………………………………………………………………………………………………. 43

-“Caza menor” …………………………………………………………………………………………………………. 43

-“Cansancio” ………………………………………………………………………………………………………….. 43

-“Poema 2” (fragmento) ………………………………………………………………………………………… 49-50

-“El viaje” ……………………………………………………………………………………………………………….. 50

-“De sus manos niñas”. ……………………………………………………………………………………………. 56

  • “Eres” ………………………………………………………………………………………………………………….. 57

-“Mendigo en la mansión”. ……………………………………………………………………………………….. 59

  • “El injusto edificio” ………………………………………………………………………………………………… 60

-“Salmo” …………………………………………………………………………………………………………………. 62

-“Amoroso alimento”. ………………………………………………………………………………………….. 68/69

  • “Si logras…” …………………………………………………………………………………………………………. 72

-“Madre” ……………………………………………………………………………………………………………. 74/82

-“Despedida a un poeta” ………………………………………………………………………………………….. 75

-“Domingo” ………………………………………………………………………………………………………… 75/82

-“Madre” ………………………………………………………………………………………………………………… 82

-“Tanto hueso soy. II.” …………………………………………………………………………………………….. 85

-“Tierra entera” Fragmentos. …………………………………………………………………………………….. 86

-“Poemas” ………………………………………………………………………………………………………………. 87

-“Amor. I, II, III” ………………………………………………………………………………………………………. 88

-“La remota brasa”. Fragmento. …………………………………………………………………………………. 89

-“Poema 5” ……………………………………………………………………………………………………………… 89

-“Inapelable condena” ……………………………………………………………………………………………… 90

-“Los siete jefes” …………………………………………………………………………………………………….. 90

-“Lázaro” ………………………………………………………………………………………………………………… 91

-“El costurero” ………………………………………………………………………………………………………… 91

-“Hermanas del verano” ……………………………………………………………………………………………. 92

-“Salvación de la distancia” ………………………………………………………………………………………. 93

-“La fiera dentellada” ……………………………………………………………………………………………….. 94

-“Carta a Pablo Neruda” ……………………………………………………………………………………………. 95

-“El Pájaro”. …………………………………………………………………………………………………………….. 96

Gianello de Suárez, Clotilde. Epílogo ………………………………………………………………………….. 99

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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello

Se terminó de imprimir

en los Talleres Gráficos de

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Vera 3825 (300) Santa Fe

República Argentina

en el mes de noviembre 2014

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Clotilde Gianello de Suárez