
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Clotilde Gianello de Suárez
Compiladora
Santa Fe – Argentina
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Clotilde Gianello de Suárez
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Agradecimientos
A Dios, por haberme concedido vida para realizar esta compilación.
Al Dr. Jorge Taverna Irigoyen, por sus palabras que prologan este libro y por su
recuerdo permanente hacia Copete, el poeta ausente.
A mi hija Ana Marina, por su compañía y aliento en mis empresas.
Al personal de los archivos donde se realizara la búsqueda para reunir la actuación
y la obra de mi hermano: “Archivo Privado Dr. Leoncio Gianello” en Archivo Ge-
neral de Santa Fe y su Hemeroteca digital; Archivo y hemeroteca de El Litoral;
Museo Histórico de la Universidad Nacional del Litoral, Departamento de Recur-
sos Humanos del Ministerio de Economía de la Provincia de Santa Fe y la Biblio-
teca Pedagógica “Sarmiento”.
Clotilde Gianello de Suárez.
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Clotilde Gianello de Suárez
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Leoncio Gianello (h)
Este libro tiene por misión renovar los testimonios de una vida.
La vida de un hombre que acuñó sueños y proyectó ideales, siempre con la espe-
ranza de caminar un destino justo y recto.
Nació en Santa Fe, ciudad de la que partió para siempre cuando iba a comenzar su
cuarta década. Hoy, habría cumplido ochenta años.
Leoncio Gianello (h) nació en un hogar plácido, sin urgencias. Su padre, hombre
de la historia y la poesía. Su madre, maestra por vocación. A él le dieron el nombre
de su progenitor y como segundo el de Tomás: como si la sabiduría y la llaneza del
santo de Aquino hubieran de marcarlo. Creció en un hogar luminoso, junto a dos
hermanas que le prodigaron ternura y abrazos.
El tiempo lo fue haciendo hombre de la palabra. Hizo versos desde joven y desde
ahí, le cantó a la vida con renovados asombros.
El sobrenombre de Copete fue el que lo signó para los de adentro y los de afuera
que le conocieran. Y así, de un escenario a otro, fue construyendo -sin urgencias- las
formas del propio destino.
Formó familia y fue leal compañero y buen padre. Tres hijas, rubias como soles, le
iluminaron los ojos de una felicidad intensa.
Y continuó el tiempo tejiendo su madeja de aconteceres. En ese tiempo, trabajó y
demostró sus cualidades: siempre bien dispuesto, atento, con una afabilidad natural.
El diario, la Universidad, lo tuvieron como protagonista de años. Y siempre el poe-
ma como alimento. El poema para ilustrar el cuerpo de otras esencias. El poema
para dar otra distancia a la mirada.
Un día, imprevistamente, fue llamado por Dios. No alcanzó a despedirse: quizá su
misma vida fue una sucesión de despedidas.
Para algunos, se truncó su vida. Sin embargo, para muchos otros ya había sembra-
- Sembrado lo suficiente que se debe sembrar: amor, nobleza, humildad,
Esta compilación de textos y notas contribuyen -de alguna manera hay que decir-
lo- a hacer un retrato de Copete Gianello. Está hecha con palabras, claro está, como
sin duda a él le hubiera gustado. Y con memorias tenues y sin embargo compactas:
aquéllas que resisten al paso de los años y tornan a ondular en los pensamientos
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Clotilde Gianello de Suárez
eglógicos. Así, el libro nos vuelve a traerlo a nuestro lado y quizá a sugerirnos un
abrazo sutil que llega del más allá. Quién sabe si esto puede negarse como una
presencia o, tan sólo, disponerse a recibirlo. Recibirlo, no más, en estas páginas
hilvanadas con amor.
Jorge M. Taverna Irigoyen
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Biografía cronológica
1934 Nace en Santa Fe el 2 de noviembre.
Padres: Amadeo Francisco Leoncio Gianello y María de la Encarnación
Gutiérrez.
- Jardín de infantes en la Escuela Normal “Gral. San Martín”
- Empieza la escuela primaria -1er. Grado inferior- en el mismo estable-
cimiento escolar.
- Ingresa a 2º grado en la Escuela Provincial nº 1 “Domingo. F. Sarmien-
to” después de rendir libre 1er grado superior.
- Estudios secundarios en el Colegio Nacional “Simón de Iriondo” reci-
biéndose de Bachiller Nacional en 1951.
- Realiza estudios de Medicina en Rosario hasta junio; el 13 de este mes
se inscribe en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del
Litoral, comenzando sus estudios de abogacía que no concluye.
- Ingresa como periodista en El Litoral de Santa Fe.
Trabaja en distintos medios de prensa oral y escrita.
- Ingresa (17 de febrero) al Superior Tribunal de Justicia, Ministerio Público
de Menores.
Mención especial en el certamen porteño “Francisco Isernia” con Azúcar
quemada.
- Premio iniciación de la Asociación Santafesina de Escritores con Los poe-
mas del claro día.
- Publica el poemario Tierra entera.
- Contrae matrimonio con Josefa Guadalupe Robbiano.
1960 Nace su primera hija, Alejandra Viviana Clotilde.
Amoroso Alimento. Poemario en Poemas editado por la Secretaría de
Cultura de la Provincia. Incluye poemas de su autoría, de Hillyer Schurjin
y de Jorge Taverna Irigoyen.
Integra el grupo “Generación”, junto con Jorge Taverna Irigoyen, Sara Zapa-
ta Valeije, Hillyer Schurjin, Humberto Gianelloni, Graciela Lozano, entre otros.
“Generación” denominado así según el nombre propuesto por Copete.
- Nace su segunda hija, Silvia Patricia Corina.
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Clotilde Gianello de Suárez
1962 Nace su tercera hija, Marcela Evangelina Sara.
1965 Renuncia a su cargo en los Tribunales de Santa Fe, 1 de julio.
1966-67 Director de Difusión y Relaciones Públicas en la Municipalidad de Santa
Fe siendo Intendente José Ureta Cortés (circa agosto 1966-1977).
1969 Segundo premio. Concurso “El Litoral” en el 50º aniversario de su fundación.
Jefe de Prensa y Difusión de la Universidad Nacional del Litoral.
1971 Secretario de Relaciones Universitarias de la Universidad Nacional del Li-
toral.
1973 Primer premio provincial “José Pedroni” con La remota brasa, poemario
publicado póstumamente (1993) por sus familiares y amigos.
Colabora en las secciones literarias de distintos diarios y revistas del
país –La Nación, El Litoral, La Capital, Tarja.
También ejerce la prensa oral en radioemisoras de su ciudad.
Está vinculado a la “Maison Internationale de Intellectuels”, de Francia.
Ejerce la crítica literaria en La Capital de Rosario y en la Revista de la
Universidad del Litoral.
Participa de muestras de poemas ilustrados y de lecturas conjuntas de
poemas en el Instituto Libre de Humanidades y el Colegio de Gradua-
dos en Filosofía y Letras de Rosario.
1974 Muere el 16 de mayo. En su memoria se impone su nombre a una calle
de Santa Fe: Pasaje Gianello (h), 0201-1100.
- Mención especial en el certamen porteño “Francisco Isernia” con Azú-
car quemada.
- Premio iniciación de la Asociación Santafesina de Escritores con Los
poemas del claro día.
- Segundo premio. Concurso El Litoral en el 50º aniversario de su funda-
ción.
- Primer premio provincial “José Pedroni” con La remota brasa, poemario
que fue publicado posteriormente (1993) por sus familiares y amigos.
Distinciones
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Homenajes
- En el cementerio municipal, 25 de agosto de 1974. Enrique A. Smiles habló en
nombre de sus amigos, ex condiscípulos, periodistas, poetas y políticos sensi-
bles, funcionarios universitarios y compañeros laborales., mujeres y hombres de
Entre Ríos y Santa Fe,
- “Dos poemas de Leoncio Tomás Gianello”. Homenaje de sus amigos. Santa Fe,
25 de agosto de 1974. Plaqueta.
Insertos: “De sus manos niñas”. “Eres”.
- Homenaje del CEL (Círculo de Escritores del Litoral). Acto de recordación al
escritor Leoncio Gianello (h) a 25 años de la presentación de su libro Tierra
Entera. Pronunció un discurso la escritora Alba Yobe de Ábalo, Sala de confe-
rencias del Colegio de Escribanos de Santa Fe, 20 de diciembre de 1983.
Plaqueta. Insertos: Fragmentos de Tierra entera.
- Mesa de Homenajes de la ASDE. Santa Fe: ASDE*, julio de 1997, p. 134-138.
Breve biobibliografía e insertos seis poemas.
Insertos: “Mendigo en la mansión”, “En los brazos llevo”, “Inapelable condena”,
“Lázaro”, “Si logras…”, “La fiera dentellada”.
- Comentario en las solapas de Tierra entera, Santa Fe: Castellví, 1958, p.
-
“Conferencia de Leoncio Gianello (h) en el ciclo ‘Literatura en Santa Fe’”. El
Litoral, Santa Fe, 23 de octubre de 1959, p. 4.
- “Asumió el titular de Difusión y de Relaciones Públicas”. El Litoral, Santa Fe,
agosto de 1966.
Se refiere al acto de posesión del cargo por el Sr. Leoncio Gianello (h), como
nuevo director de Difusión y Relaciones Públicas de la Municipalidad.
- “Los premios del concurso en homenaje al 50º aniversario de El Litoral entregan
mañana”. El Litoral, Santa Fe, 15 de marzo de 1969.
Se refiere a la entrega de premios a los ganadores del concurso organizado por la
Comisión de Homenajes a El Litoral con motivo de su cincuentenario. Primer
Bibliografía sobre su persona y su obra.
Orden cronológico.
- ASDE (sigla de Asociación Santafesina de Escritores)
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Clotilde Gianello de Suárez
Premio de cincuenta mil pesos a Rafael López Rosas; el segundo, de treinta mil,
a Leoncio Gianello (h) y el tercero, plaqueta, a Luis Fernando Gudiño; “quienes
enfocaron el tema ‘Ensayo sobre el periodismo en distintos aspectos’.”
- GIANELLO, Leoncio (h). “Carta a Pablo Neruda”. El Litoral, Santa Fe, 22 de octu-
bre de 1973, p. 5.
- “Premio trienal de poesía”. El Litoral, Santa Fe, 29 de diciembre de 1973, p. 4.
Leoncio Gianello (h) recibió el 1er premio por su libro (inédito) La remota brasa; Ana
María Cué el 2º premio por Tiempo ajeno (inédito) y Ferdinando Ricci, medalla de
oro por su trabajo publicado Ese pájaro llamado tiempo.
[Con fotos de los tres premiados]
- TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. Discurso, en el sepelio de Leoncio Gianello (h), Ce-
menterio Municipal de Santa Fe, 17 de mayo de 1974.
- ZAPATA VALEIJE, Sara. “Ulises, el navegante, ha partido”. En: “En la muerte
de un poeta”. El Litoral, Santa Fe, 16 de junio de 1974, p. 8.
Insertos: “Ascenso”, “Amoroso alimento”, “Ternura”. “Caza menor” y “Cansancio”.
- MINUÁN (Segundo Luis Gianello). “Leoncio Gianello, (hijo), a los noventa días de su
muerte”. Paraná, 16 de agosto de 1974.
Archivo Privado “Dr. Leoncio Gianello” en Archivo General de Santa Fe
- “Se rindió homenaje a Leoncio Gianello (h)”. El Litoral, Santa Fe, 25 de agosto de
1974, p. 9. Habló el periodista Enrique Smiles en nombre de sus amigos, ex condiscí-
pulos, compañeros de trabajo.
- GIANELLO, Susana. “Plegaria”. Poema. El Litoral, Santa Fe, 27 de julio de 1976, p. 8.
Acto entrega de premios 50º Aniversario Diario El Litoral – Foto Archivo El Litoral
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
- YOBE de Ábalo, Alba. Discurso en el acto de recordación al escritor Leoncio Gianello
(h) a 25 años de la presentación de su libro “Tierra Entera”. Homenaje del CEL (Círculo
de Escritores del Litoral). El Litoral, Santa Fe, diciembre de 1983.
- SARA ZAPATA VALEIJE. “Memorias sobre Leoncio Gianello, hijo”. Gaceta Lite-
raria, Santa Fe, mayo de 1984, p. 1-2.
Insertos: “Amoroso alimento”. (p. 1). “El viaje”. (p. 2)
- TAVERNA IRIGOYEN, J. M. “Memoria de un poeta natural”. El Litoral, Santa Fe,
16 de mayo de 1984, s/p.
- “Premio edición ‘Leoncio Gianello (hijo) para poetas jóvenes e inéditos’. Gaceta Li-
teraria, Santa Fe, mayo de 1984, p. 10.
- “Al premio L. Gianello (h) en poesia, convoca ASDE. El Litoral, Santa Fe, 1994.
-
TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. “Recuerdo para el poeta ausente”. Gaceta Litera-
ria, Santa Fe, 1984, s/p.
- “Se expidió el jurado del premio edición ‘Leoncio Gianello (h)’”. Gaceta Literaria,
Santa Fe, 1984, p. 8.
- E[dgardo]A.P[esante]. “Aporte a la difusión de la poesía joven. Tres poetas jóvenes.
María del Pilar García Facino, María Eleonora Larumbe y Carlos Felipe Italiano,
finalistas premio edición Leoncio Gianello (h), Santa Fe, Colmegna, 1984. El Litoral,
Santa Fe, 1984, s/p.
- “Premio poético in memoriam de L. Gianello (h)”. Gaceta Literaria, Santa Fe, 1984.
-
“Libro publicado en memoria de un poeta”. Gaceta Literaria, Santa Fe, 1984, p. 12.
-
ACTIS BRÚ, César. “Veinte años de la Remota Brasa”, de Leoncio Tomás Gianello.
El Litoral, Santa Fe, 19 de diciembre de 1992, s/p. Cultural.
- TAVERNA IRIGOYEN. “El canto de un poeta natural”. Prólogo en La remota bra-
sa, Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 7-10.
- ACTIS BRÚ, César I. “La remota brasa de Leoncio Gianello (h)”. Gaceta Litera-
ria, Santa Fe, invierno de 1993, año 13, nº 80.
- “Homenaje a los escritores”. Foto. El Litoral, Santa Fe, 16 de junio de 1993, s/p.
Adhesión de la editorial Colmegna para la celebración del día del escritor.
- “Presentaciones de Libros. La remota brasa. El Litoral, Santa Fe, 24 de junio de
1993.
- “Arte al Día. Tu Municipalidad en la
Cultura. Literatura. Presentación de La
remota brasa”. El Litoral, Santa Fe, 25
de junio de 1993.
- “La remota brasa”. El Litoral, Santa Fe,
27 de junio de 1993.
[Se refiere a la presentación del libro]
- “Presentaron un libro de Leoncio
Gianello (h)”. El Litoral, Santa Fe, 30 de
14
Clotilde Gianello de Suárez
junio de 1993, s/p.
[Con foto de los integrantes del panel, los escritores Sara Zapata Valeije, Jorge Taverna
Irigoyen y César Actis Brú.]
Reproducido en El Diario, Paraná, 3 de julio de 1993.
- ACTIS BRÚ, César I. “El fuego que subsiste”. El Litoral, Santa Fe, 14 de agosto
de 1993.
- LOZANO SORIANO, Graciela. “A Leoncio Gianello (h)”. Gaceta Literaria, Santa
Fe, primavera de 1993, año 13, nº 81.
- “Homenaje a Leoncio Gianello (h) y presentación de un libro”. Concordia, 13 de
noviembre de 1984. 2ª sec. p.16. Actualidad.
[Con foto de los oradores]
- CASTELLI, Eugenio. Un siglo de literatura santafesina. Poetas y narradores de
la provincia (1900-1995). Santa Fe: Ediciones Culturales Santafesinas, 1998, p.
97-98.
- “Hace 25 años en El Litoral, 17 de mayo de 1974. Leoncio Tomás F. Gianello. Su
fallecimiento”. En: “Cosas que pasaron”. El Litoral, Santa Fe, 22 de mayo de
1999, Nosotros, año 2, nº 138, p. 15.
- SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Una brasa remota” El Litoral, Santa Fe, 10
de mayo de 1999, 1ª sec., p. 19.
Insertos: “Dos poemas de Leoncio Gianello (h). ‘Amoroso alimento’ y ‘Salmo’”.
- ASSENZA, María B. D. de. “Un lunes singular”. El Litoral, Santa Fe, 28 de
mayo de 1999, p. 15. Cartas a la Dirección.
- SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Recordando a Leoncio Gianello (h).” El
Litoral, Santa Fe, 12 de mayo de 2004, p. 15.
- HERNÁNDEZ, Jorge Alberto. “Leoncio Gianello (h): Un poeta genuino”. Gace-
ta Literaria de Santa Fe. Invierno de 2004, p. 8.
Insertos: “Amoroso alimento”, “Poética”. “El costurero”, “El acróbata” e “Inapelable
condena”.
- MIGNONE, Cintia. “Presentación de Arturo Jauretche” En “Historias colatera-
les”, 12 de febrero de 2013. http://historiascolaterales.blogspot.com.ar último ac-
ceso: 12-02-2013.
- SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “La orilla abandonada”. El Litoral, Santa Fe,
30 de octubre de 2014, p. 18. Opinión.
Sin fecha
- VENGHI BLANCHARD, Irma. “Recordando a Copete”. Gaceta Literaria de Santa
Fe, Santa Fe
15
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Bibliografía de Leoncio Gianello (h) Copete
- Entrevista a José Pedroni.
-
Reseñas bibliográficas.
-
Ernest Hemingway, por Earl Rover, Fabril Editora, 243 páginas, Buenos Aires,
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82,
Enero – Diciembre, 1971, p. 268-270.
- Ideologías del movimiento obrero y conflicto social, por Jorge N. Solomonoff.
Buenos Aires: Proyección, 1971, 314 páginas. En Universidad. Santa Fe: Univer-
sidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 272-273.
- La F.O.R.A., Ideología y trayectoria, por Diego Abad de Santillán. Buenos Aires:
Proyección, 1971, 293 páginas. En Universidad, Santa Fe: Universidad Nacio-
nal del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 273-274.
- Urquiza y el catolicismo, por Manuel E. Macchi. Publicación del Museo Justo
José de Urquiza, Palacio San José, 152 paginas. Santa Fe: Castellví, 1969. En
Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero –
Diciembre, 1971, p. 177.
- El hombre y su medio ambiente, por Lorenzo A. García. México: José M. Cajica,
1968, 365 páginas. En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,
1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 278.
- Urquiza, última etapa, por Manuel E.Macchi. Santa Fe: Castellví, 1871, 3ª edi-
ción, 257 páginas. En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral,
1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 278-281.
- Al acecho, poemas, Buenos aires: Hachette, 75 páginas. En Universidad. Santa
Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p.
282-283.
- Indagaciones acerca del personaje, poemas por Ana María Rath, Colección Alto
Aire, Santa Fe, Colmegna, 57 páginas, 1970. En Universidad. Santa Fe: Universi-
dad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971, p. 283.
16
Clotilde Gianello de Suárez
- “Tanto hueso soy”. I. II. Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 9-10.
-
“Tierra entera”. Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 11-34.
-
“Árbol cantado”. El Litoral, Santa Fe, s/f, s/p.
Insertos: “Invierno”. “Verano”. “Verde I, II, III”. “Último poema del árbol”
- “Amoroso Alimento 1. 2. 3”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960,
s/p.
También “Amoroso alimento 1” (fragmento). En: C[arlos] R[oberto] M[orán], “Déca-
da del ’60: la poesía de Generación”. El Litoral, Santa Fe, 21 de diciembre de 1985, s/
- La comarca y el mundo.
- “Amoroso Alimento 4 – Amor. I, II, III”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de
Cultura, 1960, s/p.
- “Amoroso Alimento 5”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960, s/p.
-
“Mañana”. Poemas. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960, s/p.
-
“El Pájaro”. El Litoral, Santa Fe, 9 de junio de 1973, p.8. Del libro inédito Mitad
del Camino. (1970-72).
- “Carta a Pablo Neruda”. El Litoral, Santa Fe, 22 de octubre de 1973, p. 5.
-
“El viaje”. El Litoral, Santa Fe, 22 de abril de 1974, p. 8.
-
“Dos poemas de Leoncio Tomás Gianello”. Homenaje de sus amigos. Santa Fe,
25 de agosto de 1974.
Insertos: “De sus manos niñas”. “Eres”. “Eres”, también en El Diario, Paraná, 2 de
setiembre de 1974, s/p. [Con ilustración]
- “Amoroso alimento”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Amoroso alimento, p.13.
- “Mendigo en la mansión”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y
amigos, 1993, p. 14.
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 135.
- “En los brazos llevo”. La Remota Brasa. Santa Fe: Edición de sus familiares y ami-
gos, 1993, p. 15.
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 136.
- “Ternura”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amoro-
so alimento, p.16.
- “Gallos”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amoroso
alimento, p. 16.
- “La piedra”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-
roso alimento, p. 17
- “Inapelable condena”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 18.
Poemas
17
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 136.
- “Domingo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-
roso alimento, p. 18.
También en Suárez Gianello, Ana Marina. “Recordando a Leoncio Gianello (h)”. El Lito-
ral, Santa Fe, mayo de 2004, p. 15.
- “El Cireneo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 19.
- “Mañana”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 19.
- “El Círculo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 20.
- “Los siete jefes”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 22.
- “JMG”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-
roso alimento, p. 22.
- “Inundación”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 22.
- “Preguntas”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 23.
- “Tu lágrima”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 23.
- “Por ti, mi corazón busca la luz”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familia-
res y amigos, 1993, Amoroso alimento, p.24.
- “Con el hambre de los tigres”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares
y amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 25.
- “Eclipse”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 25.
- “Fuera de serie”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 25.
- “Transitoria libertad”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Amoroso alimento, p. 26.
- “Tomás”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-
roso alimento, p. 26.
- “Caza menor”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 27.
- “Retrato de María Guadalupe”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familia-
res y amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 28.
- “Lázaro”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 29.
18
Clotilde Gianello de Suárez
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.
- “Villa Guadalupe”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 30.
- “Ducha eléctrica”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 32.
- “El costurero”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 33.
- “Como el álamo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 34.
- “El consejo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 34.
- “Una pequeña canción”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y
amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 36.
- “Dulce presión”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 36.
- “El Salado”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 36.
- “Espejo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 37.
- “Despedida a un poeta”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y
amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 37.
- “Poética”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 38.
- “Cansancio”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 38.
- “Hiroshima”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 39.
- “El reparto colmado”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Amoroso alimento, p. 39.
- “Salmo”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993, Amo-
roso alimento, p. 40.
- “El amor en la orilla”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Amoroso alimento, p. 41.
- “La copia inexacta”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 42.
- “Hermanas del verano”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Amoroso alimento, p. 43.
- “Ascenso”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 44.
19
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
- “Los pájaros”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 45.
- “Brevedad”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 45.
- “El acróbata”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 46.
- “Belleza suma”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 46.
- “Ejercicio”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 47.
- “Posibilidad de setiembre” La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y
amigos, 1993, Amoroso alimento, p. 48.
- “Generacional”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Amoroso alimento, p. 49.
- “Si logras”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos, 1993,
Amoroso alimento, p. 49.
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.
- “El cántico persistente”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y
amigos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 53.
- “El injusto edificio”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Gaudeamus Igitur, p. 55.
También en Sensación de Cultura. Rafaela, noviembre de 1993, nº 14, p. 29. [Con breve
biografia y foto de la tapa del libro ]
- “El cuerpo agraviado”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 56.
- “Diálogo del amor”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y amigos,
1993, Gaudeamus Igitur, p. 58.
- “La fiera dentellada”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 59.
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.
- “La habitación plural”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y ami-
gos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 60.
- “Salvación de la distancia”. La Remota brasa. Santa Fe: Edición de familiares y
amigos, 1993, Gaudeamus Igitur, p. 61-67.
- “Si logras”. La Remota Brasa (poemas de 1960-72). Santa Fe: Edición de sus
familiares y amigos, 1993, p. 49.
También en Mesa de homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.
20
Clotilde Gianello de Suárez
Libros
- Azúcar Quemada. Mención Francisco Isernia. 1956. Inédito.
-
Los poemas del claro día. Premio Iniciación, Asociación Santafesina de Escritores.
- Inédito.
-
Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958.
-
La Remota Brasa (poemas de 1960-72). Santa Fe: Edición de sus familiares y ami-
gos, 1993, Premio “José Pedroni” de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia
(1973).
Poemario
- Amoroso Alimento. En Poemas 1, Santa Fe: Dirección General de Cultura, marzo de
1960, p. 1-8. Junto con poemas de Hillyer Schurjin (Nostalgias) y Jorge Taverna
Irigoyen (Los grandes presagios).
Conferencia
- “El Grupo Espadalirio”. Conferencia, en el Museo “Rosa Galisteo de Rodríguez” de
Santa Fe, 22 de octubre de 1959. En el ciclo “Literatura en Santa Fe”. El Litoral,
Santa Fe, 23 de octubre de 1959, p. 4.
Artículos
- “Jauretche y su tiempo”. El Litoral, Santa Fe, 7 de agosto de 1973, p. 8.
Entrevista
-“El poeta José Pedroni hizo declaraciones sobre su próximo viaje a diversos países de
América”. El Litoral, 22 de abril de 1962, p. 4.
[Con foto. Debajo de la misma: “El poeta José Pedroni formula declaraciones al enviado
especial de El Litoral.] Esperanza. Leoncio Gianello (h) enviado especial”.
21
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
[…] Cuando usted visitó a mi padre él me anticipó de la amplitud de sus conocimientos
y del don –raro por cierto- de su crítica constructiva. Lo confirman sus palabras, sus
consejos y sus anhelos. Por todo ello, gracias de veras.
Ante la certeza de su juicio, me doy cuenta que es cierto el que se metiera dentro de
«mi tierra», sintiéndola suya, aunque eso no impidiera el enfoque objetivo y valorativo.
Permítame que le diga, en pocas palabras, cual ha sido el nacimiento del poema, y sobre
todo cual es mi intención en hacer poesía. Ante todo considero que existen nobles atribu-
tos poéticos como lo son la claridad, el equilibrio y la mesura graduada y voluntaria; todo
esto frente a cierto instintivismo creador que tiende a la escritura automática y que
extrae su canto de los más oscuros subsuelos de la arquitectura humana. El poeta no es
ser alado ni mitológico sino hombre pisando y pisando en firme sobre su suelo. Hay
evidentemente en la poesía un continente que escapa incluso a su contenido y que queda
en consecuencia más allá de la prolijidad y de la forma. Y eso nos lleva a que existe más
poesía en Platero y en El Principito, que en monumentales y extensos libros de poesía
exclusivamente formal, pero con ausencia total -y por paradoja- de poesía. Además es
misión del poeta el enfocar el haz luminoso sobre las cosas que lo rodean para tratar de
llevarlas en función de belleza al resto del mundo. En consecuencia por esa función de
«nombrador» de las cosas, no es posible el empleo de un lenguaje oscuro y alambicado
por el que se deba entrar al mundo poético como a un laberinto. Y el lenguaje claro y
sencillo no se logra con tanta facilidad como podría parecer, sino por el contrario traba-
jando sobre lo hecho, quitando accidentes y ramajes, mutilando el mismo fruto para
tratar de recogerlo en esencias que, en definitiva, son lo perdurable.
Y tiene usted razón. Mi canto se inicia en mí mismo y termina en mí mismo. ¿Podría
acaso llegar al canto de los demás sin partir de este previo buscarse en identidad? De ahí
entonces que el enlace de lo individual a lo colectivo sean los dos preliminares de “Tanto
hueso soy”.
Respecto de la forma, acertadamente observa usted, coincido a veces con el habla del
pueblo. Yo estoy lejos de creer serlo, pero el verdadero poeta es aquel que es viento del
pueblo y nada hay más valedero que el que a través nuestro canten voces humanas, en
gozo o desdicha. En este sentido estoy trabajando en poemas en los que añado síntesis
apretada de coros, rondas o cantos populares. ¿Me explico? Hago lo mío, pero al mar-
gen mismo del poema coloco lo que creo popular, por ejemplo una copla, que también es
mía. Le envío un poema así trabajado para que lo juzgue usted.
La acotación suya sobre “el rio es uno” se explica así. Cuando hablo del uno siempre
se refiere a la unidad esencial de la cosa. El río no soy entonces yo. Sino que, viniendo
Conceptos de Leoncio Gianello (h)
sobre Tierra Entera. *
22
Clotilde Gianello de Suárez
turbio de greda como nuestro Paraná o cristalino en su lecho de piedras como el Uru-
guay, el río siempre es una unidad. ¿De acuerdo?
Es cierto que a veces empleo vocablos “cultos”. Ello sí es un defecto, pero creo que
excusable. A veces temo ensombrecer el poema hasta con la sombra de la palabra y lo
racionalizo demasiado, ordena demasiado la sorpresa. […]
Le anuncio el nacimiento de un grupo poético: “Generación” en el que me incluyo.
Toda gente joven y empeñosa, pero entregada de lleno a esta llama que nos consume.
[…]
- Leoncio Gianello (h). Carta a Julio C. Pedrazzoli, 3 de marzo de 1958. Archivo Privado Dr. Leoncio
Gianello en AGSF.
~*~
Comentario sobre Tierra entera.*
“Creo que Castellví –y me permito sugerírselo-, debiera interesarse por la edición
del libro de esta promesa que es Leoncio Gianello (h). Los primeros pasos son los
más difíciles, y es deber de los grandes animar el estímulo a la esperanza que crea-
mos descubrir en los nuevos valores.
Considerada la juventud del autor, el trabajo me ha parecido bueno, sorprendién-
dome el primer avance sustantivo que él acusa sobre anteriores producciones de
este lírico, lo que permite formular los mejores vaticinios sobre la labor futura del
mismo, quien tiene, a mi ver, todas las condiciones para hacer cosas perdurables.
Ya lo es este poema a que aludo, de sostenida unidad formal y temática; bello de
imágenes sobrias; de denso contenido humano y de mucha fuerza expresiva. La voz
–y esto es muy importante- es propia, sin reminiscencias, y notable la economía de
palabras con que el poeta trasmite la emoción.
Para Castellví, pienso yo, sería un honor haber dado a la estampa la primera obra
de un buen lírico de nuestra provincia.
Y si nuestra esperanza resultara frustrada –lo que sólo puede ocurrir por falta de
perseverancia, en el caso a que me refiero- nada tendremos que reprocharnos, ni
usted como editor ni yo como mentor”.
Hemos recogido estos bellos conceptos de un gran poeta amigo nuestro.
Lector, tú tienes ahora la palabra”.
*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. Comentario en las solapas del libro.
23
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
“El poeta José Pedroni hizo declaraciones sobre su próximo
viaje a diversos países de América”. *
El poeta José Pedroni formula declaraciones
al enviado especial de El Litoral.
Esperanza –Leoncio Gianello (hijo) – Enviado especial
A Pedroni se lo busca y se lo encuentra. Elena, la madre de Dulcilla, nos hace
pasar. Pedroni nos recibe cercano y humanamente palpable, con esa hermandad
luminosa que le señalara Lugones. Afuera quedan las calles limpias, las niñas en
bicicleta. Más lejos, a los costados del puñal asfaltado de la ruta que lleva y aleja de
la “boya del trigo verde, corazón de la pampa”, las praderas son trabajadas por el
hombre bajo el sol otoñal.
Pedroni, poeta señalado por la crítica como voz nacional con proyección america-
na, viajará dentro de pocos días a países de la zona del Cribe, Guatemala, Méjico,
Honduras y Colombia, en los que dictará conferencias sobre “Colonización y cultu-
ra”, “El cooperativismo y la paz”, “Sarmiento y la tierra” y “Poesía social”, envian-
do para El Litoral una serie de artículos sobre su viaje.
Entrevista con Pedroni
Foto archivo El Litoral, 1962
24
Clotilde Gianello de Suárez
Sobre el escritorio libros abiertos, correspondencia, carpetas de recortes, nos acercan
al tema. “Voy a ver y a decir lo que tenemos a nuestros hermanos de América, enten-
diendo que su suerte y su destino son nuestra suerte y destino” comienza a decir Pedroni.
“A todos los temas los vincularé con el proceso cultural de nuestra patria. A la coloniza-
ción, por ejemplo, la enfoco no sólo como un proceso económico sino como creador de
una cultura reflejada, entre otras cosas, en una temática literaria”.
La colonización
“Rivadavia, Sarmiento, Alberdi y otros anhelaron el aporte de la inmigración que trajo
disciplina constructora con su juego de ideas y un diálogo amplio de esquemas que los
gringos incorporaron a la realidad nacional. Fíjese que ese aporte masivo que inicia
Castellanos en 1856 hace nivelar luego en el período 1896-1914 las poblaciones urbanas
y rurales, con la multiplicación de colonias en las que aparece el orden con el camino, el
alambrado, la iglesia, la escuela, el diálogo y la sensibilidad de la función pública que
ansiaba Sarmiento. Entiendo que no es casual sino causal el posterior florecimiento de
hombres excepcionales como Payró, González, Groussac, Florencio Sánchez, Ingenie-
ros, Ameghino, Juan B. Justo, Yrigoyen, de la Torre, Lugones. El trabajo y la riqueza
forjan los hombres de nuestro siglo de oro. Florece la cultura, concurrente y simultánea-
mente con los fenómenos de expansión económica o con su culminación. Del aporte
inmigratorio derivan leyes fundamentales, como el voto secreto, la enseñanza común y el
matrimonio civil. Ese aporte benefició a la Nación en lo económico y cultural y, si bien es
cierto que se localizó sólo en parte de su territorio, demuestra que un federalismo econó-
mico de hecho supera al federalismo jurídico y tradicional. Vea el caso de nuestra pro-
vincia, que con 41.000 habitantes ocupaba en 1857 el penúltimo lugar entre los Estados
argentinos y en 1895, con 400.000 habitantes pasa al segundo lugar, haciéndose autóno-
ma por su economía próspera y su paralelo desarrollo cultural.
Por eso pudo decir D’Amicis que “Santa Fe era la puerta vieja de un mundo nuevo”.
Esta es la realidad de una provincia que nos enamora y nos protege con sus 40.000 km2
de cultivos”.
[…]
Parcelar la tierra
“Es importante que se evite usar la tierra como bien de renta. El tráfico del suelo no
puede subsistir. Hay que parcelar y poblar la pampa vacía. Ello se une a un proceso
cultural que debe repetirse. Lo dijo acertadamente el Rivadavia santafesino que fue
Oroño: “El lazo embrutece y el arado civiliza”.
Poesía social
“Otro de los temas que trataré –expresa Pedroni- es el de la poesía social en cuanto
ella es intérprete de los factores generales progresistas y no tendenciosa y parcial. Si
25
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
bien el arte no se crea en el vacío, sino en la realidad humana y geográfica social,, esto
no significa que la poesía se subordina a la idea aceptando un compromiso exterior que
se forma no espontáneamente. La poesía es un anhelo de comunicación del poeta que a
través de sus sentimientos interpreta los sentimientos tan comunes. Virgilio, Hernández,
Eluard, Lorca, son dolorosamente humanos sólo por obra de su temática espontánea y
sincera.
En la conferencia ejemplificaré con autores que recogieron un lenguaje popular y que
por ello viven, frente a quienes se ubicaron en el ambiente geográfico campesino sintién-
dose visitantes. A la tierra hay que vivirla con sus padecimientos y júbilos, después can-
tarla. Por la ruta del amor es que se llega a la poesía”.
Enterados de qué es lo que Pedroni dirá por América, le preguntamos sobre su labor
actual. “Trabajo –nos comenta- en un libro de poesía sobre las herramientas del hombre
que, aparecidas con las armas, marcan el progreso humano a través del tiempo. Pienso
que un par de tijeras es en nuestras manos un legado de amor del pasado”.
Ya en la calle, sin querer irnos, nos vamos. Luminosamente claras, en las primeras
sombras de la noche marcan el retorno las estrellas.
*El Litoral, Santa Fe, 22 de abril de 1962, p. 4.
26
Clotilde Gianello de Suárez
27
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Reseñas bibliográficas.
Ernest Hemingway por Earl Rovit. Fabril Editora, 243 páginas, Buenos Aires, 1971.*
Si bien demasiado reciente aún para ser ubicada dentro de la historia de la literatu-
ra contemporánea la obra de Ernest Hemingway (1899-1961) lo ha destacado –a
juicio del autor- como el escritor más importante del siglo por la influencia ejercida
que incluyó en términos generales a todos los escritores que surgieron en las déca-
das del 30 y del 40.
La vida y la producción literaria forman en Hemingway una notoria unidad ya que
el escritor encontró dentro de sí y comunicó a los lectores una tenaz actitud de
heroísmo en forma positiva eminentemente humanista. Ningún otro escritor impor-
tante del siglo XX contó como él con un público lector tan numeroso y entusiasta en
todos los niveles sociales. Ello puede obedecer al hecho de que fuera quizá el único
escritor moderno de verdadera importancia para quien el héroe vive aún. Hemingway
concede al individuo una fundamental importancia como factor decisivo en la lucha
por la existencia lo que ante la conciencia de la impotencia y desamparo del sujeto,
es sin duda una de las razones fundamentales de su vasta popularidad. Por otra parte
su estilo literario ofrece la emoción de las experiencias físicas y sensoriales a un
público cuya orientación era cada vez más insensible y masivamente aletargadora.
Hemingway convirtió el estímulo de una emoción en el lector en el punto cardinal
de su estética. Al buscar esos detalles sensoriales para provocar una respuesta emo-
cional coincide con el propósito buscado por Proust, Joyce, Mann y otros autores.
Asimismo recoge influencias de Ring Lardner; de Sherwood Anderson aprende la
técnica narrativa en primera persona y de Gertrude Stein el riguroso enfoque de su
oficio. La mayoría de los estudios sobre su estilo literario coinciden en destacar la
importancia que para él revistió su experiencia periodística realizada en el Kansas
City Star y el Torongo Star no sólo para formar su estilo de párrafos cortos y lengua-
je vigoroso, sino para descubrir los motivos ocultos que guiaban a los hombres, es
decir la búsqueda de una verdad, relativa y circunstancial, pero verdad humana al
fin.
Hasta 1924, Hemingway ya formado en una estética, avanza desde lo concreto y
particular hacia lo universal y simbólico trascendiendo el nivel descriptivo para
avanzar en la invención, es decir, en la incorporación de realidades por medio de la
creación literaria.
La “clave” de Hemingway es la ética o perspectiva filosófica a través de la cual
trata de impartir significado y valor a la futilidad aparente de la carrera vertiginosa
28
Clotilde Gianello de Suárez
del hombre hacia la muerte. También experimentará con el lenguaje y la descrip-
ción de la acción en un esfuerzo por representar simultáneamente la contracción y
la expansión de los acontecimientos, planteando en sus relatos casi siempre un con-
flicto físico entre el protagonista y un aspecto cruel de la naturaleza.
La obra de Hemingway (Tres historias y diez poemas (1923), En nuestro tiempo
(1924), Torrentes de primavera, y Ahora brilla el sol (1926), Adiós a las armas
(1929), Muerte en la tarde (1932) El ganador no triunfa (1933), Las verdes colinas
de África (1935), Tener y no tener (1937), La quinta columna y Los primeros 49
cuentos (1938), Por quien doblan las campanas (1940), Al otro lado del río, Entre
los árboles (1950), El viejo y el mar (1950)), que se complementa con Después de
la tormenta, El luchador, El río de dos corazones, La Capital del mundo, Un lugar
limpio y bien iluminado, Cincuenta de a mil, El invicto, Islas en el golfo, etc. )
puede dividirse en unos 65 cuentos, 2 obras no imaginativas y 7 novelas.
Como periodista, cazador, amante del toreo, soldado revolucionario profesio-
nal, boxeador y sobre todo como hombre testimonio de una generación rebelde, el
arte de Hemingway es el reflejo de sus técnicas progresivamente perfeccionadas de
defensa y supervivencia temporal viniendo a ser el más autobiográfico de todos los
escritores, preocupado casi obsesivamente por sí mismo y por sus propias experien-
cias, dentro de su propia creación al igual que dentro de su polifacética vida que
tronchó por propia voluntad en su hogar de Ketchum, Idaho, el 2 de julio de 1961.
Este valioso libro de Rovit se desarrolla en ocho capítulos que van desde la
ubicación de Hemingway dentro de su época, la formación de su estilo narrativo, el
extenso análisis de sus personajes tipos, las características de la obra; el “código” o
clave literaria del autor, la metafísica del tiempo, la exégesis literaria sobre la obra
y la importancia de ésta en la historia de la literatura.
La publicación de Fabril Editora resultará indispensable en el futuro para quie-
nes se acerquen al conocimiento de quien fue sin duda uno de los más importantes
autores contemporáneos.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 268-270.
~*~
Ideologías del movimiento obrero y conflicto social, por Jorge N. Solomonoff,
Editorial Proyección, 314 páginas, Buenos Aires, 1971. *
Posiblemente esta sea una de las obras más lúcidas que se han escrito acerca del
movimiento obrero argentino, su nacimiento y desenvolvimiento desde la década
del 80 hasta finalizar la primera guerra mundial.
29
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
La tesis central de la obra afirma que si bien la tendencia universal de los trabaja-
dores hacia la “integración” en la sociedad industrial trae su desradicalización en
relación a la distribución del poder y la riqueza sociales, no es menos cierto que la
exclusión de sectores sociales de un sistema global de decisión y acción tiene como
necesaria contrapartida el rechazo de toda solidaridad con los grupos dominantes y
el surgimiento del conflicto social.
Este libro analiza la estructura económica, la estructura social, los grupos gober-
nantes, las ideologías obreristas, los mensajes presidenciales y las resoluciones y
acuerdos de congresos obreros. El análisis se centraliza en la influencia de las ca-
racterísticas propias del espacio y del tiempo sobre las orientaciones ideológicas del
movimiento obrero.
La inmigración concebida para la explotación del producto marginal en espacios
abiertos cuyos límites se alcanzaron en la primera década del siglo tiene para el
autor la significación real del denodado esfuerzo de aportar la mano de obra necesa-
ria para consolidar una economía dependiente que encuentra una significativa crisis
inicial aproximadamente en 1873 resolviendo la presidencia Avellaneda abaratar el
costo de las exportaciones para mitigar el efecto externo de la crisis.
La denominada generación del 80 trazó un modelo de desarrollo que no hizo sino
consolidar esa dependencia externa. Es que eliminadas las montoneras y absorbido
ya definitivamente el interior por el centralismo la lucha por el poder se dio entre
fracciones que proceden del liberalismo político y económico y que conciben el
gobierno como misión de una clase superior, de una “elite” privilegiada. Poco a
poco comienzan a producirse las primeras reacciones obreras de índole anarquista y
marxista que son consideradas por el oficialismo como “incitaciones exóticas” apli-
cando la ley de residencia (1902) y de defensa social (1910) definiéndose las reac-
ciones sociales en términos estructuralmente conflictivos. Ese conflicto no alcanza
a ser resuelto por la aparición de nuevos sectores políticos como el radicalismo y el
socialismo que si bien recogen algunas de las aspiraciones obreras lo hacen dentro
de las reglas de juego del sistema, lo que al ser comprendido así por los sectores
obreros los mantiene al margen de la partidocracia para continuar la lucha social
dentro de sus instituciones gremiales.
Este libro de Solomonoff constituye un valioso aporte al conocimiento profundo
de esta etapa inicial del movimiento obrero argentino y de todo el marco social de la
Argentina que con optimismo –que luego se evidenció como desmesurado- comen-
zaba a desarrollarse el proyecto histórico liberal de 1880.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 272-273.
~*~
30
Clotilde Gianello de Suárez
La F.O.R.A. Ideología y trayectoria, Por Diego Abad de Santillán. Editorial
Proyección 1971, Buenos Aires, 293 páginas. *
Esta obra contribuye al conocimiento de los problemas sociales que se registraron
en nuestro país al comienzo del siglo y que tuvieron por lúcidas y combatientes
cuestionadoras a las organizaciones obreras que reflejaban en sus cuadros el sindi-
calismo revolucionario que si bien provenía ideológicamente del continente euro-
peo, encontraba en el suelo americano condiciones objetivas de sometimiento que
motivaron su nacimiento, expansión, su avance y su retroceso, pero evidenciando
siempre un arraigo profundamente representativo en el sector asalariado.
La Federación Obrera Argentina, nacida en 1891 con la unión de seis gremios, con-
vertida luego en Federación Obrera de la República Argentina, recogió las primeras
experiencias de solidaridad de la clase trabajadora que entre esa década y las primeras
del siglo mantiene numerosos conflictos que pueden ejemplificarse con la masacre de
la plaza Mazzini en 1904, las huelgas de inquilinos, sombrereros, albañiles y otros
gremios. En 1906 se registran 323 conflictos y en 1907 el número es de 254.
Los sindicatos se van nucleando en la FORA que a lo largo de sus congresos
anuales –cuyas conclusiones y temarios se reproducen en el libro- va reflejando el
incremento del descontento laboral por las condiciones infrahumanas en que se
desenvuelve la tarea del asalariado con reducidos jornales. El año 1909 sintetiza en
los 8 muertos y 105 heridos de Plaza Lorea, en la huelga general por el asesinato de
Ferrer en España, el atentado y muerte del coronel Falcón, jefe de policía en Buenos
Aires, el estado de sitio, las deportaciones en masa y las prisiones, la crisis social
del momento. La represión no hace desaparecer las causas generadoras de la cues-
tión y los movimientos de 1919 que se inician en los talleres metalúrgicos Vasena y
culminan con más de 50.000 obreros presos en todo el país, la movilización chaqueña
en los obrajes de “La Forestal” en 1921, año en que se sucede la protesta rebelde en
la Patagonia que arroja miles de peones de estancias heridos, muertos o detenidos,
hallan en estado de permanente ebullición al sindicalismo revolucionario a pesar de
sus divisiones intestinas y la falta de una adecuada organización que permita librar
con éxito una lucha definitiva y frontal contra el “sistema”.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 273-274.
~*~
31
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Urquiza y el catolicismo, por Manuel E. Macchi. Publicación del Museo Justo
José de Urquiza, Palacio San José, 152 páginas, Editorial Castellví, Año 1969. *
Esta obra del director del Palacio San José, Museo y Monumento Nacional “Justo
José de Urquiza”, cumple su objetivo de demostrar las convicciones religiosas de Urquiza,
recibidor de la doctrina cristiana desde su infancia. Esas convicciones se evidenciaron
en la actuación pública de Urquiza destacándose especialmente su intervención en el
acercamiento del Vaticano que al designar un nuncio apostólico en la Confederación
otorgó un triunfo a la diplomacia argentina.
Uno de los capítulos trata de los sacerdotes que fueron amigos y colaboradores con
el general Urquiza en diversas etapas de su vida. Entre los primeros figura el párroco
Leonardo Acevedo, quien en 1831 logró su indulto para el entonces comandante derro-
tado en el Clé. El indulto es firmado por el gobernador de Santa Fe, Estanislao López,
quien dialogó varias veces con Urquiza obteniendo un acuerdo para pacificar Entre Ríos
como paso previo a la organización del país, meta perseguida por ambos hombres públi-
cos.
La ofrenda a la Virgen del Rosario, las preces en vísperas de Caseros, la erección
de una capilla en la residencia de Urquiza, el culto rendido a los muertos familiares, las
celebraciones religiosas en San José, la obra benéfica desarrollada en favor de la Iglesia
así como su vinculación amistosa con el papa Pío IX, son otros tantos hechos demostra-
tivos de esos firmes sentimientos religiosos que acompañaron a Urquiza en su vida
oficial y en su faz privada.
En el prólogo de la obra Macchi recuerda que Urquiza fue masón habiendo recibido
el grado 33 en solemne tenida realizada en Buenos Aires el 21 de julio de 1860 junto con
Mitre, gobernador de Buenos Aires, Sarmiento y Derqui, este último ya presidente de la
República. “Indudablemente –dice Macchi- que el acto fue como una rubricación de los
felices arreglos políticos después de la batalla de Cepeda que condujeron a la reincorpo-
ración de la provincia de Buenos Aires al concierto del resto”. Macchi trae estos ele-
mentos de juicio para dejar establecida la conciliación del masonerismo con la religiosi-
dad en este hombre que tuvo tanta e importante gravitación en el país.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 277.
~*~
32
Clotilde Gianello de Suárez
El Hombre y su Medio Ambiente Por Lorenzo A. García. Editorial José M.
Calleja, México, año 1968, 365 páginas. *
Editorial Cajica de México ha publicado esta obra del Dr. Lorenzo A. García en la
que está siempre presente el enfoque humanista proyectado por la noble personali-
dad del autor, organizador en 1946 de la Escuela de Salubridad de esta Universidad.
La ecología general, la oculta armonía de las leyes de la vida, han sido violadas
por el hombre que aparece con relación a la creación en sus dos fases contradicto-
rias: una que lo muestra como el depredador por excelencia, destructor del equili-
brio vital y, la otra, como el inventor genial dominador del contorno desde las
antiguas culturas y civilizaciones hasta nuestros días. El hombre somete el contorno
natural y además cumple realizaciones espirituales de hondo contenido como la
filosofía, el derecho, el arte, las religiones.
El Dr. García reseña con singular erudición científica los elementos integrantes
del habitat natural como ser los suelos, aguas, atmósfera y clima pasando luego a
considerar la ecología humana como el estudio de la forma y desarrollo de la comu-
nidad en las poblaciones humanas.
El reto del futuro nos ofrece como cuestión fundamental y principalísima la
superpoblación y el hambre mundial como amargo flagelo, dramáticamente presen-
te en manera especial en el área de los países subdesarrollados. De la respuesta
positiva a estos aspectos cruciales depende la suerte de la humanidad.
El hombre y su Medio Ambiente es una obra básica para el conocimiento exacto
de la difícil coyuntura que vive hoy el ser humano en todos los rincones del planeta.
El tratamiento a fondo de los temas de este libro está unido a una facilidad expre-
siva que permite la rápida captación del problema por el lector.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 278.
~*~
33
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Urquiza, última etapa por Manuel E. Macchi. Editorial Castellví, Santa Fe,
1971, 3ª edición, 257 páginas. *
Este libro analiza los últimos años de la vida política de Urquiza. Una etapa discutida
sin ninguna duda, que «en el momento fue para una gran parte, especialmente los
entrerrianos, la etapa de la traición y de la apostasía política» de quien fue asesinado
por llevar adelante la política de unidad nacional, según lo sostiene Macchi. La retirada
de Pavón, las actitudes de Urquiza en las presidencias de Mitre y Sarmiento, en la
guerra civil uruguaya de 1863 y en la guerra con el Paraguay en 1865, lo desvinculan de
su pueblo, “desvinculación entre el pueblo y el caudillo que tendrá su etapa culminante
cuando el derramamiento de la sangre del prócer”.
El 11 de abril de 1870 el Palacio San José es invadido por unos 50 complotados que
dan muerte a Urquiza. El general Ricardo López Jordán, electo gobernador por la Legis-
latura, es desconocido por el gobierno nacional que interviene la provincia produciéndo-
se el alzamiento -primero de una serie- encabezado por López Jordán quien cuenta con
amplio respaldo popular. Con relación al asesinato de Urquiza, rotundamente afirma
Macchi que “puede afirmarse con certeza que López Jordán tramó y ordenó la agresión,
por lo que fue responsable de la muerte”. López Jordán tiene el respaldo de la población
y el autor se pregunta con acierto: ¿qué transformación se había operado en esa opinión
para volcarse contra su prestigioso y viejo caudillo?
Del proceso al capitán Mosqueira –quien muere durante la tramitación- se entresacan
los términos “vendido a los porteños”, “daño que el traidor Urquiza había hecho a las
provincias”, “revolución para reinvidicar derechos usurpados”, “política de decepciones”,
etc. En esos conceptos está resumida la verdadera causa de la muerte de Urquiza y las
expresiones condensan un estado de oposición preponderante de la provincia de Entre
Ríos y aún fuera de ella, dice Macchi.
Entre Ríos desde el comienzo de su vida histórica es foco de descontento por la absor-
ción económica de Buenos Aires a través de su centralismo y sobre todo del manejo de
las rentas aduaneras que configuran una política de dominación interna continuadora del
estrangulamiento económico del interior, lo que motivará –según el autor-, junto con la
falta de organización del país bajo un constitucionalismo federal, el pronunciamiento de
Urquiza contra Rosas y la derrota y alejamiento de éste luego de Caseros.
Después de Cepeda y del Pacto de San José de Flores comenzó a reaccionar contra
Urquiza el movimiento federal del interior al no obtenerse una solución más amplia con
Buenos Aires. Urquiza comenzó a ser calificado como traidor de las provincias, opinión
que se expande con más vigor cuando se produce el nuevo rompimiento con Buenos
Aires y Derqui –sucesor de Urquiza en la presidencia- inicia su apoyo en el liberalismo
porteño. Pavón desvinculó también a Urquiza de su pueblo. Combate definido en favor
de las fuerzas porteñas ante “la singular retirada de Urquiza del campo de acción con
sus caballerías triunfantes” la conducta de Urquiza es interpretada como otra claudica-
ción al porteñismo. En carta a Tomás Guido dirá luego Urquiza: “he comprometido mi
gloria, mi bienestar, mi vida quizá, lo sé, pero no me arrepentiré si eso produce ese bien
34
Clotilde Gianello de Suárez
del país que está por encima de todas las cosas”. Según Macchi el invicto general se
retira de Pavón porque cree que sus fines políticos de unidad y pacificación se cumplirán
con el triunfo de Buenos Aires. Lo cierto es que el centro de gravitación nacional pasa
del interior a Buenos Aires
El partido porteño se manifiesta también contra Urquiza en forma hiriente. Al
tratarse el tema “capital” Huergo lo califica como “enemigo nato de Buenos Aires y
de todo pensamiento de orden y libertad en la República” mientras Montes de Oca
dice: “el general Urquiza es el enemigo eterno de nuestras instituciones y libertad”.
Sin embargo Urquiza dio un apoyo constante a Mitre, presidente que para el senti-
miento provinciano es prepresentante del centralismo porteño. La revolución del
“colorado” Flores en la banda oriental realizada, según creencia generalizada, con
el apoyo de Mitre y la intervención del Brasil, fomentó mayor animadversión con-
tra Urquiza, situación a la que se sumó el bombardeo y destrucción de la ciudad de
Paysandú por la escuadra brasileña. Urquiza no había accedido al pedido de inter-
vención que le formuló el defensor de esa ciudad, Leandro Gómez: “Este hecho
cual peldaño de la escala de impopularidad provocará la tragedia del 11 de abril”.
Faltan más circunstancias. En 1865 comenzó la guerra con el Paraguay, país que
era visto como una comunidad de sangre por gran parte de la población argentina y
por casi todas las provincias. El conflicto, manifiesta Macchi, «no cuenta con el
auspicio popular y por el contrario en ciertos círculos se lo interpreta como para
defender intereses partidistas ajenos a los de la totalidad de la Nación». La guerra de
la llamada Triple Alianza es tan impopular que en las tropas entrerrianas se suceden
continuas deserciones, incluso de regimientos enteros.
Urquiza es enfrentado no solamente por la opinión de sus comprovincianos. Los
centralistas de Buenos Aires lo siguen viendo como un obstáculo, a punto tal que el
proyecto de capitalización de Rosario no fructifica por esgrimirse el argumento de
la peligrosidad que significaría la proximidad de Entre Ríos. El diputado Tejedor
dice tajantemente: “por temor al más audaz, al más poderoso de los montoneros, el
general Urquiza”.
Según sostiene Macchi la incomprensión del pueblo entrerriano para los móviles
de orden e institucionalización del hombre público llevaron a la tragedia de San
José. La afirmación podría revertirse y entonces ser Urquiza quien no comprendió
las aspiraciones populares del momento y, rota la vinculación caudillo-pueblo, cayó
en el desprestigio y fue asesinado. Posiblemente estuvieron los propósitos de Urquiza
más alla de la visión de sus contemporáneos. La explicación –así entendida- de esta
última etapa de su vida estaría dada por el predominio de su afán idealista que
chocó con la realidad. Esa misma realidad –condicionante de la posibilidad políti-
ca- que supo tan cabalmente interpretar en otros momentos de su vida pública y que
llevó a Urquiza a ser portavoz del sentimiento federalista de las provincias que
resistían el avasallamiento con el que Buenos Aires, como lo diría Alberdi, suplantó
el colonialismo centralista del vierreinato.
Macchi interpreta que al sacrificar Urquiza las reivindicaciones locales en aras de
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
la unidad nacional, llega el sacrificio de su vida. Tal interpretación puede ser exacta o no,
mas lo cierto es que el libro que comentamos es fiel ejemplo de un riguroso quehacer
histórico que enumera con imparcialidad dificilísimos momentos del pasado argentino.
En tal sentido Urquiza, última etapa debe ser destacado como un ejemplo.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 278-281
Al Acecho por Nélida Salvador, poemas, Buenos Aires, Hachette, 75 páginas. *
Nélida Salvador, anterior autora de Tránsito ciego, Las fábulas insomnes y Canto
de extramuros –entre otros libros- ofrece en este poemario, en un lenguaje ceñido y
de seguro fluir una cabal demostración de su quehacer poético.
Su tono es sencillo, coloquial y esa sencillez de un estilo contenido y diestro coloca los
versos por la segura senda donde el poema se torne convincente poesía.
Cada uno de los poemas encierra un ritmo interior que, unido a un certero contralor
emocional, vuelca en materia poética el mundo vivencial de Nélida Salvador.
Al Acecho ha sido editado con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 282-283.
~*~
~*~
36
Clotilde Gianello de Suárez
Indagaciones acerca del personaje, poemas por Ana María Rath. Colección
Alto Aire, Santa Fe. Editorial Colmegna, 57 páginas, 1970. *
En el prólogo del libro señala Eugenio P. Castelli que no es frecuente que un primer
libro de poemas -tal este caso- evidencie la presencia de una hondura conceptual y
firmeza en el manejo de los medios expresivos. Esa opinión inicial queda cabalmente
confirmada luego de la lectura del poemario, dividido en diez estancias en las que “la
autora emprende una profunda indagación metafísica acerca del sentido y proyección
del paso del Hombre -del Personaje- por la existencia”.
El tratamiento riguroso de la palabra configura un significativo esfuerzo que logra
proximidad con una objetivación del vocablo al dotarlo de una significación caótica -está
racionalmente controlado y en esa severidad intelectual -por momentos demasiado ex-
cesiva- es quizá donde radique la más destacada característica de esta joven autora.
El promisorio libro de Ana María Rath debe destacarse y esperar que nuevas produc-
ciones permitan un juicio crítico más exhaustivo sobre una voz lírica que aparece sellada
con una fuerte -y auténtica- personalidad creadora.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre, 1971,
- 283.
~*~
Último lugar, poemas, por Ulyses Petit de Murat,
Falbo Librero Editor, Buenos Aires, 93 páginas. *
Rigurosos y de denso contenido existencial estos poemas de Petit de Murat al-
canzan un clima de auténtico paisaje lírico. Los interrogantes del poeta frente al
mundo –a “su” mundo- encierran respuestas válidas emanadas de un espíritu con-
templativo que, entre elegíaco y melancólico, se ve enfrentado a un acaecer tempo-
ral fluyente “en ríos de aguas impalpables que no vuelven”. Tiempo sometido a “las
delicadas manos de las tejedoras” o abolido por “amantes tendidos a la sombra”.
Tiempo que no destruirá la materia ya que “todo fluye hacia los cuerpos de la Resu-
rrección, los cuerpos que Dios consiente para siempre en una primavera inenarra-
ble”.
Como una lúcida construcción de la palabra puede ser caracterizado este libro
que alcanza su tercera versión. Si bien la obra evidencia una unidad estilística y
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
temática demostradoras del oficio del autor –oficio entendido en el sentido dado por
Pavese a la creación poética –muestra asimismo algunos poemas dignos de una
gran voz lirica. Como ejemplos –no exclusivos aunque sí demostrativos- de la
poesía “habitando” el poema pueden señalarse “Final de la bella señora”, “Nace la
noche”, “Poema de la felicidad”, “La joven muerta” o “Último lugar”.
Leoncio Gianello (h)
- En Universidad. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral, 1971, nº 82, Enero – Diciembre,
1971, p. 292.
~*~
Presentación de Arturo Jauretche.*
[…]
El 28 de junio de 1971 Arturo Jauretche visitó la ciudad de Santa Fe, invitado por el
Departamento de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral.
Fue presentado por Leoncio Gianello (h) quien dijo que Jauretche era uno de los pocos
pensadores argentinos que había “comprendido la realidad nacional, deformada por
la cultura enajenante de una clase puesta al servicio de la entrega política y so-
cial del pueblo argentino, como las minorías dirigentes de un territorio ocupado”.
Agregó que “Jauretche y su generación han contribuido fecundamente a la libera-
ción espiritual de los argentinos, como el paso previo para la liberación política y
económica del pueblo nacional”. […]
Cintia Mignone
- Santa Fe, 13 de noviembre de 2012 – http://historiascolaterales.blogspot.com.ar ~ Último acceso:
12-02-2013.
~*~
38
Clotilde Gianello de Suárez
39
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Comentarios sobre su persona y su obra.
Semblanzas y oratoria afín.
1960
“Asumió el titular de difusión y de Relaciones Públicas”.*
[…] el titular del D. E., Sr. José B. Ureta Cortés se refirió a la personalidad del
nuevo funcionario, destacando que pertenecía a una promoción de periodistas jóve-
nes, en los que depositaba su confianza como línea de continuidad con el periodis-
mo que tradicionalmente había servido a la comunidad. Finalmente el intendente
señaló la importancia que el periodismo tenía en la sociedad moderna y en el actual
momento argentino.
El Sr. Gianello agradeció los conceptos del intendente y expresó su complacencia
por colaborar con un equipo de hombres que habían dado muestras de su “insobor-
nable honradez puesta al servicio de la comunidad de la que provenían”.
*El Litoral, Santa Fe, agosto de 1966.
~*~
1974
Discurso necrológico.*
“Hermano:
Con la misma voz “hermano” con que me nombrabas siempre, vengo hoy a despe-
dirte con mi llanto de palabras. ¡Tanto que hemos usado tú y yo las palabras, y ahora
todas me parecen vacías, huecas de sonido para decirte todas las cosas que quisiera,
para escribir tus dulces vidas de hijo, de padre, de poeta, de hombre bueno y limpio.
El destino quiso que estuviéramos juntos desde chicos. Primero el barrio, después
la escuela, más tarde el bachillerato y hasta nuestros días de soldados de la patria,
nos hallaron uno al lado del otro. Cuando nacieron tus hijas, nos diste a Silvia –la
que más se te parece- para que la apadrináramos. Para mí, fue como un sello de esa
vieja y fuerte amistad que habíamos levantado como se levantan los edificios que
sobreviven a los tiempos.
40
Clotilde Gianello de Suárez
Siempre estuvimos juntos, aunque a veces transcurrían los días sin vernos, sin
oírnos, llevados de la mano dura de esta época sin concesiones. Por eso te conocía
muy bien, Copete. Sabía oír en tus silencios, recogía esa extraña sabiduría que
trasuntaban tus pausas, tus reposadas nostalgias. Vivías la vida sin rencores, con
una humildad verdaderamente franciscana. Lejos de todos los honores, habías apren-
dido que la bondad es el primer mandamiento que debe cumplir el corazón. Y lo
cumplías hora a hora, con una sencillez realmente emocionante, con una entereza
de hombre auténtico.
Como eras poeta –y de los buenos- sabías sacar fe aún de los momentos menos
propicios. Cristiano ferviente, defensor a ultranza de los lazos familiares, creías que
no estaba lejos el día augural del reencuentro entre los hermanos. Así dabas vuelta
al escepticismo de quienes pudieran rodearte y encendías de esperanza más de un
corazón.
En muchos de tus poemas (que son tal vez parte de tu vida llevada a las palabras),
nos dejas hermosas alegorías de este mundo, de sus criaturas, aún de sus posibles
paraísos. En ninguno de ellos existen sombras grises, porque tú, Copete, que tan
amigo eras de la luz, de lo que irradia verdad, no podías mentirte a ti mismo.
Yo sé que has cumplido, en este fugaz paso tuyo por la tierra, con lo que te habías
propuesto. Ser bueno, ser simple, prodigar amor a todos. Por eso, hermano, casi
llego a despedirte hoy con una sonrisa en los labios…
Que Dios Todopoderoso, te dé la almohada de paz que mereces.”
Jorge Taverna Irigoyen*
*Discurso necrológico en el Cementerio Municipal de Santa Fe, 17 de mayo de 1974.
~*~
CÁMARA *
Ayer, sorpresivamente y dolorosamente, murió Leoncio Gianello (h). Hace menos
de un mes estuvimos con él en nuestra casa, durante el curso de un acto cultural al
que había concurrido por imperativos espirituales y deberes de amistad. Como siem-
pre, llegó con la avanzada de su sonrisa buena, con la abacial suavidad de sus
gestos y ademanes, con la mano generosamente tendida, con la medida palabra
cordial. Y es que en “Copete” – como con cariño se lo distinguía -, a pesar de la
plenitud de sus 39 años, trascendía un imponderable de reposado juicio, de serie-
dad entrañable, de armónico equilibrio que ya le conocimos en la adolescencia y se
fue acentuando con el andar del tiempo. Formado en un hogar donde la labor inte-
41
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
lectual era diario ejercicio, fue poeta desde su despertar a la creatividad. Un poeta
maduro por la responsabilidad de su empeño, porque respetaba a la poesía y se
respetaba a sí mismo hasta los límites de la inflexibilidad, que lo llevaba a dejar
decantar parsimoniosamente cuanto producía. Y por eso, no obstante el éxito de su
primer libro, jamás cayó en el apresuramiento, en ese incontrolado y malsano deseo
de nombradía a cualquier precio. El día mencionado al principio, nos lo dijo con su
aterciopelado decir y con motivo de la elegía que en memoria de otro poeta que se
nos fue – Victorino De Carolis – había escrito urgido por la circunstancia dolorosa.
Leoncio Gianello (h), que hace muy poco recibió por un libro inédito el premio “Josér
Pedroni” de la Dirección General de Cultura, también se volcó fervorosamente en el
periodismo profesional y en el que derivaba de su cargo en la Universidad Nacional del
Litoral. Con su tránsito, Santa Fe pierde un valor humano definitivamente perfilado y un
poeta que creía en la dignidad del verso y en su última consecuencia premonitoria. Como
lo lloran sus padres, su mujer y sus hijas, lo lloramos nosotros, la ciudad toda…
*Comentario necrológico por Canal 13, Santa Fe, 17 de mayo de 1974.
~*~
En la muerte de un poeta.*
Leoncio Gianello (h) ha muerto. Su tránsito –que llena de soledad un ámbito que culmi-
naba en voz y canto- exige detenernos, para rendirle el homenaje merecido. Y con las
palabras que Sara Zapata Valeije ha redactado para el amigo entrañable, y con su propia
poesía –extractada de La remota brasa», libro que nos dejara inédito, premiado con el
José Pedroni-, quisimos dar arquitectura a lo que debe ser despedida y anticipo del ingre-
so de su nombre en la historia de nuestra literatura provincial.
Ulises, el navegante, ha partido
La muerte de Leoncio Gianello hijo, ha golpeado muy duro en muchos de nosotros.
Prematura y en consecuencia injusta, lo es más todavía por cuanto aún se podía esperar
tanto de su vida y de su creación. Para Leoncio Gianello la poesía estaba constituida con
la sustancia de la vida misma; su estética es una lucha en la que se intenta abolir toda
separación, toda barrera entre una y otra. No es extraño por ello –pero sí admirable- que
su vida haya sido la de un genuino poeta: luminosa, sencilla y profunda.
Los que estuvimos unidos a él en el grupo literario “Generación” conocimos la madurez
y ecuanimidad de su juicio, la generosidad y nobleza de sus actitudes y, sobre todo, la
42
Clotilde Gianello de Suárez
virtud de su exquisita amistad. Era uno de esos seres por los cuales uno agradece estar
sobre la tierra.
Mientras escribo estas pobres líneas tengo junto a mí un libro con que me obsequió
Gianello en 1958. Es un poemario de Miguel Hernández; muchos versos han sido subra-
yados por Leoncio, incluso aquel “Me llamo barro aunque Miguel me llame” que eligió
para epígrafe de su libro Tierra entera. Entre esos poemas (subrayado el título y con
signos de admiración) está la apasionada elegía que compuso Hernández a la muerte de
su amigo Ramón Seijé. Los cuatro versos finales dice de este modo el dolor que también
es el nuestro:
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero.
Sara Zapata Valeije
*El Litoral, 16 de junio de 1974.
Insertos los poemas: “Ascenso”, “Ternura”, “Caza menor”, “Cansancio”, “Amoroso alimento”.
El vino estaba sobre la mesa,
junto al pan.
Tracé una cruz sobre mi rostro
mirando la luna,
llena,
y de octubre.
Luego, mordiendo tallos,
me acosté bajo el árbol,
y ascendí por sus ramas
hasta palparte,
Dios presente
y mío
ASCENSO
43
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Podría derrumbar
tu erguida arquitectura de azucena.
Ni alto muro ni espina te circundan.
pero tardíamente del lado de las islas,
el vuelo del sirirí sigue presente en el cielo.
Queda asomada entonces a tus ojos
tanta infinita pampa de ternura
que continúas alta, sí,
no vertida aún
en los infinitos ríos
de mi sangre.
TERNURA
Estás alegre y triste y rara
Gerardo Diego.
La bandada cruzó el cielo
recordando el humo que envía
en el fuego de las islas
la sacrificada rama de la pradera húmeda.
Logré diezmarla con mis cartuchos
y al palpar el cuerpo
que no celebraría en adelante el aire
supe que también la garza
buscaba desorientada
un punto de referencia
para detener el vuelo,
aquietar el ala fatigada.
El pueblo está cansado
de palabras,
hermosas;
como un tambor destrozado
inútiles.
CAZA MENOR
CANSANCIO
44
Clotilde Gianello de Suárez
Rubio
De profundo y claro mirar
Desde los años de niño
Anduvo en Hombre y anduvo
En cosa fundamental.
(Una dulzura infinita
se le adueñó de la edad
desde el alma y por el cuerpo
en su alegre seriedad…)
Rubio
De claro, de hondo mirar
Bajo sus cielos tan puros
Caminos altos anduvo
Con toda seguridad.
(Qué cosas tiene el Copete
-se dicen padres y hermanas-
Cuando, sin ver, proseguía
mordiendo alegre su sal…)
Rubio
Rubio de la luminosa faz
Anduvo en Hombre y anduvo
Aureolando con Belleza
La tremenda realidad.
(Romance lindo la casa
Con la esposa y las tres niñas,
Lograda como el casero
Con canto, trabajo y vida…)
Rubio
Rubio argentino, además
Anduvo con paso de Hombre
Los deberes con la Patria
Y atento a la Humanidad.
(Poeta, periodista y estudioso
Abrazó la lucha de su tiempo
Y con los atributos de su estirpe
Nos dejó la lección del buen ejemplo…)
LEONCIO GIANELLO (HIJO)
A los noventa días de su muerte.
45
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Por eso suscita el canto
En la hora de la muerte:
Que Dios te tenga a su lado
Hijo, padre, ciudadano,
Varón entero y prudente…!
MINUÁN *
.*Seudónimo de Segundo Luis Gianello
Se rindió homenaje a Leoncio Gianello (h) *
“Hace poco más de tres meses el dolor del amigo que se fue nos desgarraba.
Hoy el egoísmo de quererlo aquí se ha atemperado y comprendemos que aquello fue
un paso en el camino de la felicidad hacia Dios.
Cualesquiera que fuesen la intensidad y profundidad de nuestros sentimientos, hay algo
que siempre tendremos: la inolvidable amistad de Leoncio Tomás Gianello -Copete- para
todos nosotros.
Porque ésa fue la amistad de un hombre pleno, que supo brindarse en todo: en la niñez,
a través de un compañerismo de quienes lo recuerdan en la escuela primaria; en un
sentimiento que se afirmó en la adolescencia del colegio secundario; hombre ya, cuando
frecuentó las aulas universitarias y su pluma empezó a brindarnos los poemas que refle-
jaban su intimidad, su generosa intimidad que en versos plenos nos decía que allí también
Gianello era el mismo que conversaba –otra de sus calurosas manifestaciones- con quie-
nes con él compartíamos el quehacer diario, cuando su vida transcurría en un hogar
donde su padre, su madre y sus hermanas configuraban el haz humano que era su apoyo.
Volcaba su capacidad de trabajo en los Tribunales cuando encontró el amor que dio el
fruto de sus hijas, integrando una familia que sería una de sus más grandes pasiones.
Y fue entonces, cuando todavía hombre muy joven, abrió otra de las puertas mayores
de su destino; el periodismo, a través del cual fue afirmando su condición de ciudadano.
Ya maduro, cuando su hogar y su familia seguían siendo su ponderado refugio,
volvió a pulsar la lira poética con una fuerza trascendente y un sentir profundo,
mientras abrazaba una causa popular con la que se identificaba en su permanente
búsqueda del mejor destino de liberación de su Patria.
Dios fue siempre testigo de su sentir en plenitud las doctrinas de Jesús, pues para
él ser cristiano no era un rótulo, sino una convicción.
Y fue entonces cuando estalló en todos, una tarde muy triste,
~*~
Paraná, 16 de agosto de 1974.
46
Clotilde Gianello de Suárez
La pregunta angustiosa: ¿Por qué Copete? ¿Por qué se detuvo eses corazón que había
latido en el amor, en la amistad, en la generosidad?
La respuesta corresponde a Dios que le marcó su camino, mientras nosotros aquí, con
un manojo de flores, con un bronce y con un corazón que late apasionado haciendo
difíciles las palabras, rendimos este homenaje donde compañeros de aula, amigos de
siempre, periodistas de las horas largas o de los minutos breves, poetas y políticos sensi-
bles, funcionarios universitarios de esperanzada acción, mujeres y hombres de Entre
Ríos y Santa Fe, decimos con humidad:
Gracias Gianello, gracias amigo, compañero y colega por haber sido y por lo que nos
has dejado; te quisiéramos aquí, pero como ello no es posible, pedimos a nuestro Señor
por tu luminosa paz”.
Enrique A. Smiles
*Smiles, Enrique A. Discurso necrológico en el cementerio municipal En “Se rindió homenaje a
Leoncio Gianello (h)”. El Litoral, Santa Fe, 25 de agosto de 1974, p. 9.
“Muerte: los mejores de nosotros
muy pronto parten contigo.”
John Donne
Apenas te habías ido y el viento se empeñaba
en dispersar las huellas de tu seguro paso,
y el doloroso ritmo con que te acompañamos.
Querido hermano muerto,
derrumbado en otoño,
cuánto pesa la angustia de los días
sobre los hombres buenos.
Sí, la mayor tristeza
residió en el otoño y en tu muerte,
en las desnudas manos de los árboles
cumpliendo su destino de plegaria.
Profundos muros de silencio
vedan el sitio inaccesible donde hoy naces;
están dormidas tus ciudades de infancia,
sin la presencia de su visitante.
Susana Gianello
1976
PLEGARIA *
*El Litoral, Santa Fe, 27 de julio de 1976, p.8.
~*~
47
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
1984
Memoria de un poeta natural *
[…]
Formó una familia y trabajó por ella. Transitó por el periodismo –estas mismas páginas
lo contaron entre sus diarios forjadores- y más tarde cubrió otras responsabilidades en el
plano universitario. Entra tanto escribía y soñaba con idéntico fervor. Escribía lo necesa-
rio, lo que le dictaba el corazón. Naturalmente, como se ha dicho; jamás con urgencias o
sobredosis mentales.
[…]
Su compañera y tres hijas de ojos claros, como él, supieron de la alegría –humilde,
pequeñita- que le asomó al pecho cuando aparecieron algunos de sus poemas en el
suplemento de La Nación, en La Capital o en este diario. Se le hacía como que su
sueño era compartido por otros hombres de corazón amable, como que su canto podía
de pronto ser bálsamo o refugio para cierta alma…En 1960, la Dirección General de la
provincia publicó un conjunto de sus últimos poemas, con otros de Schurjin y de quien
esto escribe. Fue tal vez, en vida, y fuera de algún aporte a antologías, su última publica-
ción.
Siguió luchando por sus ideales, tratando de armonizar la realidad con tantos sueños
inalcanzables. “-Hay niños sin panes…/ ¡Pero si el pan es uno! / Hay niños sin
panes… / ¡Pero si el horno es uno!”. Sus ojos claros no perdieron claridad, aunque
encaneciera. Siguió caminando las calles de su entrañable Santa Fe, abrazando a algún
amigo al pasar. Leyendo siempre, en la pausa de las horas. Cubriendo de apretada
caligrafía la blanca desnudez de una hoja. “Madre, / hablo otra lengua. / Decía y
digo / que soy un hilo / de cualquier bandera. / Si pudiera ser el monte, / el hacha,
/ el sudor, / la piedra. / Si supiera / ser el monte, / el hacha, / el sudor, / la piedra”.
Se murió una tarde de mayo como ésta, hace exactamente diez años. Sin molestar a
nadie: como un poeta entero. Porque a Leoncio Gianello (h) se le había cansado el
corazón. De tanto soñar.
- M. Taverna Irigoyen.
*El Litoral, Santa Fe, 16 de mayo de 1984.
~*~
48
Clotilde Gianello de Suárez
Memorias sobre Leoncio Gianello, hijo. *
Eso que llaman historia literaria.
En 1958, Leoncio Gianello, Jorge Taverna Irigoyen, Jorge Vázquez Rossi, Graciela
Lozano y quien escribe estas líneas, decidieron reunirse periódicamente en la casa
de Hillyer Schurjin y Tali Cabral de la Viña, con el propósito de leer y comentar las
propias poesías; creo que el origen de aquel encuentro fue una antología oral coor-
dinada por José Rafael López Rosas, de la que participé gracias a la generosidad del
querido poeta e historiador. Humberto Gianelloni, Alberto Valdés y Juan José Saer
compartieron también, en alguna ocasión, la intimidad de la casa y nuestras charlas
sobre literatura, artes plásticas, música y cine. Pronto se vió la necesidad de dar un
nombre a ese grupo que iba cohesionándose armoniosamente; hubo varias propues-
tas onomásticas, pero se optó unánimemente por «Generación», según la propuesta
de Leoncio.
Todos teníamos alrededor de veinte años, pero gracias al estímulo de los mayores
–entre nosotros recordamos particularmente a Luis Gudiño Kramer, José Rafael
Lòpez Rosas, Jorge Reynoso Aldao y Luis Di Filippo –muy pronto nos atrevimos a
difundir lo nuestro en revistas orales, salones de poesía ilustrada y audiciones radia-
les. Tal precocidad determinó que los entonces muy jóvenes poetas (por su edad hay
que mencionar también a Eduardo Gudiño Kieffer) nos sumáramos a los más expe-
rimentados escritores de la generación del 55. La literatura tenía la continuidad de
un don espiritual entre padres, hijos y hermanos mayores, con toda la efervescencia,
las rebeldías, las admiraciones y los acatamientos que la relación supone.
Recuerdos personales
Cuando memoro el pasado desde mi perspectiva adulta me asombra la iniciativa
de esos poetas adolescentes a quienes les alcanzaba el ánimo para peregrinar con
sus versos fuera de los límites de la ciudad. Los viajes y los acontecimientos ínti-
mos nos daban oportunidad para compartir la literatura con sencillas pero cálidas
celebraciones en las que nos acompañaban Tali, Quea, Pepita y Ricardo; a pesar de
la distancia rosarina, Beby ya estaba entre nosotros a través de las palabras y los
recuerdos de Jorge.
Amor, amistad, poesía, estudio, trabajo. Éste era el mundo de esos jóvenes que
quizá no sabían cuánta era su felicidad, en un momento de la historia del país que
ahora, a la distancia, nos parece idílico. ¡Cuánta paz, cuánta libertad, cuánta pasión
podía dedicarse entonces a la vida creadora! ¡Y qué bien estaba que así fuera, para
nuestra dicha!
No recuerdo un solo momento de amargura en nuestras relaciones, aunque no
éramos complacientes en nuestras críticas y autocríticas literarias. Los juicios te-
nían tal intuición que a muchos de ellos los considero válidos a pesar del tiempo
transcurrido. En Leoncio distinguí siempre la delicadeza para advertir errores aje-
49
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
nos, el equilibrio de sus opiniones, la lucidez con que era capaz de conocer nuestras
debilidades, y la generosidad paternal (¡a su edad!) para darnos estímulo. Creo que
esa madurez precoz tenía estrecha relación con la sabiduría de su padre poeta, con
las conversaciones íntimas sobre el quehacer lírico, que afianzaban en el hijo la
perspectiva decantada de la generación precedente.
Lo quisimos mucho, sí; porque lo valorábamos como el poeta genuino que era, y
porque apreciábamos la bonhomía y el humor con que atenuaba la más mínima de
nuestras asperezas adolescentes. Hasta Juan José, tan ríspido entonces que más de
una vez llegó a amedrentarme, se dulcificaba con su compañía amistosa y por el
cariño que le profesaba.
Conciencia de la vida y la muerte.
Leoncio era hondamente vital; el amor por la vida se identificaba con su poesía y
con su destino de joven esposo y padre. ¿Por qué, entonces, esa temprana intuición
de la muerte? Nunca nos habló de ella pero creo que allí estaba, veladamente. Guar-
do un ejemplar de las poesías de Miguel Hernández que me obsequió como algo
preciado, íntimo. Así lo pienso porque su letra generosa no está solo en la dedicato-
ria sino en los subrayados y signos admirativos de algunas de sus páginas. Miguel
Hernández, precisamente, el poeta de tanta vida y tanta muerte, de quien tomó unos
versos para que fuese el epígrafe de Tierra entera, su primer libro publicado:
“Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino…”
Y ese libro de Leoncio, tan luminoso, se abre con un poema que durante años
consideré enigmático, en el que una frase se repite como una letanía que concluye
con cuatro versos turbadores:
“Cae en mí.
Puesto que el dolor y la alegría
son dones tuyos
ábreme heridas en la carne,
levántame hacia el amanecer con pájaros.
Tienes un aliento de alto vegetal
y tu mano, en mi frente,
es una tormenta en el calor de la llanura.
Se derrama tu cabello
como una sombra de bosque o nube
y tu lágrima
es una semilla donde duermen los niños.
50
Clotilde Gianello de Suárez
Mujer, por ti mi corazón,
busca la luz,
igual que los insectos.
En la costa, los pescadores extienden sus redes
y nosotros, nuestros corazones sobre el mundo».
Mi hermano, mis hermanos
Sabe Dios cuánto me cuesta escribir estas líneas desmañadas; los lazos de la poesía
pueden ser tan hondos como los de la sangre. ¿Dónde están las nieves de antaño?,
preguntaría otra vez Villon… Los dos Jorges en mi entrañable Santa Fe, Hillyer no sé en
qué lugar de este pequeño mundo, Juan José dictando clases año tras año en Rennes,
Eduardo en la durísima Buenos Aires, y Leoncio en el corazón de mi corazón.
Vuelvo a abrir, como hace tanto tiempo, el libro de Miguel Hernández; en la página 75
están los versos de la elegía de Ramón Seijé, cuyo título señaló Leoncio con signos de
admiración:
“A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero
que tenemos que hablar de muchas cosas
compañero del alma, compañero.”
Pero sobre todo, leo los versos de “El Viaje”, que escribió en memoria de Victorino De
Carolis, tan bellos. No podría expresar de mejor manera lo que siempre sentí por su
ausencia:
Ulises, el navegante,
ha partido.
Este no es el mar.
Mas sí el río
donde la historia de la ola
mece su embate sucesivo
que sobre el tiempo
alcanza su victoria.
Aquí la mirada yace clausurada
ya que tanto más se aleja
cuánto más se aproxima su horizonte.
Así los días del hombre
51
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
que niega su orilla
y sin cómputo celestial, ciego,
confiado en profundas claridades
parte a otro puerto
sin viento favorable
mientras una voz convoca su abandono
y resucita su nombre sin canciones.
Velámenes ausentes
guían su ruta,
las sábanas del cielo
que cubren el sol
y a la sombra convocan.
La marcha no se basta por sí misma
auxilio solicita a la esperanza
para reducir en lágrimas, distancias.
Junto a la palabra lanzada
que por dicha se consume
permanece el silencio en la barranca,
torre del lino, catedral del río,
raíces despeinadas.
Ni demonio ni delirio
convocan al canto sucesivo
que lamenta la orilla abandonada.
Los dados han jugado nuestra suerte
otro viaje, sin fin, ha comenzado.
Alguien, no es Ulises,
conduce la barca hacia la muerte.
Sara Zapata Valeije
*Gaceta Literaria de Santa Fe, Santa Fe, mayo de 1984, p. 1-2. [Con foto]
~*~
52
Clotilde Gianello de Suárez
“Copete” con su familia.
Archivo familia Gianello Robbiano
Bodas de Plata Gianello-Gutierrez
Foto Manassero
53
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Busto Hoffman, 1943
Archivo Privado “Dr. Leoncio Gianello”
en Fototeca del Archivo General de Santa Fe
Firmando.
Archivo familia Gianello Robbiano, circa 1969
Acto de entrega del premio Concurso 50º Aniversario de El Litoral.
Recibiendo el premio de manos de su madre.
Foto archivo El Litoral, 1969
54
Clotilde Gianello de Suárez
Presentación de Tres poetas jóvenes. *
“Mi hijo nació el 2 de noviembre de 1934 y hoy hubiera sido abuelo, pero falleció joven,
hace diez años, el 16 de mayo de 1974. Con ese doloroso motivo lo recordaron en su
décimo aniversario, Jorge Taverna Irigoyen, su amigo entrañable, en El Litoral y Sara
Zapata Valeije destacada integrante del grupo literario que él bautizara “Generación”, en
la Gaceta Literaria.
No me permitió mi situación económica establecer una fundación que llevara su nom-
bre, pero al cumplirse los diez años de su muerte estableció la ASDE, por mi iniciativa,
este premio edición destinado a los trabajos de poetas jóvenes.
El jurado, integrado por tres escritores de gran solvencia intelectual estimò conveniente
seleccionar poemas de los tres autores que consideraron mejores y esos poemas compo-
nen este libro.
Mi hijo, “Copete”, como cariñosamente lo llamábamos familiares y amigos, sintió muy
joven el llamado de su vocación de escritor, fundamentalmente de poeta. Fue lector
incansable desde niño y llegó a poseer una sólida cultura. Recuerdo que un día de 1950,
allá en la calle Urquiza 2081 –donde nada nos sobraba pero fuimos muy felices- me
mostró, acompañado de Jorge Taverna Irigoyen sus primeros poemas.
No influyeron en su creación literaria, o al menos se desprendió muy pronto de ellos, los
predilectos de mi biblioteca: Rubén, Lugones, Nervo, Rega Molina, Pedroni, Nalé Roxlo…y
se fue por una senda nueva de poesía en busca de una identidad definidora.
Pronto empezó a publicar y pronto también llegaron sus primeros premios. Es lástima
que uno de sus libros más importantes La remota brasa, ganador del premio provincial
“José Pedroni”, permanezca aún sin editar.
Publicó Tierra entera, tan favorablemente juzgado por la crítica y dejó inéditos dos
libros anteriores Poemas del claro día y Azúcar quemada. La Dirección General de
Cultura de la Provincia publicó sus poemas de Amoroso alimento de los que dijera Sara
Zapata Valeije que “son el más espléndido testimonio de lo que puede ser un canto a la
vida”.
Copete se enamoró muy joven y muy joven también formó su hogar. Fue en él un
esposo y un padre ejemplar como lo había sido como hijo.
Al cumplirse los diez años de su muerte se convocó en su nombre a los poetas
jóvenes, y los poemas de este libro son la respuesta que tan grata le hubiera sido”.
Leoncio Gianello
*Gianello, Leoncio. Discurso en la presentación de Tres jóvenes poetas, 2 de noviembre de 1984,
tapa posterior.
55
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Jorge Taverna Irigoyen. Discurso.
Ocurre a veces, en los caminos de la vida, que uno se cruza con personas a las cuales
quisiera parecerse. No sólo las admira, sino que –además- por una razón de piel a piel se
emparenta con ellas y las sigue a lo largo de tiempos y espacios, compartiendo silencio-
samente sueños y esperanzas. Personas a las que, asimismo, el destino nos va ligando en
pequeños aconteceres y a las que, finalmente, uno siente como de la propia sangre. Para
alegría del corazón.
A mí me ocurrió esto con Leoncio Gianello (h), un hombre de espíritu claro, que pasó
por la vida “con sandalias de viento”, como diría Rimbaud. Nos conocimos de muy chi-
cos, cuando el barrio era una ocasión para la pelota y las largas caminatas de las siestas.
Hicimos juntos, más tarde, el bachillerato en el Colegio Nacional Simón de Iriondo: aquél
en cuyo patio, la fuente sonora recordaba: “Seamos puros como el agua”. En esa época,
nuestra amistad se afianzó, más allá de la circunstancialidad de ser condiscípulos; y en
ello contribuyó mucho el hecho que tanto él como yo habíamos descubierto, a más de la
lectura placentera de la poesía hispanoamericana, el embriagante placer de escribir un
poema o arribar a la perfección de un soneto.
Como todos los ciclos se cumplen, el día llegó en que debimos despedirnos los compa-
ñeros de aquella camada. Pero ocurrió que tanto él como yo elegimos ir a estudiar
Medicina a Rosario, circunstancia que volvió a unirnos en la vida. Pasaron los años,
Gianello retornó a Santa Fe, yo continué mis estudios. Pero un día el Ejército nos llamó
a sus filas para cumplir con el servicio militar postergado. Y entramos ambos tardíamen-
te al cuartel, cuando ya las clases habían sido incorporadas. El destino volvía a unirnos,
convocados por el clarín de la Patria.
Hacia 1957, comenzamos a reunirnos varios poetas jóvenes en casa de Hillyer Schurjin.
Estaban Sara Zapata Valeije, Graciela Lozano, Jorge Vázquez Rossi, además de Copete
y yo. Y compartimos hermosísimos sueños, tejimos largas tertulias de diálogo y polémica
y fundamos un grupo que se llamó “Generación”, que sembró algunas semillas en el
medio, pero que por sobre todo contribuyó a que maduráramos espiritual e intelectual-
mente.
Con Copete Gianello seguimos estando cerca siempre, aunque no nos viéramos. Él,
trabajando en lo suyo, lector paciente, poeta de canto alegórico. Yo cumpliendo con mi
misión profesional y tratando también de cantarle a la vida. Un día, nos dio a mi mujer y
a mí a su hija Silvia –la que más se le parece- para que la apadrináramos en la cristian-
dad. Y seguimos unidos siempre: en los sueños y en las realidades, aunque a veces los
caminos nos llevaran por rumbos distintos.
Cuando su pulso se truncó prematuramente, sentí que algo se había ido de mí. Él era
más que un amigo; “hermano”, me llamaba frecuentemente. De ahí que su partida enlu-
tara doblemente mi corazón y enmudeciera mi voz y mis sentidos.
Hoy, Leoncio Gianello (h) es el recuerdo fragante de una conducta ejemplar; hombre
56
Clotilde Gianello de Suárez
de principios, que formó un hogar, trabajó en la vida con disciplina y obstinado rigor y
halló la felicidad plena en el ejercicio de la poesía, como auténtica estética de la razón
vital. Su camino sereno, su horizonte claro, no hacen sino perfilarlo con aún más vigoro-
sos trazos, dentro de ese oficio de vivir que Cesare Pavese analizara tan puntualmente.
El poeta que hay en él revela matices que van más allá de toda categorización. ¿Cómo
ubicarlo, cómo ponerle un sello a Leoncio Gianello (h) si su forma de estar en la palabra,
si su sentimiento para dar testimonio, están mucho más allá de la circunstancialidad de
un estilo o del formulismo de una corriente? Él es un puro, dentro del canto; un hombre
que llega a las metáforas y a los símbolos desprovisto de todo efectismo, dentro de una
genuinidad tan embargante como avasalladora.
Alguna vez lo he llamado “poeta natural”, un poco en oposición a aquello que Paul
Valery reconocía respecto de sí mismo: “Es curioso, yo soy un poeta artificial”. Nuestro
Copete es prístino y está alimentado por las esencias de las cosas, por la misma fuerza
de los elementos, por los ciclismos de la Naturaleza. Nada en él es afectado, producto de
la elaboración calculada y rígida. Su poesía goza de los favores de la luz y del aire, y
tanto es luminosa como fresca; tanto es color, como música. Porque es una poesía hecha
de abiertos simbolismos, en que cada palabra es el diapasón exacto de una idea, de un
estado anímico, de una celebración. Y entonces es cuando el poeta dice: “Madre, hablo
otra lengua. /Decía y digo/ que soy un hilo de cualquier bandera. / Si pudiera / ser
el monte / el hacha / el sudor / la piedra”.
Hay poetas por necesidad y poetas por esfuerzo. Gianello pertenece a los primeros. Él
necesita decir, gritar, exhortar, con toda la fuerza de sus pulmones. Y lo hace a veces con
alegría y a veces dolorosamente, aunque sienta y sepa que su actitud no puede tener otra
alternativa más que la de pronunciarse con claridad sálmica. “Hay niños sin panes…/
¡Pero si el horno es uno!” Claridad sálmica que a veces envuelve a sus palabras de un
halo místico, de fuerza reverencial. Es muy emocionante oírlo en «De sus manos niñas»,
cuando describe a sus tres hijas mujeres: “Sobre la mesa mis hijas / dejan caracoles
/ todavía húmedas pasionarias / en que descubren las espinas / y la sangre de
Cristo. /Colocan los dátiles / que de árbol quitó la tormenta. / Como un arco iris de
colores / revive el bosque, /construye de nuevo el universo. / De sus manos niñas /
ofertan dibujos recién terminados / y carozos de damascos y de duraznos / se
unen a multicolores y hermosos insectos / a refrescantes uvas, a rojas flores de
ceibo. / Convocadas por el alba / han recogido juncos en la playa. / Desde sus
tempranos corazones / celebran el nacimiento del día”.
El humor de Bernard Shaw afirma en su acidez que “los poetas hablan consigo mismos
en voz alta y el mundo los oye por casualidad”. Tal vez hoy ocurre eso porque el hombre
ha perdido conciencia de lo que es belleza, porque ha olvidado el peso específico de lo
espiritual, porque vive de engaño en engaño, de falacia en falacia. Olvidados de lo verda-
dero, de lo que permanece, de lo que no es pura materia, vagamos en medio de la
desesperanza. Pero todavía los poetas son los que interpretan a los dioses, como adver-
tía Platón. Poetas como Leoncio Gianello, que llevan la cruz de cantar ardorosamente
prendida al corazón.
Porque este amigo nuestro, tan entrañable, fue lo que debía ser, sin renunciar jamás a
57
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
su destino. Por eso, si yo esta noche tuviera que retratarle fielmente, con palabras exac-
tas como las que él usaba, recurriría ni más ni menos que a uno de sus propios, últimos
poemas: aquél que se llama “Eres”: “Eres un pájaro / cantando en las colinas; / una
encendida rama / que toma alimento / del verano. / El cielo crece / de tus manos /
que ordenan el mundo. / Dulce abeja / me donas tu cuerpo / de espada fulgurante.
/ Tu suspiro enciende las estrellas. /Con tu llanto está regado el Génesis. / En el
viento del este perdura tu cabellera. / Ahora haces nacer / la luna brota sobre / /
los depósitos de granos. / ‘No es un milagro’ –dices-. / Vuela un pájaro / de tus
ojos”. Porque también todo hombre que forja la poesía, que bebe la poesía, es un dios a
su manera. Dios porque genera nuevos ritmos y descubre nuevas armonías; dios porque
inventa sus propios génesis; dios porque recorre un calvario de ingratitudes y de olvidos:
algo así como el que lo oigan a veces por casualidad, «de tanto hablar consigo mismo en
voz alta”, como decía Bernard Shaw.
Copete Gianello nos ha dejado ejemplos en su vida y en su obra. No necesitó usar alta
voz para que lo oyéramos. Ni tampoco requerir de brillos fatuos para que advirtiéramos
su presencia. Caminó ésta, su Santa Fe tan querida, y desde aquí formuló en palabras un
auténtico sueño de amor. En él permanece y vuelve a vivir para todos nosotros.
*Discurso en la presentación de Tres jóvenes poetas en la Bolsa de Comercio de Santa Fe, noviem-
bre de 1984.
~*~
Libro publicado *
Con motivo de cumplirse diez años del fallecimiento del poeta Leoncio Gianello
(h) nacido en nuestra ciudad el 2 de noviembre de 1934, la Asociación Santafesina
de Escritores, por iniciativa de su padre, el Dr. Leoncio Gianello, presidente de la
entidad, llamó a concurso a los poetas residentes en la provincia de Santa Fe, sin
libro publicado y de hasta 30 años de edad. El premio, consistente en la edición de
un poemario, fue declarado desierto por el jurado que integraron Elda Massoni
(Rafaela), Eugenio Castelli (Rosario) y Lermo Rafael Balbi (Santa Fe) , que otorgó
tres menciones, recomendando la edición de una selección de textos de cada uno de
los poemarios. Así lo aceptaron la ASDE y el Dr. Gianello, donante del premio, y de
esa manera se publicó Tres poetas jóvenes, libro integrado por trabajos de María del
Pilar García Facino –de Reconquista y 22 años de edad- María Eleonora Larumbe –
residente en Rosario y 20 años- y Carlos Felipe Italiano –también rosarino y 30 años
de edad.
*Gaceta Literaria, Santa Fe, noviembre de 1984.
Se insertan poemas (seleccionados) de cada uno de los tres poetas jóvenes.
58
Clotilde Gianello de Suárez
Homenaje a Leoncio Gianello (h) y presentación de un libro*
[…]
Para trazar una semblanza del desaparecido escritor habló el Dr. Jorge Taverna
Irigoyen; lo hizo refiriéndose al amigo y al poeta “hombre de principios que formó un
hogar, trabajó en la vida con disciplina y obstinado rigor y halló la felicidad plena en el
ejercicio de la poesía, como auténtica estética de la razón vital”. Más adelante, el disertante
dijo que “el poeta que hay en él revela matices que van más alá de toda categorización.
¿Cómo ubicarlo, cómo ponerle un sello a Leoncio Gianello (h) si su forma de estar en la
palabra, si su sentimiento para dar testimonio, están mucho más allá de la circunstancialidad
de un estilo o del formalismo de una corriente? Él es un puro dentro del canto; un hombre
que llega a las metáforas y a las alegorías desprovisto de todo efectismo, dentro de una
genuinidad tan embargante como avasalladora”.
Más adelante Taverna Irigoyen observó que “hay poetas por necesidad y poetas por
esfuerzo. Gianello pertenece a los primeros. Él necesita decir, gritar, exhortar, con toda la
fuerza de sus pulmones. Y lo hace a veces con alegría y a veces dolorosamente, aunque
sienta y sepa que su actitud no puede tener otra alternativa más que la de pronunciarse
con claridad sálmica”.
[…]
*El Litoral, 5 de noviembre de 1984.
~*~
1985
Los grupos literarios en Santa Fe – Década del ‘60: la poesía de “Generación”
[…]
“El grupo estuvo compuesto por Leoncio Gianello (hijo), Hillyer Schurjin, Sara Zapata
Valeije, Jorge Taverna Irigoyen, Jorge Vázquez Rossi y Graciela Lozano a los cuales se
uniría más tarde Humberto Gianelloni. Sin integrarse plenamente al grupo asistirían a
algunas de sus reuniones Juan José Saer y Alfredo Ariel Carrió, entre otros.
[…] También había contactos con escritores de relevancia nacional. […] “Copete”
Gianello, por su parte, mantenía permanente comunicación con Leopoldo Marechal y
César tiempo. […]
- R. M.
*El Litoral – La comarca y el mundo. Santa Fe, sábado 21 de diciembre de 1985
por C[arlos]R[oberto]M[orán]
59
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
1992
Veinte años de la Remota brasa
de Leoncio Tomás Gianello *
Gracias a los buenos oficios del Prof. José María Junges, celoso curador de una de las
copias ha llegado a mis manos La Remota brasa, conjunto de poemas fechados entre
1960 y 1972 y firmados por Leoncio Gianello (h).
La Remota brasa obtuvo el premio trienal “José Pedroni” 1973 cuyo jurado estuvo integra-
do por Emilio Alejandro Lamothe, Alejandro Nicotra y Cayetano Córdova Iturburu.
Sus cuarenta y cuatro páginas contienen dos secciones: la primera se inicia con “Amo-
roso alimento” –que en 1985 fuera publicado en el Suplemento Cultural de este mismo
diario- y se cierra con “La Remota brasa” que da título al conjunto; la segunda lleva un
título unificador “Gaudemus Igitur” (que puede traducirse por “así pues, alegrémonos”) y
comienza con “El cántico Persistente” para concluir con el extenso “Salvación de la
distancia”.
Como es sabido, Leoncio “Copete” Gianello perteneció al Grupo “Generación” –que
integraron además Jorge Taverna Irigoyen, Sara Zapata Valeije, Hillyer (y Talita) Schurjin,
Graciela Lozano, Humberto Gianelloni, Jorge Vázquez Rossi, Clelia Cominetti y Alberto
Valdez- y publicó hacia 1958 el libro de poemas Tierra entera, y en 1960 con Taverna
Irigoyen y Schurjin Poemas.
Poeta desde siempre –creo que todo poeta lo es “desde siempre”-, a los diecinueve
años aparecen en lápiz en un libro (La tragicomedia de Rostand, Cyrano de Bergerac)
(1), en las páginas blancas algunos poemas datados en 1953; por ejemplo: “Cuando
tú regreses, amor / a la tibia casona solariega / se quebrará el silencio que en ella
reina. / Y volverá a sentir el corredor / de nuevo tu pisada fresca”.
En otros, el trabajo del lenguaje se hace más elaborado: “Palidece el otoño en las
ventanas / y vuelven los días maduros y grises / y me siento solitario, triste / como
un lento repique de campanas”.
El hallazgo, de eso se trata, de “La remota brasa” nos reencuentra con ese poeta
adolescente que perduró en el corazón del adulto hasta que ese apasionado corazón
se detuvo, poco tiempo después de haberlo terminado, en 1974.
“Padre mío, (dirá en “Mendigo en la mansión”, de ese brillante conjunto de poe-
mas) compañero mío / que me enseñaste a amar al poema / igual que a un crucifijo,
/ hoy elijo mi destino de papel / sin renegar de tu nombre / con el que abrí puertas,
/ con el que también fui rechazado. // Es de mi vida mentida que reniego / de mi
traición a la mansa, / palomera poesía, / exiliada señora en mi recinto. // De mi
propia oscuridad vacilo, no de tu fulgor padre mío. // De ahí que con este poema /
participado con la sangre y con Dios, / escrito con el alma a cuestas, / tu hermano
menor / tu hijo devotísimo, penetra desnudo a la luz y la tiniebla, / mendigo en la
mansión de la palabra».
60
Clotilde Gianello de Suárez
No es solamente el escogido vocablo para traducir el «senso» poético lo que conmue-
ve en la poesía de Gianello, tampoco es solamente ese mismo «senso» claramente volca-
do en un «tempo» apropiado y (como suele decirse en los casos de los buenos poetas)
también «inevitable», sino su ternura y su piedad que afloran incluso en los de fuerte
contenido social.
En “Ternura” (precisamente que lleva una frase liminar de Gerardo Diego: “Estás
alegre y triste y rara”) dice: “Podría derrumbar / tu erguida arquitectura de azuce-
- / Ni alto muro ni espina te circundan. // Pero tardíamente, del lado de las islas,
// el vuelo del sirirí sigue presente en el cielo”. Y en el titulado “JMG” dedicado a su
esposa. “Tenés // las manos // tibias, / regresás / de / acariciar palomas.” Y en “Tu
lágrima”: “Tu lágrima / -de duración más breve / que el relámpago- / pesa como
montañas, /edificios y ríos subterráneos. // Tu lágrima / -de duración mayor / que
las tormentas- es más liviana / que el adiós / de tu pañuelo / y que tu voz / cuando
rezas”.
Como anticipadamente dijimos, en los poemas de denuncia –incluidos en su casi
totalidad en “Gaudeamus Igitur”- también la piedad y la ternura de su corazón de
poeta fluyen armoniosas: “Vienen los estudiantes / (dirá en “El injusto edificio”)
afirman que quieren un mundo mejor / que el ofrecido. Que el mundo es imperfecto
/ es cosa sabida desde la construcción inicial / cuando nacía la tierra árboles
como rayos profundos. // Desde que Dios sosegaba caos celestiales / y separaba el
día de la noche, / desde ese vamos, / condenados a habitar el valle de lágrimas, / un
ángel de espada fulgurante nos lanzó del paraíso. // Mutilados del ala acostumbra-
da / caídos en el injusto edificio / donde es cotidiana la sorpresa / del cruel desarro-
llo de los animales menores / y del hombre, / nos hace faltar primero / la revolución
profunda / en el corazón tuyo y mío, / un resultado distinto en el teorema del alma”.
Podríamos seguir ofreciendo todos y cada uno de los 61 poemas que componen La
remota brasa para deleite de los lectores que ignoran su existencia porque permane-
cen aún inéditos. Editarlos es otra empresa –y me parece- ya en concreción o en
vías. Bástenos por el momento poner de pie a este poeta santafesino que nos sigue
diciendo más allá del tiempo y del espacio gracias a la solidaridad y a la memoria.
César Actis Brú
*El Litoral, Santa Fe, 19 de diciembre de 1992.
~*~
61
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
1993
El Canto de un Poeta Natural *
Paul Valery reconocía: “Es curioso, yo soy un poeta artificial”. Porque para la poesía,
también existen ciertos órdenes voluntarios que hacen a la esencia de la realización en
sí. Leoncio Gianello (h), en cambio, era un poeta natural.Pero no un poeta natural en
estado salvaje, un poeta como aquéllos que definía Claudel respecto a Rimbaud: “Un
mistico en estado savaje”. No, Gianello, era un poeta natural por fuerza de sus entrañas.
Subía a la poesía no principescamente, sino en estado de desnudez total. Humildemene
adánico. En un cierto virginalismo, tanto más embargante cuanto más a borbotones le
salía el canto de adentro. De muy adentro.
Hay hombres predestinados. Y él fue un predestinado para el canto, para ese poema
diario, compañero, que llamó “amoroso alimento”. Compartió el mundo de las palabras
con las lecturas frecuentes de Shelley, de Byron, de Keats, de Elliot, y se sacudió en
temblores al identificar no pocas luces propias con las de Machado, Hernández, Huidobro,
Neruda, como si un hilo mágico hubiera unido sus voluntades de ver el mundo y a los
hombres, con una óptica de fantástica sabiduría.
Leoncio Gianello (h), auténticamente, nació poeta. Caminó las calles de su Santa Fe
natal con ese asombro desmaterializado que tienen los poetas naturales. Y accedió a la
vida con recta mansedumbre, entendiendo que el Gran Hacedor no es el que distribuye
verdades y omisiones, el que premia o que castiga, sino es el propio hombre el que
entrecruza los caminos y olvida su dignidad. En muchos aspectos, así de sencillo, se
puede decir que fue un puro. No sólo un hombre bueno, solidario, justo. Fue un puro, que
tuvo el privilegio de entender un lenguaje que no todos los hombres son capaces de
recibir: el de la palabra convertida en canto. El de la palabra hecha energía, carne, vuelo,
suspiro.
Integró un grupo literario que se llamó “Generación”, allá hacia fines de la década del
’50. Y sumó inquietudes con Sara Zapata Valeije, Hillyer Schurjin, Graciela Lozano,
Humberto Gianelloni y quien esto escribe. Además de las tertulias y las esperanzadas
lecturas con Juan José Saer, Jorge Vázquez Rossi y algunos otros de las nuevas genera-
ciones de entonces.
En 1956, su libro inédito Azúcar quemada recibió una mención especial en el certa-
men porteño Francisco Isernia. Un año más tarde, otro poemario inédito, Los poemas
del claro día, obtuvo el premio iniciación de la Ascociación Santafesina de Escritores.
En esos días, con secreta felicidad, fue reuniendo algunas de sus páginas más prístinas,
casi transparentes, para darles cuerpo de libro, Y apareció en 1958 su Tierra entera,
bajo el sello editorial Castellví. A partir de 1960, su poética se profundiza y adensa. Sin
dejar de fluir la ternura, el asombro, la luz casi mística, el pensamiento que lo guía se
interna por senderos de reflexión profunda, de grito, a veces de denuncia. Sin ser un
poeta social (género con el que raramente concilió), no le dio la espalda a problemas y
hechos de la vida diaria. Poeta vivo, no podía desoír los reclamos de la calle, vendarse
62
Clotilde Gianello de Suárez
los ojos ante la injusticia. Son los años en que escribe “Mendigo en la mansión” (“hoy
elijo mi destino de papel”), “La piedra” (“pero colocada en mí / tanta piedra por
dentro”), “La cicatriz” (“La cicatriz no sangra / llévola por compañera”).
El poeta, sin proponérselo, toma una estatura distinta. Es testigo y da testimonio. Canta
y a veces llora, como otra forma del canto. Pero siempre su palabra es augural, sálmica,
con una cadencia y casi una aureola mágica. Sus poemarios irradian una instransferible
belleza, un permanente canon de armonía; a veces, hasta un estilizado paso de danza…
Cada palabra exacta como fiel de balanza. Sin la grandilocuencia de metáforas innece-
sarias. La luz con su exacto reflejo. El mensaje en su dimensión.
Son los días de “Amoroso Alimento”, de “El círculo” (“La herida” – “El tiempo” – “La
cicatriz”, de “Hiroshima”. En este último poema, escrito en 1960, Gianello advierte: “De
haber sido elaborado hoy, la denominación sería Vietnam o Trelew; y de estos
nombres más seguramente el segundo, por ser dolor argentino y por ello más cer-
cano”.
En “Salmo”, el poeta canta dulcemente: “Multiplica mis panes, / Sólo conozco la
fruta y la leche / por la humildad de tu beso/ y es antigua mi hambre. /Hazme
liviano. Quiero beber / el cielo y la nube / para no extrañarte luego. / Lavántame.
No supe / resistir el peso / celestial en la carne. / Estoy sobre la nieve / aviva mis
hogueras”… “Soy una cicatriz en tu memoria / y cerraste mis llagas / con la reli-
quia milagrosa de tu canto / cuanto tu nombre regocijaba mi palabra”.
Toma a veces, circunstancialmente, temas o paisajes urbanos, del río, la atmósfera
en fin que lo contiene y deslumbra. Pero ello es sólo pie para que su espíritu devuel-
va imágenes de convocante temperatura emocional. (“Caza menor”, “Inundación”,
“Villa Guadalupe”, “Los pájaros”, “El Salado”.)
Pero es el amor el que nutre los versos más plenos de esos años. El amor hecho
ríos, hecho nubes, nunca distancia. Un amor que crece sin desbordarse, que da un
tiempo a la palabra, que da un ritmo a la cadencia formal de las asociaciones. (“El
verano crecía en nosotros / igual que en la hierba/ y el amor iluminaba nuestras
almas que no tenían entonces la dureza de la roca”). (“La memoria es más fiel / que
la posibilidad de la gloria”). (“Entonces, encendida en tu vientre / la cálida rosa
del amor / comienza a dar su aroma / un simple, reciente plato de manzanas…”).
Pero al lado del amor hay un sufrimiento constante, un «dolorido sentir», que
Gianello no se esfuerza en descifrar, sino que simplemente lo canta. A veces, es la
muerte presentida, en la forma de un epitafio posible. A veces, el dolor frente a los
que no tienen voz. Otras, la imprecisión de Dios que lo asalta y a la vez lo conmue-
ve: de rodillas.
Un poema que escribe hacia 1970, “La remota brasa”, es el que da título a este
poemario que, dos años más tarde, reunirá en libro inédito y presentará al concurso
de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, para optar al premio “José Pedroni”:
máximo galardón en el terruño. El poema en sí, toda una definición, todo un derro-
tero de vida, todo un asumir de conciencia, remata en sus versos finales: “También en
nosotros, sedientos infinitos, / distraídos en asuntos extraños a nuestro vivir / el
63
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
mundo es una brasa remota de la sangre / y en la duda de ser o no ser/ dilapidamos
con demasiada prisa / nuestra hacienda”.
El libro con que Gianello concursó en ese momento, que obtuvo el lauro por
mayoría de los miembros del Jurado y que hoy sus amigos editan finalmente, ha-
ciendo honor a su memoria de poeta natural, se cierra con un cántico definitorio y
prácticamente global: “Gaudeamus Igitur”. Lo integran, casi en un todo, poemas
dictados en un tiempo difícil, de enfrentamientos fraternos, de dolor y muerte. Sin
embargo, el poeta no carga las tintas ni oscurece su estro. En una síncopa casi bíbli-
ca, descubre victorias y derrotas en la igualdad de los cuerpos, espacios que se
quiebran, naturalezas que pierden sus esencias quizá para siempre. Gianello usa
frecuentemente las palabras edificios, estudiantes, fusil, destino, exilio, muerte. Pero
su poesía no pierde frescura ni transparencia sensible ni aura. Es el poeta que vive
su país, que se conduele ante los enfrentamientos, que se angustia por los abismos
de la irreflexión. Pero es “Salvación de la distancia” una alegoría de presente ante el
futuro, lo que cierra su libro. Un poema total, (para decirlo con palabras que en el
mismo están incluídas), en el que la esperanza surge y resurge, la dulzura de la vida
recomienza y un secreto júbilo busca almohada en el corazón del poeta.
La remota brasa (1960-1972) es quizá lo más significativo de su producción poé-
tica. En este libro, Gianello asume en totalidad su oficio de revelador, de médium
agudísimo de nuestras realidades y nuestros estados más profundos. Es también, sin
saberlo, premonitoriamente, un adiós definitivo. Quedaron seguramente algunas
hojas pergeñadas en un cajón de su escritorio, en las manos de una hija, en el envío
a algún amigo…Pero en esta “Remota Brasa” late toda la dimensión del poeta, toda
su fresca voluntad de irradiación, todo el sentido-sentimiento de Vida con mayúscu-
la, que Leoncio Gianello (h) supo testimoniar con valentía y cristiana humildad.
J.M. Taverna Irigoyen
*Taverna Irigoyen, Jorge. La remota brasa. Santa Fe, editado por familiares y amigos, 1993,
p.7-10.
64
Clotilde Gianello de Suárez
“Éramos jóvenes
así lo decía nuestra piel inquieta
y esa sombra ardiente de luces y vuelo.
Llevábamos puesto
el sabor que tiene la magia de un sueño.
Crecer en el verbo,
amar la palabra,
inundar de música la sangre y el tiempo.
Llenar nuestra sed
de mañanas plenas
y cubrir de voces el largo silencio
arrogancia ingenua
de los años nuevos.
Leoncio,
cabalgaste rápido
el finito límite de tu propio eco.
Nosotros quedamos
hilvanando días,
floreciendo siempre en todos tus versos”
Graciela Lozano Soriano
(Buenos Aires, 14/7/1993)
A Leoncio Gianello (h)*
*Gaceta Literaria de Santa Fe, año 13, nº 81, primavera de 1993.
~*~
65
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
“De antiguas hogueras.
La remota brasa (II)*
La remota brasa. Leoncio Gianello (h). Serv. Graf, Santa Fe, 1993. Grabados
de Mele Bruniard. Prólogo J.M. Taverna Irigoyen
“De la memoria viene
este patio del verano abierto
que en provincia nos crece.
Renombrado suceso,
nombrado manzano,
ovillo del tiempo…”
Estos versos de La Remota brasa, libro que reúne poemas de Leoncio Gianello
(h) escritos entre 1960 y 1972 (poco antes de su muerte), pueden servir de excusa
para referirnos a este «recobrado suceso» en que una voz se actualiza. La poesía
finalmente siempre se abre paso y así nos llega este libro, editado recientemente por
familiares y amigos del poeta, quienes bien pueden afirmar, con Gianello, que «la
memoria del amor es más fiel / que la posibilidad de la gloria».
Han querido estas personas recobrar este puñado de poemas (que además mere-
ciera el primer premio de poesía “José Pedroni” de la subsecretaría de Cultura de la
Provincia, de 1973), que hoy nos llegan como una “brasa remota”, una evidencia de
que aquí hubo fuego. Para una Santa Fe que se ha jactado intelectualmente de ser
tierra de cuentistas y narradores más que de poetas, y que efectivamente –salvo
contados casos- no tienen una tradición lírica arraigada, recoger una de las voces
propias tiene ya valor en sí.
Y La Remota Brasa es una acabada antología de la poesía de Gianello, un poeta
que Jorge Taverna Irigoyen -desde el prólogo de la obra- acertó en llamar «natural»,
según una clasificación que utilizara hace mucho Juan Ramón Jiménez y que opo-
nía a la de “poeta de tinta” o “poetas profesores”. La idea del poeta natural se asocia
con el impulso creador mismo, con los sentidos y la intuición más que con la razón.
Acertadamente también, Taverna Irigoyen (que integrara con Gianello y Sara Za-
pata Valeije –entre otros- el grupo “Generación”, allá por los fines del ’50) señala
que la condición radica más en la actitud de pureza del poeta frente a las cosas (y su
elevación al canto), que en la fluidez con que el poema encuentra las palabras que lo
escriben.
Precisamente la pureza, la actitud de mirar las cosas sin preconceptos, es una de
las cualidades que más puede celebrarse en este poemario. El poeta “penetra des-
nudo a la luz y a la tiniebla / mendigo en la mansión de la palabra” y esta visión
asegura una transparencia y un tono límpido que atravesará toda la obra, aún en
aquellos pasajes –en la parte final del libro, que coincide con los difíciles años del
66
Clotilde Gianello de Suárez
comienzo de la década del ’70 –en que los poemas tienen mayor anclaje en la reali-
dad, incluso social, que antes soslayaba.
Es que en buena parte de La remota brasa se canta lo natural desde la pura –no
inocente- aspiración del descubrimiento, desde la elevación de los objetos y mo-
mentos cotidianos, también de la naturaleza circundante, a categoría lírica. Ese in-
tento de celebración, ese natural esfuerzo, aparece mucho más consistente que la
intención de plasmar un poema o que en la escritura misma. De allí que los versos
de la mirada y lo visual, la adjetivación mesurada, la construcción simple, la ausen-
cia de metáforas serán una saludable constante en este libro.
Pese a que encontraremos vastas y clarísimas alusiones paisajísticas (el litoral. La
laguna, las islas, el Salado, Coronda, el sirirí, el dorado, etc.) y concretas referencias
históricas (los siete jefes, que conmovieron el aire “con la fría víbora de los puña-
les”), no es Gianello un poeta “regional”, al menos no en el sentido que habitual-
mente se le otorgaba a la categoría en el herrumbrado marco de clasificaciones de
ese tipo, que algunos persisten en sostener, incluso en los planes de estudio. Para
quienes creen que un poeta santafesino deberá forzosamente cantar pajonales y ba-
ñados, la lectura de Gianello es aleccionadora: el paisaje, el «color local» está don-
de debe estar, presente sin fanatismos, más poesía que poética y, además, con una
natural “universalización” (las comillas intentan denunciar la precariedad de con-
cebir obras literarias en esos términos) en forma de reflexiones. La bandada de aves
que el cazador diezma en el poema “Caza menor” pueden ser patos crestones o
faisanes, el rio puede ser el Salado o el Yang Tsé, pues importa más la certeza de que
el ave en realidad “buscaba desorientada / un punto de referencia / para detener el
vuelo, / aquietar el ala fatigada”.
Pero esas cuestiones no están planteadas, sino que son más bien impertinentes
licencias de quienes leemos. La verdad es que Gianello –y allí radica su pureza- está
más atento a cantar lo que ve y siente que a pontificar o radicar sentencia sobre ello.
Así enfrenta los grandes temas (el amor, Dios, la muerte, el entorno, la familia)
afirmado en la sola fuerza de una visión reposada, de una mirada amable sobre las
cosas.
Casi lógicamente, pero esto también corre por cuenta de la arbitraria facultad del
lector, se advierten hoy algunas influencias de época –inevitables por otra parte- en
la obra de Gianello.
Neruda, Juan Ramón Jiménez, especialmente Huidobro, quizás Gerardo Diego,
parecen ser algunas de las lecturas subyacentes que logran filtrar algún elemento,
algún giro, algún perfil –nunca esencial, la referencia tiene el relativo valor de un
mero señalamiento- en la obra del santafesino.
Por último, rescatar una vez más lo que tiene de mágico e importante la recupera-
ción de la propia palabra poética. Leoncio Gianello escribió una despedida a un
poeta que no conocemos, pero que puede ser él mismo: “Hoy que es tuya / la habi-
tación de esta tierra / colocada con fervorosa piedad / sobre tu cuerpo, / una voz
escogida / entre el acaecer / de voces / nos falta en este anfiteatro del mundo/…”.
67
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Sin embargo, la “memoria del amor” obró para que tengamos un registro fiel de lo
que fue esa apagada voz del poeta. Hoy se nos aparece esta remota brasa para dar
testimonio de que aquí, con sus calores, destellos, reverberaciones e incluso con sus
destinos de fría ceniza, hubo fuego.
Néstor Fenoglio
*El Litoral, Santa Fe, 11 de diciembre de 1993, p. 4.
1994
Poemas
Hay volúmenes que encaran lo poético como un modo abarcante de la comunica-
ción y del amor. Tal el caso, de La remota brasa de Leoncio Gianello (h), publicado
en Santa Fe por un grupo de amigos (poetas, intelectuales) que recopilan la obra de
este autor, escrita entre 1960 y 1972. Desaparecido muy joven, su obra recupera las
más hondas corrientes de la poesía castellana. Su título alude a varios universos
simbólicos. La brasa del canto (de la cual habló el simbolismo hispánico como
brasa imperecedera). La brasa que quemó como revelación, siendo zarza ardiente.
Lo imperecedero de la materia poética. La poesía es puente; restauración del len-
guaje; en la común unidad del poeta y el lector. “Por qué eres materia tan apta para
el amor? ¿Cómo es posible la vida en las rosas de tu pecho ¿Quién hace en tus ojos
la lluvia del oeste? ¿De qué hierba se hace tu palabra?” El poemario nos trae un
universo reconstituido para la armonía y el amor.
Ricardo Zárate.
*La Capital, Rosario, 17 de abril de 1994.
~*~
1997
[…]
La poética de Gianello (h) tiene un acento bíblico, con una frecuente referencia
a los signos de la trascendencia en lo cotidiano. Sus versos respiran gratitud por la
Creación y también una intensa pasión por la justicia.
Colaboró en diarios y revistas de nuestro país y parte de su producción permane-
ce inédita.
~*~
68
Clotilde Gianello de Suárez
Presentamos aquí poemas de su libro La remota brasa, donde se pueden apreciar
las características que hemos apuntado. Sin grandilocuencias, pero con precisión,
Gianello capta los vínculos de lo creado con el Creador.
- Mesa de Homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 134.
1998
7.2. El grupo “Generación” *
[…]
También integró este grupo Leoncio Gianello (h) (1934-1974); desaparecido cuando
aún su juventud hacía esperar de él una obra amplia y valiosa, publicó en 1957 Los
poemas del claro día.
Había en él una permanente aproximación nostálgica a las cosas provincianas, a los
elementos míticos unidos a los recuerdos de infancia, a la naturaleza, aun en sus poemas
de amor; sus poesías se hacen ligeras, pero profundamente hondas por su tono casi
elegíaco.
En 1993 se publicó una edición póstuma de su poesía inédita, titulada La remota bra-
sa; en el prólogo a este libro, Jorge Taverna Irigoyen señala que “La remota brasa
(1960-1972) es quizá lo más significativo de su producción poética. En este libro, Gianello
asume en totalidad su oficio de revelador, de médium agudísimo de nuestras realidades
y nuestros estados más profundos. Es también, sin saberlo, premonitoriamente, un adiós
definitivo. Quedaron seguramente algunas hojas pergeñadas en un cajón de su escrito-
rio, en las manos de una hija, en el envío a algún amigo…Pero en esta Remota brasa
late toda la dimensión del poeta, toda su fresca voluntad de irradiación, todo el sentido-
sentimiento de Vida con mayúsculas que Leoncio Gianello (h) supo testimoniar con
valentía y cristiana humildad.”
De este volumen rescatamos el poema que sirve de apertura, titulado “Amoroso
alimento”:
~*~
De la memoria viene
este patio del verano abierto
que en provincia nos crece.
Renombrado suceso,
nombrado manzano, ovillo del tiempo.
Amoroso alimento,
como el pan que en el agua se dilata
tu amor crece en mi pecho.
En geográfica carta
navegas por la vena. Y te derramas.
69
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Si te nombro madera
es por irte tallando en mis objetos.
Si enumero la abeja,
si muriendo me crezco,
me destinas amoroso alimento.
Mojado de mi boca
doy tu nombre a los tallos verticales,
naciente cosa hermosa.
Con perfiles de llave
en tu vientre maduran las edades.
Amorosa colmena,
tal la rosa de octubre levantada
en hazañas de siembra.
La brújula temprana
señala tu colina. Rama en gracia.
*CASTELLI, Eugenio. Un siglo de Literatura Santafesina. Poetas y narradores de la provincia
(1900-1995). Gobierno de Santa Fe: Ediciones Culturales Santafesinas, 1998, p. 97-98.
1999
Una brasa remota*
“Gianello era un poeta natural por fuerza de sus entrañas. Subía a la poesía
no principescamente, sino en un estado de desnudez total”.
Jorge Taverna Irigoyen
El 16 de mayo se cumplen 25 años de la muerte de Leoncio Gianello (hijo). Familiares
y amigos lo llamábamos “Copete”, sobrenombre sencillo y gracioso que no refleja la
profundidad de este poeta. Se pueden leer, garrapateados sobre las hojas amarillas de
algunos libros de literatura o de historia, los primeros intentos del poeta adolescente que
empezó a escribir desde muy joven, como si supiera que el tiempo para él, iba a ser más
corto .
Integró el grupo literario “Generación”, junto a Graciela Lozano, Sara Zapata Valeije,
Humberto Gianelloni, Hillyer Schurjin, Jorge Vázquez Rossi y Jorge Taverna Irigoyen –
su entrañable amigo. En 1956, su libro inédito, Azúcar quemada recibió una mención
especial en el certamen Francisco Isernia; en 1957 obtuvo el premio iniciación de la
~*~
70
Clotilde Gianello de Suárez
ASDE por Los poemas del claro día. Un año más tarde, editorial Castellví publica
Tierra entera.
La remota brasa, su último libro, recoge los poemas escritos entre 1960 y 1972, y
obtuvo, en el año 1973, el premio provincial José Pedroni, de la Subsecretaría de
Cultura de la Provincia. Este libro fue editado por sus familiares y amigos, veinte
años después, para que volviera a escucharse su voz de poeta.
Esa voz nos cuenta de los primeros recuerdos de patios provincianos y de confi-
dencias: “De los labios se nos derramaban / celdas colmadas, palabras que busca-
ban / su destino de ser eco de un paladar tibio” (1), de la necesidad del alma de
seguir su «destino de papel» y volcarse en palabras: “De ahí que con este poema /
participado con la sangre y con dios, / escrito con el alma a cuestas, / tu hermano
menor, / tu hijo devotísimo, / penetra desnudo a la luz y la tiniebla, / mendigo en la
mansión de la palabra” (2).
En sus poesías “Copete” Gianello celebraba la vida, su “amoroso alimento” y los actos
cotidianos. Poeta de la naturaleza buscaba a dios, que intuye presente aun en las cosas
más sencillas: “El vino estaba sobre la mesa, / junto al pan. / Tracé una cruz sobre
mi rostro / mirando la luna, / llena, / y de octubre. / Luego, mordiendo tallos, / me
acosté bajo el árbol / y ascendí por sus ramas / hasta palparte, / Dios presente y
mío” (3)
De su preocupación y dolor por los que sufrían las injusticias de la sociedad de su
tiempo surgieron “El Cirineo”, “Hiroshima” y “El canto persistente” de Amoroso Alimen-
to.; “El injusto edificio”, “El cuerpo agraviado” y “La fiera dentellada” de Gaudeamus
Igitur.
“También en nosotros, sedientos infinitos, / distraídos en asuntos extraños a nues-
tro vivir, / el canto es una brasa remota de la sangre / y en la duda de ser o no ser /
dilapidamos con demasiada prisa / nuestra hacienda” (4). No dilapidó su hacienda,
sino que la multiplicó en poesías que muestran una percepción madura y muy pro-
funda de las cosas. Tampoco traicionó a la «mansa palomera poesía», sino que le
infundió nuevos fuegos y la hizo arder y ardió él mismo en palabras hasta extinguir-
- Murió el 16 de mayo de 1974, a los 39 años. “Sí, la mayor tristeza / residió en el
otoño y en tu muerte”, expresaba una de sus hermanas, Susana Gianello, en el poema
“Plegaria”.
Al cumplirse un mes de su muerte, su amiga Sara Zapata Valeije, publicaba en El
Litoral un artículo que lo recordaba: “Los que estuvimos unidos a él en el grupo
Literario “Generación” conocimos la madurez y ecuanimidad de su juicio, la gene-
rosidad y nobleza de sus actitudes y, sobre todo, la virtud de su exquisita amistad.
Era uno de esos seres por los cuales uno agradece estar sobre la tierra”.
En “Despedida a un poeta” Gianello (hijo) escribe: “Hoy que es tuya / la habita-
ción de esta tierra / colocada con fervorosa piedad / sobre tu cuerpo, / una voz
escogida entre el acaecer / de las voces / nos falta en este / anfiteatro del mundo / en
el que el hombre es aún / lobo para el hombre / y escasa mano un nido”. Nos falta la
voz de Copete, su mano amiga que despilfarraba amistad, pero nos queda su canto, esa
71
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
brasa remota que sigue ardiendo en sus obras, haciéndonos ver el mundo con voz de
poeta y entibiándonos el corazón a los que tanto lo quisimos.
Ana Marina Suárez Gianello
Referencias
1) de “Hermanas del verano”.
2) de “Mendigo en la mansión”.
3) de “Ascenso”.
4) de “La remota brasa”.
*El Litoral, Santa Fe, 10 de mayo de 1999, p. 19, 1ª sec. [Con foto]
Insertos dos poemas de Leoncio Gianello (h) “Amoroso alimento” y “Salmo”
Hace 25 años en El Litoral
17 de mayo de 1974*.
Leoncio Tomás F. Gianello. Su fallecimiento.
Una vida volcada con profunda vocación y sensibilidad al quehacer literario y
periodístico, fue la de Leoncio Tomás F. Gianello, fallecido ayer a los 39 años,
víctima de un síncope cardíaco.
Fue amigo generoso y leal, y como tal lo conocimos en El Litoral donde fue
periodista consagrado a la información general, entre 1961 y el año pasado, cuando
dejó estas tareas, para dedicarse con mayor plenitud a su cultivo de las letras, en un
entusiasmo renovado, tras un alejamiento de lo que había sido su vocación juvenil
que le mereciera compartir el primer premio del certamen que para poesía realizó
en 1956, la Asociación Santafesina de Escritores por vez primera, para luego publi-
car Tierra Entera, a través de Editorial Castellví de nuestra ciudad.
- “Cosas que pasaron. Noticias del siglo”. Nosotros. Santa Fe, 22 de mayo de 1999, p.15.
Publicación semanal, año 2, Nº 138. Producción de El Litoral Argentino.
~*~
~*~
72
Clotilde Gianello de Suárez
Un lunes singular
Señores directores: ¿lunes? ¡sí! ¡Lunes! Sin embargo, el diario viene alado, poético,
cuasi musical…No es un día cualquiera, y la emoción me embarga, porque en la página
19 resplandecen brillos de una remota brasa…y la poesía que es canto de belleza, me
trae a la memoria la palabra del gratificante Taverna Irigoyen de la que extraigo un
párrafo: “…en toda esta Remota brasa late toda la dimensión del poeta, toda su fresca
voluntad de irradiación, todo el sentido: sentido-sentimiento de vida con mayúsculas que
Leoncio Gianello (hijo) supo testimoniar con valentía y cristiana humildad”.
Corro a buscar aquellas fotos un tanto amarillentas (sacadas por mis alumnos) ¡Sí!
vuelve la evocación emocionada y agradecida: fuimos a El Litoral en calle San Martín y
¡cómo nos atendía! Sigo recordando…mi búsqueda era profunda y él se brindaba con
esa “cristiana humildad” de la que habla Taverna. Quería que él explicase a mis alumnos
la diferencia entre escritor y periodista. Íbamos con nuestras “propias ideas” en la tarea
de investigación realizada ya, pero era necesario que él nos diera más elementos. Ben-
digo hoy junto a la bella nota homenaje de Ana M. Suárez Gianello su paciencia, su
ternura, su claridad y vuelve aquel “Si logras…”. “Si logras permanecer en recogida
vigilia de palabras, donación realizas a ese mundo donde despreocupados en
seleccionar sus disfraces adoptan tus hermanos falsos gestos y cultivadores de
extraviadas devociones se exilian de un reino de verdad y de amor.” Nunca tan
oportuno este poema para este presente que a veces nos da ganas de gritar; Leoncio, te
venero en el recuerdo, tal como afirmó Pedroni “La gloria no es más que un verso
recordado…”. ¡Bravo! Estás vivo en tus versos y en nosotros y te admiramos por haber
tenido en tus manos La remota brasa sin quemarte…
[…]
María B. D. de Assenza.
*El Litoral, Santa Fe, 28 de mayo de 1999, p. 15.
~*~
73
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
2004
Recordando a Leoncio Gianello (h). *
Temprano levantó la muerte el vuelo.
Miguel Hernández
Leoncio Gianello (h) – nuestro Copete –, murió a los 39 años un 16 de mayo. Después
de 30 años, este aniversario de su muerte coincide con un domingo que, como en su
poema, hace que en la tarde cansada también nosotros nos quedemos sin sonrisas.
Una tarde del año 50, acompañado por su amigo Jorge, le leyó a su padre sus primeros
poemas. Poco después, su amor por la mansa, palomera poesía lo acercó a otros
escritores como Sara Zapata Valeije, Hillyer Schurjin, Graciela Lozano, Humberto
Gianelloni, Jorge Vázquez Rossi y Jorge Taverna Irigoyen con quienes formaría el grupo
“Generación”, a finales de los ’50. Y siguió su camino de versos: a los libros inéditos como
Azúcar quemada (1956), Los poemas del claro día (1957) y Mitad del Camino (1970-
1972), se sumarían Tierra entera, editado por Castellví, en 1958; Amoroso Alimento, del
año 1960 y La Remota Brasa, Premio “José Pedroni” del año 1973, publicado por amigos
y familiares en 1993.
En 1984, por iniciativa de su padre, estableció la ASDE un premio edición “Leoncio
Gianello (h)”, diez años después de su muerte y al cumplirse los cincuenta de su naci-
miento. En la contratapa del libro editado se leen las palabras emocionadas que recuer-
dan al hijo poeta: Mi hijo, «Copete», como cariñosamente le llamábamos familiares
y amigos, sintió muy joven el llamado de su vocación de escritor, fundamentalmen-
te de poeta. (…) No influyeron en su creación literaria, o al menos se desprendió
muy pronto de ellos, los predilectos de mi biblioteca: Rubén, Lugones, Nervo, Rega
Molina, Pedroni, Nalé Roxlo… y se fue por una senda nueva de poesía en busca
de una identidad definidora. (1) Esa identidad poética lo acercaba más a Miguel
Hernández y a Antonio Machado, por la claridad del verso casi desnudo de adjetivos y
por el impacto de la palabra elegida con minuciosidad de artesano. En sus poemas es
fácil encontrar al hombre cabal y profundo que él era. Despojada de adornos pero fecun-
da de nuevas imágenes, su poesía todavía resuena en el corazón y facilita el reencuentro;
pero Copete también retorna por los caminos que trazan las palabras de los otros. Y así
vuelve, niño, en el poema Plegaria de su hermana Susana o sigue navegando, como
Ulises, nuestros itinerarios de recuerdos en los artículos de Sara Zapata Valeije y César
Actis Brú. El “hermano” Jorge Taverna Irigoyen, que lo despidió en nuestro nombre ese
otoño triste, trae siempre de vuelta al poeta ausente. Ninguno deja que se apague la
remota brasa del canto.
Entonces y ahora, muchos años después, es como si su destino de papel siguiera
cumpliéndose porque entre sus claras poesías y entre lo que otras voces han dicho de
él, aparece esta carta, fechada 3/9/58 y dirigida a Juan C. Pedrazzoli en la que se
intuye el poeta que Gianello (h) llegaría a ser y las ideas germinales de su obra
posterior: (…) por esa función de ‘nombrador’ de las cosas, no es posible el empleo
de un lenguaje oscuro y alambicado por el que se deba entrar al mundo poético
74
Clotilde Gianello de Suárez
como a un laberinto (…) Mi canto se inicia en mí mismo y termina en mí mismo.
¿Podría acaso llegar al canto de los demás sin partir de este previo buscarse en
identidad? (…) coincido a veces con el habla del pueblo. Yo estoy lejos de creer
serlo, pero el verdadero poeta es aquel que es viento del pueblo y nada hay más
valedero que el que a través nuestro canten voces humanas, en gozo o desdicha
(…).
Toda su poesía es una profesión de fe de este credo. Con laboriosa, artesanal pacien-
cia desanuda la madeja de palabras y en la claridad del verso va “nombrando” las
cosas. Así aparece el amor por su esposa: Puesto que el dolor y la alegría son dones
tuyos / ábreme heridas en la carne, / levántame hacia el amanecer con pájaros (2)
;
los gestos cotidianos de sus tres hijas: Sobre la mesa mis hijas / dejan caracoles, (…)
Convocadas por el alba / han recogido juncos en la playa. // Desde sus tempranos
corazones / celebran el nacimiento del día (3) o el recuerdo de patios santafesinos: De
la memoria viene / este patio del verano abierto / que en provincia nos crece. /
Recobrado manzano, ovillo del tiempo (4)
.
En ese buscarse en identidad y descubrirse irremediablemente poeta le dirá a su
madre en Tierra Entera, el primero de sus libros: Madre: / hablo otra lengua. (…)
Hay un hombre / cara al viento / que dice: / “Conozco tu lengua”. / Oigo su voz /
que me habla / y va abriendo las puertas. / Una paloma me nace / Una paloma me
vuela; y al padre, poeta también: Padre mío, compañero mío / que me enseñaste a
amar al poema / igual que a un crucifijo, / hoy elijo mi destino de papel (5)
. En sus
poemas cantó el hombre de su tiempo e indudablemente se hizo viento del pueblo
en “Carta a Pablo Neruda”, en “El Cirineo”, “Hiroshima”, “Inundación”, “Cansancio. . .”
Pero Leoncio Gianello (h) no solamente acusa y reclama, también aparecen en su
obra poemas como “Amoroso Alimento”, “Villa Guadalupe”, “El Salado”, “Salmo…” de
celebración intensa de la vida, que se acabó tan pronto para él, pero que sigue la-
tiendo mansa y buena en sus versos.
Temprano levantó la muerte el vuelo, dirá Hernández en la “Elegía” dedicada a su
amigo Ramón Sijé, y en el caso de Leoncio Gianello (h) también es cierto. Ese
otoño del 74, como en la elegía, estaba desatenta la vida. A Copete, que se adelantó
y nos espera, siempre lo recordamos porque lo tenemos en el corazón, en las pala-
bras de los otros, pero sobre todo en sus poesías.
Ana Marina Suárez Gianello
(1) ASDE (1984) Tres Poetas Jóvenes. María del Pilar García Facino, María Eleonora Larumbe,
Carlos Felipe Italiano. Santa Fe, Colmegna, 1984.
(2) “Por ti, mi corazón busca la luz”,
(3) “De sus manos niñas” en “Dos poemas de Leoncio Tomás Gianello – Homenaje de sus amigos”.
(4) “Amoroso Alimento”.
(5) “Mendigo en la mansión” en La Remota Brasa
- El Litoral, Santa Fe, 12 de mayo de 2004
75
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Domingo por la tarde.
Horizonte hecho con papel de cometa.
Tarde cansada. De tan cansada, quieta.
Silencio. Murieron las sonrisas nuestras.
Estás hecha de miel y azucena
sobre una tarde de color violeta.
Tres poemas de Leoncio Gianello (h)
Domingo – A Juan Ramón Jiménez
(…)
Que haya niños
con pan
– que el horno es uno –
repartido por la mano
del hombre
que es uno.
Porque sí.
Porque tengo la mano abierta
no alzo la rosa.
Hoy que es tuya
la habitación de esta tierra
colocada con fervorosa piedad
sobre tu cuerpo,
una voz escogida
entre el acaecer
de las voces
nos falta en este
anfiteatro del mundo
en el que el hombre es aún
lobo para el hombre
y escasa mano un nido.
Que la rosa
amanezca.
Que sí.
Que me levanté
y cantaba.
Que sí.
Que una voz
me alumbraba
Despedida a un poeta
De Tierra Entera
76
Clotilde Gianello de Suárez
Leoncio Gianello: Un poeta genuino*
…El 16 de mayo de 1974, a los 39 años, moría en Santa Fe, Leoncio Gianello (h), cuya
vida fue volcada con profunda vocación y sensibilidad al quehacer poético y periodístico.
Integrante del grupo literario “Generación”, junto a figuras como Jorge Taverna Irigoyen
(su entrañable amigo), Sara Zapata Valeije, Graciela Lozano, Humberto Gianelloni y
Jorge Vázquez Rossi, allá por los fines de la década del 50, “Copete” Gianello (como
cariñosamente se lo conocía) fue un ejemplo de humildad y consagración a la vida (su
amoroso alimento), además del concepto íntegro que tuvo de la verdadera amistad.
En noviembre de 1984, con motivo de un homenaje ofrecido por la Asociación
Santafesina de Escritores (ASDE), en el cincuenta aniversario del natalicio del poe-
ta, se presentó un volumen correspondiente al premio edición que llevaba su nom-
bre, a expensas de una iniciativa de su padre, el renombrado historiador, poeta y
prosista Leoncio Gianello. En esa oportunidad Jorge Taverna Irigoyen señaló, entre
otros aciertos, que “hay poetas por necesidad y poetas por esfuerzo. Gianello perte-
nece a los primeros. El poeta que hay en él revela matices que van más allá de la
categorización. ¿Cómo ubicarlo, cómo ponerle un sello a Leoncio Gianello (h) si su
forma de estar en la palabra, si su sentimiento para dar testimonio, están mucho más
allá de la circunstancialidad de un estilo o del formalismo de una corriente? Él es un
puro dentro del canto, un hombre que llega a las metáforas y a las alegorías despro-
visto de todo efectismo, dentro de una genuidad tan embargante como avasalladora”.
Autor de varios libros de poemas , con premios y distinciones, en 1973 su obra La
remota brasa obtuvo el Premio Provincial de Poesía “José Pedroni”, otorgado por la
Subsecretaría de Cultura de la Provincia, editado por familiares y amigos, veinticin-
co años después.
Valga este pequeño recuerdo como un homenaje de la Gaceta Literaria de Santa
Fe a este amigo y colega que permanece alojado en nuestros corazones.
Jorge Alberto Hernández
*Gaceta Literaria de Santa Fe, invierno de 2004, p.8. [Con foto] Insertos sus poemas “Amoroso
alimento”, Poética”, “El costurero”, “El acróbata” e “Inapelable condena”.
~*~
77
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Es primavera, pero quiero recor-
darte Copete, como te conociera aquel
primer verano…la brisa de la maña-
na acariciaba tu pequeño cuerpo que
se esforzaba por descender la barran-
ca hacia la playa. Y era triunfal tu son-
risa cuando te erguías firme y decidi-
- Tenías cinco tiernos años. Te mi-
raba hacer castillos en la arena (luego
los harías con la pluma). De tanto en
tanto, una suave quietud te invadía y
tus ojos curiosos se posaban en la nube
que pasaba silenciosa o en la golon-
drina que rasaba la cinta del río. Ju-
gabas con las mariposas…
De pronto, cortando la mañana, el
andar cansado del tren sobre el viejo
puente que aún atraviesa el caudalo-
so Salado y preguntabas ¿puede hoy
caerse? Expectante dejabas tus mani-
tas quietas, esperando el pitar de la
locomotora que anunciaba que esta-
ba en tierra firme. Reías alborozado y
mojabas a tus pies en el agua fresca
del Salado. Salado de la infancia.
Pasó el tiempo. Ya no fuimos niños
y los caminos se bifurcaron. Estabas
en la Facultad de Derecho. Ya no eras Copete. Eras Leoncio Gianello. Yo recibí tu
primer boleta de examen y gocé a través de los años con tus triunfos.
Tú escribías tus versos, yo escribía mis versos. El día que me regalaste tu libro
premiado Tierra Entera tus ojos brillaban con el mismo fulgor del sol en la isla de tu
infancia. Hoy lo tengo entre mis manos…su dedicatoria me habla de alguien pleno
de bondad, como eras tú.
“Para Irma, en la rosa y en la espina”. Pero te fuiste y hoy te recuerdo así, Copete.
Irma Venghi Blanchard.
*Especial para Gaceta Literaria.
Recordando a Copete *
Arriba: Los tres en arroyo cordobés (Circa 1939).
Abajo: Libreta Universitaria.
Archivo Privado “Dr. Leoncio Gianello”
en Fototeca del Archivo General de Santa Fe
78
Clotilde Gianello de Suárez
Leoncio Gianello (h) Falleció el 16 de mayo de 1974 a los 39 años. Hijo, padre,
esposo, hermano, y amigo íntegro y leal que cantó a la vida su “amoroso alimento”.
Como periodista trabajó para distintos medios locales. Paralelamente a este queha-
cer también trabajó en los Tribunales de la provincia, y fue jefe de Prensa de la
Municipalidad de Santa Fe, secretario de Relaciones Universitarias y jefe de Prensa
y Difusión de la Universidad Nacional del Litoral. Colaboró además asiduamente
en la página literaria de distintos diarios del país. Poeta laureado, obtuvo premios
entre los que se destacan la mención especial en el certamen porteño “Francisco
Isernia” con Azúcar Quemada (1956) y, un año más tarde el premio iniciación de la
Asociación Santafesina de Escritores con Los poemas del claro día. En 1958, apa-
reció Tierra entera. Obtuvo el segundo premio del concurso en el 50º aniversario de El
Litoral (1959). Un año antes de su muerte ganó el primer premio provincial “José Pedroni”
con su libro La remota brasa, editado póstumamente por sus familiares y amigos, quie-
nes al cumplirse 35 años de su fallecimiento lo recuerdan con profundo cariño, agrade-
cen una oración en su memoria e invitan a la misa que se celebrará hoy, a las 19, en la
Iglesia Catedral Metropolitana.
*El Litoral, Santa Fe, 16 de mayo de 2009. [Con foto]
Inserto al final un fragmento de “Salvación de la distancia”.
2009 (Recordatorio)*
~*~
Dos generaciones, tres poetas *
Quisiera recordar a tres escritores de mi familia: mi padre Leoncio Gianello (1908-
1993), mi hermano Leoncio (1934-1974) y mi hermana Susana (1937-2011). En
dos generaciones aparecieron estos tres poetas, con estilos tan distintos uno de los
otros. La poesía, parte importantísima en sus vidas, los llevó a integrar grupos lite-
rarios en los que compartían poesía y amistad.
Si tuviéramos que clasificar los poemas de mi padre por sus temas podríamos agrupar-
los en románticos, como “Aquel amor callado”, 1930, que tanto le gustaba recitar: “Nun-
ca te dije nada de este querer: Tenía casi el presentimiento de que te iba a ofen-
der… Y preferí callarlo, y encanté su agonía nombrando muchas veces tu nombre
de mujer”; religiosos, como el “Canto a Jesús”, Primer premio en los Juegos Florales de
Río Cuarto, 1928, o los “Sonetos de Semana Santa”; de tema histórico, como los “Cantos
a San Martín”, premiados en 1944 y 1950 o el “Canto a Entre Ríos”, primer premio del
Gobierno de Entre Ríos, en 1944. La mayoría de los poemas sobre su tierra fueron
incorporados en su Casi Antología, como “Cuños” y “Gesta” y allí también están los de
79
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
la infancia que recuerdan a Gualeguay y a sus queridos abuelos: este erguido Quijote,
montonero y artista que midió la provincia con galopes de pingo debió sentir lo
raro de su apellido gringo cuando quebró en Ñaembé su lanza jordanista…” (“El
abuelo criollo”) y “Esta Misia María, pequeña y regordeta, con sus dos manzanitas
de grana en los carrillos, vino de un panorama de pueblitos sencillos bautizados
con nombre de frontón de paleta. “…Y una noche de junio de vientos con enojos,
Pirineos de fiebre le cerraron los ojos y su aldea de Francia se murió entre su
sueño!” (“La abuela vasca”). Refiriéndose a este último poema, el Prof. Pedrazzoli (1)
comenta que en él hay «escasos datos sobre el físico, el carácter y las instancias de vida
de la abuela y sin embargo el poeta compone un retrato, una semblanza y una historia
completa en virtud de la fuerza sugerente de (las) alusiones”.
Jorge Taverna Irigoyen (2) comenta que mi hermano, Copete, como lo llamábamos
familiares y amigos, “sin ser un poeta social… no le dio la espalda a problemas y hechos
de la vida diaria. Poeta vivo, no podía desoír los reclamos de la calle, vendarse los ojos
ante la injusticia. Son los años en que escribe, entre otros, ‘El injusto edificio’. ‘Vienen
los estudiantes. Afirman que quieren un mundo mejor que el ofrecido. Que el mun-
do es imperfecto es cosa sabida desde la construcción inicial…’”. Y Taverna Irigoyen
agrega más adelante: “Pero es el amor el que nutre los versos más plenos de esos años
(…) al lado del amor hay un sufrimiento constante, un ‘dolorido sentir’, que… a veces, es
la muerte presente, en la forma de un epitafio posible. ‘Hoy que es tuya la habitación
de esta tierra colocada con fervorosa piedad sobre tu cuerpo, una voz escogida
entre el acaecer de las voces nos falta en este anfiteatro del Mundo en el que el
hombre es aún lobo para el hombre y escasa mano un nido’ (“Despedida a un poe-
ta”). A veces, el dolor frente a los que no tienen voz: ‘Hay niños sin panes… ¡Pero si el
pan es uno! – Hay niños sin panes… ¡Pero si el horno es uno!’ (Tierra entera)”. Este
amor y esta ternura nutren sus versos “Mendigo en la mansión de la palabra”, dedicado
a su padre; “Hermanas del verano”, a sus hermanas; “JMG”, escrito para su esposa, y
“De sus manos niñas” para sus hijas.
Respecto de Susana, el profesor Miguel Ángel Zanelli (3) considera que «la totalidad
del poemario evidencia un anhelo místico junto a preguntas metafísicas y a un (…) sen-
timiento religioso. El libro (muestra) un alma delicada y solitaria, en auténtico contacto
con la Divinidad y con el misterio del amor y de la muerte”. “Tú elegirás el día deslum-
brador que todo lo conoce… En la lucha incesante, júzgame por aquello que he
amado, por lo que he intentado y he perdido, por los dolores profundos que he
callado” (“Tú elegirás el día”). Con amor de madre expresa su ternura hacia sus hijas
en “Ciclo” “… La ternura en los hijos se detiene, erguida en centinela que los
cuida… Cuando el tiempo cambie tu vida de niña y tu piel dorada emerja vibrante
como joven planta, seré el alto árbol que tu sueño guarde”.
Sobre la poesía y lo que es ser poeta, los tres se expresan de manera clara: “Ser poeta
es tener un alma de cristal, sonora, transparente, frágil; el roce con la realidad la
empaña siempre y, a veces, la quiebra. Es vivir de recuerdos, que son el Pasado, o
de esperanzas que quisiéramos fuera el Futuro, es no existir jamás en el Presente.
Es llevar dentro un ruiseñor que canta y que nos va comiendo el corazón…” (Leoncio
80
Clotilde Gianello de Suárez
Gianello, padre) (4). Susana dice que “se escribe, entre otras razones, porque la
literatura es el lugar de encuentro de dos seres. Al hacerlo sobre cosas, personas
o sucesos, al decir del poeta español José Luis Ruiz, no se habla de ellos tal como
son, sino como nosotros hemos creído que eran”. Finalmente Leoncio (h) en La
Remota brasa: «También en nosotros, sedientos infinitos, distraídos en asuntos
extraños a nuestro vivir, el canto es una brasa remota de la sangre y en la duda de
ser o no ser dilapidamos con demasiada prisa nuestra hacienda”.
En “Canto a Entre Ríos”, Leoncio Gianello habla del amor a su tierra entrerriana: “…
Dios te salve, Entre Ríos, llena eres de gracia y de valor; bendita seas entre todas
las tierras, y bendito el fruto que alborea en tu vientre moreno… y que por siempre
el Señor sea contigo en tu rosa, en tu espada y en tu trigo”. En la poesía de Leoncio
(h): “De todo esto me alejo como de un domingo lleno de campanas y de los cami-
nos de la infancia feliz junto al Salado con peces húmedos y caballos con olor de
pinos…” (“Salvación de la distancia”), y en la de Susana también se percibe la unión con
el terruño: “Esta tierra natal que me contiene ha esperado mi canto tras un largo
silencio… Pude haber visto la luz en otros sitios, llevar en la mirada un paisaje
distinto… ésta es la tierra a la que pertenezco, que cobijó los días de mi infancia”.
Además de este amor cantado a la tierra en que nacieron y la vocación a la poesía, el
eje común en los tres es el amor y la ternura a la familia, y el reconocimiento a Dios y a
la creación.
Clotilde Gianello de Suárez
(1) Pedrazzoli, Julio. «Leoncio Gianello y sus recuerdos de Gualeguay». Conferencia, 1972.
(2) Taverna Irigoyen, Jorge. Prólogo en La Remota Brasa.
(3) Zanelli, Miguel Ángel. Prólogo en Travesía de pájaros migrantes.
(4) Gianello, Leoncio. Epígrafe del soneto dedicado al poeta entrerriano Daniel Elías.
*El Litoral, Santa Fe, 21 de julio de 2012. [Con foto de los tres poetas]
Reproducido en Gianello de Suárez, Clotilde, Los Gianello, navegantes y poetas, Santa Fe: edi-
ción de la autora, 2012, p. 38 a 42.
81
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Leoncio Gianello (h), o “Copete”, como lo llamábamos familia y amigos, murió a los 39
años el 16 de mayo de 1974. Este noviembre hubiera cumplido 80. Siempre en el re-
cuerdo, rezamos por él y por el encuentro, releemos sus poesías maravillosas y lo extra-
ñamos.
Muy joven sintió el llamado a un destino de papel y en compañía de su amigo Jorge
Taverna, le leyó a su padre sus primeros poemas de adolescente. Un poco más tarde los
dos amigos y un entusiasta grupo de jóvenes escritores crearían “Generación”. Sobre
ese grupo escribe Sara Zapata Valeije: “Los que estuvimos unidos a él en el grupo
literario “Generación” conocimos la madurez y ecuanimidad de su juicio, la gene-
rosidad y nobleza de sus actitudes y, sobre todo, la virtud de su exquisita amistad.
(…)En Leoncio distinguí siempre la delicadeza para advertir errores ajenos, el
equilibrio de sus opiniones, la lucidez con que era capaz de conocer nuestras
debilidades, y la generosidad paternal (¡a su edad!) para darnos estímulo. Creo
que esa madurez precoz tenía estrecha relación con la sabiduría de su padre poe-
ta, con las conversaciones íntimas sobre el quehacer lírico, que afianzaban en el
hijo la perspectiva decantada de la generación precedente.”
“Mendigo en la mansión”, casi una revelación sobre su manera de acercarse a la
poesía, está dedicado a ese padre: “De ahí que con este poema / participado con la
sangre y con Dios, / escrito con el alma a cuestas, / tu hermano menor / tu hijo
devotísimo, penetra desnudo a la luz y la tiniebla, / mendigo en la mansión de la
palabra”. En la poesía entraba, con la ingenuidad de los poetas naturales, sin adje-
tivos desmesurados, sin metáforas complejas, empujado por la intuición y por las
emociones. Refiriéndose a su trabajo, comentaba en una carta dirigida a Julio C.
Pedrazzoli que el poeta es simplemente un hombre que coloca las cosas que lo
rodean en un plano más luminoso para “tratar de llevarlas en función de belleza al
resto del mundo. En consecuencia por esa función de “nombrador” de las cosas, no
es posible el empleo de un lenguaje oscuro y alambicado por el que se deba entrar
al mundo poético como a un laberinto. Y el lenguaje claro y sencillo no se logra con
La orilla abandonada*
por Ana Marina Suárez Gianello
Puesto que el dolor y la alegría son dones tuyos
ábreme heridas en la carne,
levántame hacia el amanecer con pájaros.
…
En la costa, los pescadores extienden sus redes
y nosotros, nuestros corazones sobre el mundo.
de Tierra Entera, Leoncio Gianello (h)
82
Clotilde Gianello de Suárez
tanta facilidad como podría parecer, sino por el contrario trabajando sobre lo
hecho, quitando accidentes y ramajes, mutilando el mismo fruto para tratar de
recogerlo en esencias que, en definitiva, son lo perdurable.”
Su poesía empieza y termina en él, que se descubre irremediablemente poeta: Madre:
/ hablo otra lengua. / Decía y digo / que soy un hilo / de cualquier bandera (…)
Hay un hombre / cara al viento / que dice: / “Conozco tu lengua”. / Oigo su voz /
que me habla / y va abriendo las puertas. / Una paloma me nace / Una paloma me
vuela.1) pero también se extiende para cantar al hombre de su tiempo en poesías de
crítica como “Carta a Pablo Neruda”: Sin embargo Pablo, traigo mi voz. / Si peligra
mi hermano, peligro yo. / En su sangre derramada, me derramo yo. / En las cárce-
les de América presa, presos tú y yo. / En la mañana de América liberada, libres tú
y yo. / Hacia la tierra mejor. Leoncio Gianello (h) no solamente acusa y reclama,
también aparecen en su obra poemas como “Amoroso Alimento”, “Villa Guadalupe”, “El
Salado”, “Salmo” . . . de celebración intensa de la vida, que late mansa y buena para
nosotros: Domingo por la tarde. / Horizonte hecho con papel de cometa / Tarde
cansada. De tan cansada, quieta. / Silencio. Murieron las sonrisas nuestras. / Estás
hecha de miel y azucena / sobre una tarde de color violeta.2
Aunque trabajaba como periodista en distintos medios, llegando a ser jefe de Prensa
en la Municipalidad de Santa Fe, secretario de Relaciones Universitarias y jefe de
Prensa y Difusión de la Universidad Nacional del Litoral, siempre siguió su camino
de versos. A los libros inéditos como Azúcar quemada, Mención Francisco Isernia
del año 1956, Los poemas del claro día, Premio Iniciación 1957 de la ASDE y
Mitad del Camino, escrito entre 1970 y 1972, se sumarían Tierra entera, editado
por Castellví en 1958, Amoroso Alimento, publicado por la Dirección General de
Cultura en 1960 y La Remota Brasa, Premio “José Pedroni” de la Subsecretaría de
Cultura de la Provincia del año 1973, publicado por sus amigos y familiares, en su
memoria, en 1993.
Siempre ha sido recordado con cariño entrañable, como en el poema Plegaria de
su hermana Susana, o como en los artículos escritos por el “hermano” Jorge Taverna
Irigoyen, Sara Zapata Valeije y César Actis Brú, entre otros, que no dejaron que su
canto se apagara. En el prólogo a La Remota Brasa, escribe Taverna Irigoyen: “Hay
hombres predestinados. Y él fue un predestinado para el canto, para ese poema
diario, compañero, que llamó “amoroso alimento”. (…) Leoncio Gianello (h),
auténticamente, nació poeta. Caminó las calles de su Santa Fe natal con ese asom-
bro desmaterializado que tienen los poetas naturales. Y accedió a la vida con recta
mansedumbre, (…) Cada palabra exacta como fiel de balanza. Sin la grandilocuen-
cia de metáforas innecesarias. La luz con su exacto reflejo. El mensaje en su dimen-
sión. (…) La remota brasa (1960-1972) es quizá lo más significativo de su produc-
ción poética. En este libro, Gianello asume en totalidad su oficio de revelador, de
medium agudísimo de nuestras realidades y nuestros estados más profundos. Es
también, sin saberlo, premonitoriamente, un adiós definitivo.”
“El Viaje” fue escrito en memoria de Victorino De Carolis, quien como Ulises, el nave-
gante, ya ha partido. El mar es nuestro río y todo es sombra y “silencio en la barranca,
83
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
/ torre del lino, catedral del río, / raíces despeinadas. / Ni demonio ni delirio /
convocan al canto sucesivo / que lamenta la orilla abandonada”. Sí, queda la orilla
abandonada sin la presencia del poeta. Leoncio Gianello hijo hubiera cumplido 80 años el
2 de noviembre; vayan estas líneas como homenaje al querido “Copete”, vivo en su
poesía y en nuestro corazón.
Ana Marina Suárez Gianello
1 Fragmento de “Tierra Entera”.
2 “Domingo” – a Juan Ramón Jiménez
- El Litoral, Santa Fe, 30 de octubre de 2014, p. 18. Opinión.
84
Clotilde Gianello de Suárez
85
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
TANTO HUESO SOY *
POEMAS
El vino por dentro
se me enfría, amor.
Abro en tajo las venas
y me muero al sol.
Traigo barro en los dedos
y te toco.
Hoy
porque me quema la carne
tan de hueso soy.
Entra en mi lecho
sola con tu amor,
Desnuda, entera desnuda
Desde la frente al talón.
Me llaman por mi nombre
y no respondo, no.
Bautíceme otra agua
Tan de hueso soy.
*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 10.
II
86
Clotilde Gianello de Suárez
Las manos del arado
alzan la tierra
y la besan.
El pájaro sabe
que es uno
el aire que vuela.
¡Al cielo los ojos!
(Hay quien mira
y no lo encuentra) *
*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 10.
Hay un hombre
cara al viento
que dice:
“Conozco tu lengua”.
Oigo su voz
que me habla
y va abriendo las puertas.
Una paloma me nace
Una paloma me vuela. *
*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 16.
~*~
87
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
La piel amarilla
cobriza
negra.
La piel es una
sobre la tierra.
Toda sangre tiene
temblor
de azucena.
*Tierra entera. Santa Fe: Castellví, 1958, p. 20.
Con el hambre de los tigres
recorriendo los litros de mi sangre.
Con el paso felino deslizado por las nubes
que habitas.
Mientras ocurren en tu pecho
vientos,
colinas,
palomas.
Entonces,
encendida en tu vientre
la cálida rosa del amor,
comienza a dar su aroma
un simple,
reciente plato de manzanas.
*Poemas. Gianello (h), Schurjin, Taverna Irigoyen. Santa Fe: Dirección General de Cultura,
1960, 3.
3
~*~
88
Clotilde Gianello de Suárez
Dócil como la tierra.
Fuerte como la roca.
Con un poco de espina
y otro poco de rosa.
AMOR*
I
II
III
*Poemas. Gianello (h), Schurjin, Taverna Irigoyen. Santa Fe: Dirección General de Cultura,
1960, 4.
Tu lágrima
-de duración más breve
que el relámpago-
pesa como montañas,
edificios
y ríos subterráneos.
Tu lágrima
-de duración mayor que las tormentas-
es más liviana que el adiós de tu pañuelo
y que tu voz cuando rezas.
¿Por qué eres algo tan apto para el amor?
¿Cómo es posible la vida en las rosas de tu pecho?
¿Por qué nace en tus ojos la mucha lluvia del oeste?
¿De qué hierbas está hecha tu palabra?
~*~
89
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
5
En tu mirada las tardes de otoño
nacen los ciervos
y en las venas crece el galope de caballos
que huyen del incendio de un bosque de abedules.
Eres una campana
donde vive el viento
y se reparten las colmenas.
Mi corazón es un higo seco
o un pez en la profundidad de los ríos
y tú sabes hallar su dulzura y su humedad
como la luz de un aeropuerto
a un avión tocado por la tormenta.
*Poemas. Gianello (h), Schurjin, Taverna Irigoyen. Santa Fe: Dirección General de Cultura, 1960, 5.
Podría derrumbar
tu erguida arquitectura de azucena.
Ni alto muro, ni espina te circundan.
Pero tardíamente, del lado de las islas
el vuelo del sirirí sigue presente en el cielo.
Queda asomada entonces a tus ojos
tanta infinita pampa de ternura,
que continúas alta, sí,
no vertida aún
en los infinitos ríos de mi sangre.
Leoncio Gianello (h)
TERNURA*
“estás alegre y triste y rara”
Gerardo Diego
~*~
- La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p.16.
90
Clotilde Gianello de Suárez
LOS SIETE JEFES
(1580)
Conmovimos el aire
con la fría víbora de los puñales.
Fuimos delatados oían las paredes
Derramamos sangre
Merecemos la tierra que nos cubre
En la llanura renace nuestro grito.
- La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p.22.
~*~
Si por segura justicia
inapelable condena me convierte
en un repetido anhelo insatisfecho
mala escritura has realizado Dios mío
en dejarme entrever el fulgor de tu celeste,
lejano paraíso,
pues en su sola contemplación,
en la mera posibilidad de tu existencia
encuentro suficiente motivo de dicha.
INAPELABLE CONDENA *
Leoncio Gianello (h)
- La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 18. También en Mesa de
homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 136.
91
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Que me derribe una voz
como a Saulo perseguidor,
camino a Damasco.
¿Naceré hombre
ayer,
hoy,
mañana?
LÁZARO *
Leoncio Gianello (h)
*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 29. También en Mesa de
homenajes. Santa Fe: ASDE, julio de 1997, p. 137.
~*~
En el jubiloso acontecer de la memoria
dice uno que aquella cesta de madera
semejaba un nido propicio a las manos
de quien, temerosa,
velaba nuestro sobresalto.
Hoy que otras agujas más hirientes
entretejen un espeso manto a la vida
a través del cual por contados momentos
se regresa con júbilo
a una perdida, cariñosa comarca,
dime que tu vientre no estaba equivocado
y que este sentirme anciano
es tan sólo la máscara
que en piadoso quehacer
forjaste para mi rostro,
sabedora que siendo niño
no lograría sobrevivir
al diálogo con el amor y el odio.
Leoncio Gianello (h)
EL COSTURERO*
*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 33.
92
Clotilde Gianello de Suárez
HERMANAS DEL VERANO *
Hermanas del verano, sus manos buscaban flores
como las abejas que tienen por sol
al pólen amarillo.
Sostenía la tierra nuestro caminarnos
en unas venas donde la sangre circula
como el canto de un pájaro rojo.
De los labios se nos derramaban
celdas colmadas, palabras que buscaban
su destino de ser eco de un paladar tibio.
Como no sabe el tigre que la piel de la gacela
está solamente hecha para resistir el peso
de la sombre de las nubes
o ignora la luna que dos seres se aman
como las ramas de un almendro florecido
y que del abrazo de unos cuerpos
fluye un río de luz que moja como la espuma,
no supe que mi destino era amarla.
El verano crecía en nosotros
igual que en la hierba
y el amor iluminaba nuestras almas
que no tenían entonces
la dureza de la roca.
*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 43.
Las tres en tobogán. Archivo familia Suárez Gianello. Circa 1942
93
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
[…]
De todo esto me alejo
como de un domingo lleno de campanas
y de los caminos de la infancia
feliz junto al Salado
con peces húmedos
y caballos con olor de pinos.
Borro todo lo que fue, los amaneceres que serán,
las horas que vendrían a colmarme,
los vientos que tocarían mis cabellos
en una interminable ofrenda de amor.
Todo lo incendio, quemando las naves
que me aseguraban la docilidad de las aguas
en que transcurre mi existir.
Destruyo las cartas marítimas
y los planos terrestres,
-cancelo el curso rápido de aprendizaje
para entenderme con los hombres-
olvido mis seguros, los documentos de identidad,
las brújulas y las llaves de las puertas
que separan el día de la noche,
la superficie del abismo,
para penetrar así en el desconocido continente,
en la senda oscura de este poema
que tú leerás, mañana, lejos,
y que desangro cercana en el tiempo
esta Navidad
cuando el pequeño Dios desnudo
que nace ya crucificado
nos duele en el corazón del mundo.
[…]
Leoncio Gianello (h)
1972
- La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 65-66.
SALVACIÓN DE LA DISTANCIA. *
94
Clotilde Gianello de Suárez
[…]
Tan niños tú y yo
creyendo haber trazado
una raya perdurable
que dividiera el mundo
para dejar fuera de las puertas, cerradas las ventanas,
la presencia de la noche sin estrellas,
los arenales turbios que levanta el viento.
Sin embargo la destrucción se torna necesaria
lo mismo que la purificación por el fuego,
mientras duele en el vientre de la tierra
el mundo por nacer, el doloroso parto
de la criatura inédita
que será una nueva instancia
reparadora de la patria
en los andamios de la lucha.
Leoncio Gianello (h)
LA FIERA DENTELLADA *
(fragmento)
*La remota brasa. Santa Fe: edición de familiares y amigos, 1993, p. 59. También en Mesa de
Homenaje, Santa Fe: ASDE, p.137-138.
95
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
CARTA A PABLO NERUDA *
I
Respondo a Pablo, hermano mayor americano.
El del continente crecido en dolor.
Ese golpeó a nuestra puerta.
Nos dijo: Peligra la Patria Grande,
la América junta.
Es historia repetida. Sin embargo,
Pablo: aquí estoy.
Tengo sólo mi voz
amasada de hornero y calandria,
del Dios alfarero el barro mejor.
De abajo hacia arriba nace mi voz.
Ahora voy. De abajo hacia arriba.
Aquí estoy con mi sangre montonera y federala,
con todo mi pueblo, negado por los “doctorcitos”
ayer como hoy.
“Que degüellen al gaucho”
eso dijo el mandón. “Son bestias, no hombres, matémoslos”.
“Aplaudo la forma de esas muertes”. Así se escribió.
(Que no se repita su nombre por ser nombre traidor.)
“Que la tierra sea para el extranjero”. Eso se firmó.
Ellos me mataron la Patria, Pablo, ayer como hoy.
Con avión homicida y con fusilador.
Con embajador extranjero y marino invasor.
“La canasta del mundo”. “No hay tierra mejor”.
Para ellos, que al pobre basta palo y sudor.
Sin embargo Pablo, traigo mi voz.
Si peligra mi hermano, peligro yo.
En su sangre derramada, me derramo yo.
En las cárceles de América presa, presos tú y yo.
En el mañana de América liberada, libres tú y yo.
Hacia la tierra mejor. (Sin amo ninguno la sueño yo).
II
96
Clotilde Gianello de Suárez
Tengo sólo estas palabras que se lleva el pampero.
Tengo sólo esta voz.
De abajo hacia arriba, así nació.
Igual que una casa, que un árbol. Como los hijos,
como sale el sol.
La voz que viene del pueblo es dada por Dios.
Te respondemos todos, Pablo. No hablo yo.
Del Paraná sube un herido temblor.
El de tu estrella chilena y araucana, hermano mayor
Azul y blanca mi bandera. Te la ofrezco hoy.
Para la bandera de la Patria Grande, un cielo mejor.
Levante a todos los hombres el Gran Grito Americano.
Es el grito liberador. Esta es mi estrofa. Cantémoslo.
Respondo –como puedo- a Pablo, el hermano mayor.
Ha golpeado a nuestras puertas.
Es fuerte su voz. Perfumada como una naranja.
Con el del trigo el perfume mejor.
Leoncio Gianello (h)
A orillas del Coronda, brazo menor del Gran Río,
me sorprende el canto del pájaro.
Desconocida y fresca en su melodía,
pura cual un vaso de agua ofrecido en la siesta,
con la amistad de un jarro de vino,
tan rica como una copa de leche
así llega su canción.
Conozco trino de rosal:
sé ubicar la calandria entre los sauces llorones,
distinguir el lamento de la torcaza
del silbido de la perdiz
EL PÁJARO *
En Paco, a todos
~*~
*El Litoral, Santa Fe, 22 de octubre de 1973, p. 5
97
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
y de noche adivino
si es lento o rápido el vuelo del sirirí
rumbo a los recónditos pajonales isleros,
pero carezco de referencia
de este nuevo canto que entristece la tarde.
Primero es un golpe seco
que se prolonga en el aire,
tal la gota de lluvia en los ventanales de la casa
o el comienzo del llanto de un niño.
Luego un cristal tocado por el viento
se suma a lo que era principio del cántico.
La corta sílaba se repite
y acalla súbitamente
como cede la sonrisa
ante un recuerdo todavía triste.
Sin conocimiento de esta especie
imagino sin embargo su plumaje
más rico que las piedras preciosas del rocío,
tan fulgurante como el sol.
Orgulloso como la verdad
así debe estar posado en la rama
lanzando este reclamo
cuya paz y belleza me llegan –ignoradas—
desde el eucalipto en cuyo seno canta.
Comprendo sin embargo
que otro sonido más cruel
oyen los hombres, mis hermanos
quemados en la brasa
de la lucha apasionada.
Es desconocido este cántico
en las prisiones oscuras
donde todos los días
nos encierran la patria.
Tampoco lo escuchan
los ancianos y los niños
que no tienen cabida
en el viejo edificio
cercado por los muros del egoísmo.
98
Clotilde Gianello de Suárez
De varias partes del país
comienzan, con el tiempo,
a llegarme referencias
del pájaro desconocido.
Afluyen también indicaciones
desde la Patria grande
de esta América que ansiamos junta.
Aún más demoradas
otras cartas vienen por el correo del mundo
explicándome costumbres del ave que ignoro.
Y al contestar hoy al reclamo
de la especie alada que me era desconocida,
al responder al ave humilde de la isla,
tan próxima a mi corazón sin embargo,
a orillas del Coronda, bajo seibos y ubajaises,
en una revelación súbita como el amor
sé que el pájaro de la Libertad
canta en el horizonte,
anuncia su garganta-guitarra
derrumbando edificios y prisiones
como las trompetas que destruyeron a Jericó.
Leoncio Gianello (h)
- El Litoral, Santa Fe, 9 de junio de 1973, p. 8. Del libro inédito Mitad del camino (1970/72)
99
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Epílogo
El 2 de noviembre mi hermano Leoncio hubiera cumplido 80 años y este libro
sobre su vida y su obra es un homenaje a su memoria. En él se encuentran discursos,
comentarios sobre su obra y recuerdos de otros poetas y escritores a través de los
cuales se trasluce la excelencia de su persona y de su poesía.
En sus poemas está presente el amor: a su madre, en “Tierra entera”, a su padre, en
“Mendigo en la mansión”, a su esposa en “J.M.G.”; a sus hijas en “De sus manos
niñas” y a sus hermanas en “Hermanas del verano”.
Siempre dio testimonio de su sensibilidad como cuando manifiesta su asombro y
alegría por la creación o cuando evidencia hechos que lo conmovieran profunda-
mente y de su cristianismo, y aún en el trance de su muerte imprevista.
También se encuentran en esta compilación una selección de sus poemas: el últi-
mo “El Pájaro” fue escrito meses antes de su partida y publicado en El Litoral donde
trabajó como periodista, casi adolescente, desde los 19 años.
Toda selección es subjetiva y ésta también lo es; espero sinceramente que no obs-
tante su subjetividad sirva “para poner de pie” y “revivirlo” para que nuevamente su
voz y su corazón de poeta vuelvan a ser escuchados.
Clotilde Gianello de Suárez.
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Clotilde Gianello de Suárez
101
Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
Índice
Agradecimientos. ………………………………………………………………………………………………………. 5
Leoncio Gianello (h). Prólogo por el académico de número Dr. Taverna Irigoyen, Jorge. …… 7
Biografía cronológica. ……………………………………………………………………………………………….. 9
Bibliografía de Leoncio Gianello (h) Copete ………………………………………………………………. 15
GIANELLO, Leoncio (h). Conceptos del autor sobre tierra entera ……………………………….. 21
Entrevista a José Pedroni. …………………………………………………………………………………………. 23
Reseñas bibliográficas. …………………………………………………………………………………………….. 27
Ernest Hemingway por Earl Rovit. Reseña bibliográfica. ……………………………………………… 27
Ideologías del movimiento obrero y conflicto social, por Jorge N. Solomonoff. ………………. 29
La F.O.R.A. Ideología y trayectoria, Por Diego Abad de Santillán. Reseña bibliográfica. …. 30
Urquiza y el catolicismo, por Manuel E. Macchi. Reseña bibliográfica. …………………………. 31
El Hombre y su Medio Ambiente Por Lorenzo A. García. Reseña bibliográfica. ………………. 32
Urquiza, última etapa por Manuel E. Macchi. Reseña bibliográfica. …………………………….. 33
Al Acecho por Nélida Salvador. Reseña bibliográfica. ………………………………………………….. 35
Indagaciones acerca del personaje, por Ana María Rath. Reseña bibliográfica. …………….. 36
MIGNONE, Cintia. Presentación de Arturo Jauretche. Palabras de Leoncio Gianello (h). 37
COMENTARIOS SOBRE SU PERSONA Y SU OBRA ………………………………………………… 39
-TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. Discurso necrológico. …………………………………………………… 39
-Comentario necrológico por Canal 13. ……………………………………………………………………….. 40
-ZAPATA VALEIJE, Sara. “En la muerte de un poeta”. ………………………………………………….. 41
-GIANELLO, Susana. “Plegaria”. ……………………………………………………………………………… 46
-ZAPATA VALEIJE, Sara. “Memorias de un poeta natural”. ………………………………………….. 47
-GIANELLO, Leoncio. Discurso en la presentación de Tres jóvenes poetas …………………….. 54
-TAVERNA IRIGOYEN. “Discurso”. ………………………………………………………………………….. 55
-ACTIS BRÚ, César. “Veinte años de la Remota brasa de Leoncio Tomás Gianello”. ………… 59
-TAVERNA IRIGOYEN, Jorge. Prólogo en La remota brasa. ………………………………………… 61
-TAVERNA IRIGOYEN. “El canto de un poeta natural” ………………………………………………… 63
-LOZANO SORIANO, Graciela. “A Leoncio Gianello (h)”. ……………………………………………. 64
-FENOGLIO, Néstor. “De antiguas hogueras. La remota brasa (II)”. ………………………………. 65
-ZÁRATE, Ricardo. “Poemas”. ………………………………………………………………………………….. 67
-CASTELLI, Eugenio. Un siglo de Literatura Santafesina. Poetas y narradores de la provincia
(1900-1995). Gobierno de Santa Fe: Ediciones culturales Santafesinas, 1998, p. 97-98. …….. 68
-SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Una brasa remota”. ……………………………………………. 69
-ASSENZA, María B. D. de. “Un lunes singular”. ………………………………………………………… 72
- HERNÁNDEZ, Jorge Alberto. “Un poeta genuino”. ……………………………………………………. 76
-VENGHI BLANCHARD, Irma. “Recordando a Copete”. Santa Fe: Gaceta Literaria. …….. 77
-SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “Recordando a Leoncio Gianello (h)”. …………………….. 78
-SUÁREZ GIANELLO, Ana Marina. “La orilla abandonada”. ………………………………………… 81
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Clotilde Gianello de Suárez
POEMAS DE LEONCIO “COPETE” GIANELLO
INSERTOS EN ESTA COMPILACIÓN.
-“Ascenso” ……………………………………………………………………………………………………………… 42
-“Ternura” ………………………………………………………………………………………………………………. 43
-“Caza menor” …………………………………………………………………………………………………………. 43
-“Cansancio” ………………………………………………………………………………………………………….. 43
-“Poema 2” (fragmento) ………………………………………………………………………………………… 49-50
-“El viaje” ……………………………………………………………………………………………………………….. 50
-“De sus manos niñas”. ……………………………………………………………………………………………. 56
- “Eres” ………………………………………………………………………………………………………………….. 57
-“Mendigo en la mansión”. ……………………………………………………………………………………….. 59
- “El injusto edificio” ………………………………………………………………………………………………… 60
-“Salmo” …………………………………………………………………………………………………………………. 62
-“Amoroso alimento”. ………………………………………………………………………………………….. 68/69
- “Si logras…” …………………………………………………………………………………………………………. 72
-“Madre” ……………………………………………………………………………………………………………. 74/82
-“Despedida a un poeta” ………………………………………………………………………………………….. 75
-“Domingo” ………………………………………………………………………………………………………… 75/82
-“Madre” ………………………………………………………………………………………………………………… 82
-“Tanto hueso soy. II.” …………………………………………………………………………………………….. 85
-“Tierra entera” Fragmentos. …………………………………………………………………………………….. 86
-“Poemas” ………………………………………………………………………………………………………………. 87
-“Amor. I, II, III” ………………………………………………………………………………………………………. 88
-“La remota brasa”. Fragmento. …………………………………………………………………………………. 89
-“Poema 5” ……………………………………………………………………………………………………………… 89
-“Inapelable condena” ……………………………………………………………………………………………… 90
-“Los siete jefes” …………………………………………………………………………………………………….. 90
-“Lázaro” ………………………………………………………………………………………………………………… 91
-“El costurero” ………………………………………………………………………………………………………… 91
-“Hermanas del verano” ……………………………………………………………………………………………. 92
-“Salvación de la distancia” ………………………………………………………………………………………. 93
-“La fiera dentellada” ……………………………………………………………………………………………….. 94
-“Carta a Pablo Neruda” ……………………………………………………………………………………………. 95
-“El Pájaro”. …………………………………………………………………………………………………………….. 96
Gianello de Suárez, Clotilde. Epílogo ………………………………………………………………………….. 99
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Recordando al poeta Leoncio “Copete” Gianello
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República Argentina
en el mes de noviembre 2014
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